Zelenskyy en Londres: ¿el inicio de un cambio estratégico en la guerra en Ucrania?

La reunión de Londres promete nuevas garantías de seguridad para Ucrania y presiona a Putin, pero ¿es realista hablar de paz en medio del fuego cruzado?

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Una cumbre en Londres con sabor a urgencia

Este viernes, el presidente ucraniano Volodímir Zelenskyy viajó a Londres para asistir a una reunión clave con líderes de más de veinte naciones europeas en busca de reforzar el apoyo a Ucrania frente a la agresión rusa. El encuentro, liderado por el primer ministro británico Keir Starmer, se produce en un contexto cada vez más complejo donde la paz parece una utopía distante, y cada día sin ella cobra un alto precio humano y económico.

En el corazón de esta cumbre están tres pilares fundamentales: fortalecer la defensa aérea de Ucrania, proteger su red eléctrica de los ataques rusos y proveer armamento de mayor alcance para detener las incursiones del Kremlin desde el interior de su propio territorio.

La Coalición de los Dispuestos: un músculo flexible pero incierto

El grupo informal de países reunido en Londres —llamado la Coalición de los Dispuestos— incluye figuras claves como el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y los jefes de gobierno de Dinamarca y Países Bajos. Sin embargo, el verdadero desafío no es solo formular un frente unido contra Putin, sino también dibujar una hoja de ruta concreta para el período posterior a un hipotético cese al fuego.

El concepto de una “fuerza de garantía estratégica” surge como una de las propuestas más innovadoras. Esta fuerza, proyectada como una operación multinacional rotatoria entre París y Londres, tendría como objetivo no combatir en el terreno ucraniano, sino asegurar sus cielos y mares, además de participar en el entrenamiento continuo del ejército ucraniano.

“Una fuerza para proteger los cielos, proteger los mares, una fuerza que ayude a entrenar a las fuerzas ucranianas para defender su nación” – John Healey, secretario de Defensa del Reino Unido

Putin resiste, pero Occidente reajusta sus cartas

Mientras los líderes occidentales se esfuerzan por crear nuevas medidas disuasorias contra Moscú, el presidente ruso Vladímir Putin continúa firme en su postura. A pesar de las múltiples propuestas occidentales para iniciar diálogos de paz, todas han sido rechazadas por el Kremlin, que insiste en que su invasión es “legítima”.

Como respuesta, la comunidad internacional ha endurecido las sanciones económicas. En los últimos días, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han aprobado una nueva batería de medidas que golpean directamente los ingresos de Rusia por concepto de exportaciones petroleras y gasíferas —la principal fuente de financiamiento bélico del régimen.

La guerra de los drones: el nuevo frente tecnológico

Entretanto, la guerra continúa cobrando víctimas en ambos lados, y los drones se han convertido en el eje central del conflicto moderno. Este viernes, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 111 drones ucranianos en una sola noche, dispersos en múltiples regiones.

Además, uno de estos aparatos impactó un edificio residencial en Krasnogorsk, en las afueras de Moscú, dejando cinco heridos, entre ellos un menor. El alcalde de la capital rusa, Serguéi Sobianin, reportó la suspensión de vuelos en dos aeropuertos moscovitas debido a la intrusión de otros tres drones.

Por otra parte, Ucrania enfrenta una catástrofe energética y de infraestructura. Kherson, en el sudeste del país, sufrió un bombardeo de artillería que mató a dos personas e hirió a once, incluyendo a un adolescente de 16 años. Los ataques también alcanzaron infraestructura ferroviaria, lo cual provocó retrasos y desvíos en numerosas rutas.

Datos que explican la magnitud del conflicto

  • Según cifras independientes, más de 500.000 soldados han muerto o resultado heridos en ambos bandos desde 2022.
  • El 60% del sistema energético ucraniano ha sido atacado o dañado durante el invierno pasado.
  • En 2023, solo Alemania envió más de 17 mil millones de euros en ayuda militar y humanitaria a Ucrania (Fuente: IFW Kiel Institute)
  • Se estima que Ucrania necesitará al menos 400 mil millones de dólares en reconstrucción posconflicto.

¿Una paz realista o una utopía política?

En medio de todo este torbellino diplomático y militar, surge una pregunta crítica: ¿es viable un alto al fuego? La realidad muestra un escenario donde ambas partes todavía creen que pueden ganar algo más con cada día de resistencia. La ilusión de paz queda más cerca de las salas diplomáticas que de las trincheras.

El modelo propuesto en Londres apunta a preparar un colchón de seguridad postguerra que impida nuevas agresiones rusas, pero ignora parcialmente el problema actual: la escalada diaria de violencia, los bombardeos a civiles, y la creciente fatiga de los aliados occidentales.

Incluso entre los miembros de la coalición, hay incertidumbre sobre el compromiso a largo plazo, especialmente cuando Estados Unidos mira hacia sus elecciones de 2024, y algunos países europeos luchan contra presiones internas y economías debilitadas.

¿Qué implica todo esto para Ucrania y Europa?

El mensaje de la cumbre de Londres es claro: Occidente no abandonará a Ucrania. Pero el nivel de compromiso, la efectividad de sus medidas, y su sostenibilidad a largo plazo aún deben demostrarse en el terreno y no solo en discursos.

Tal vez lo más relevante es que, en plena cuarta fase del mayor conflicto armado europeo desde 1945, la definición misma de “victoria” o “derrota” se ha desdibujado. Ucrania lucha no sólo por territorio, sino por su concepto existencial como nación europea soberana. Y Europa, al respaldarla, define también sus propios valores y credibilidad como bloque unido.

La historia nos enseña que la paz no es un evento, sino un proceso —uno que parece, por ahora, estar aún más lejos que el próximo invierno.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press