Elecciones en los Países Bajos: ¿Puede Geert Wilders redefinir la política neerlandesa?

El auge de la ultraderecha en Países Bajos refleja una tendencia global, mientras la política fragmentada del país complica la formación de gobiernos estables

Los Países Bajos se encuentran nuevamente en la antesala de una elección general anticipada, apenas dos años después de que el político ultraderechista Geert Wilders sorprendiera con una victoria parlamentaria que alteró el panorama político nacional. Sin embargo, tras el colapso de su efímera coalición gubernamental en medio de disputas por su polémica agenda antiinmigración, el país vuelve a las urnas con más preguntas que respuestas sobre su rumbo político.

El fenómeno Wilders: entre la popularidad y el aislamiento

Líder del Partido de la Libertad (PVV), Wilders lleva más de dos décadas bajo protección debido a amenazas de muerte, una muestra de cómo su retórica radical ha polarizado a la sociedad neerlandesa. Tras ganar 37 escaños en 2023, Wilders vio frustrada su intención de implementar un plan agresivo contra la inmigración al encontrar resistencia entre sus socios de coalición. En junio de este año, retiró a sus ministros del gobierno, provocando la caída del gabinete y la convocatoria a nuevas elecciones.

Mientras tanto, otros partidos, incluso los tradicionalmente de centro, han endurecido su discurso sobre migración para no ceder terreno ante el ascenso del PVV. Este desplazamiento hacia la derecha ocurre en un país históricamente caracterizado por el compromiso y la negociación.

Un panorama electoral fragmentado y polarizado

Los neerlandeses elegirán 150 escaños en la Cámara de Representantes entre 1,166 candidatos de 27 partidos. Las encuestas proyectan un resultado reñido, donde Wilders podría salir nuevamente vencedor, pero sin posibilidades reales de formar gobierno. Esto se debe a que líderes de partidos como el Demócrata Cristiano Henri Bontenbal o el excomisionado europeo Frans Timmermans han dejado claro que no colaborarán con Wilders.

El politólogo Claes de Vreese de la Universidad de Ámsterdam advierte que si el PVV no logra formar una coalición, existe la opción de un gabinete minoritario —una fórmula poco común en la política neerlandesa. Si esta alternativa también fracasa, el encargo de formar gobierno pasaría al segundo partido más votado, siguiendo normas no escritas pero profundamente enraizadas en la tradición política local.

Tres grandes ejes de campaña: migración, vivienda y salud

Los temas que dominan esta campaña reflejan las preocupaciones diarias de los ciudadanos:

  • Inmigración: El país, con unos 18 millones de habitantes, enfrenta tensiones sociales y logísticas ante el aumento de solicitantes de asilo. Wilders propone un cierre total a los solicitantes de asilo y el retorno en frontera, especialmente con Bélgica y Alemania.
  • Vivienda: La escasez de viviendas asequibles es crítica. Timmermans, por ejemplo, propone construir 100,000 nuevas casas anualmente.
  • Salud pública: Los altos costos sanitarios son tema habitual de debate, aunque sin propuestas radicales como las que genera la discusión migratoria.

Paradójicamente, temas globales como el cambio climático o la defensa nacional —aspectos en auge en otros países europeos— han quedado relegados en Países Bajos.

Un país atrapado en una espiral electoral

Esta será la cuarta elección general en menos de una década. Basta recordar que el gobierno anterior, encabezado por Dick Schoof —nombrado directamente por Wilders como primer ministro—, fue uno de los más efímeros de la historia moderna del país. Su caída no solo representa una crisis de gobernabilidad, sino un síntoma de una política altamente fragmentada.

El rey Willem-Alexander, en un discurso redactado por el saliente gobierno, llamó recientemente a restaurar la cultura política del compromiso. No obstante, la violencia reciente —como manifestaciones contra centros para refugiados o el ataque incendiario contra una sede de partido centrista en La Haya— refleja una sociedad cada vez más dividida.

El fantasma global de la extrema derecha

Para la académica Léonie de Jonge de la Universidad de Tübingen (Alemania), lo que ocurre en Países Bajos se inscribe en un patrón internacional. “Estamos viendo un auge global y sostenido de la extrema derecha. Es un fenómeno planetario, y Países Bajos no es inmune”, expresó en entrevista telefónica.

Casos similares se han dado en Italia, Francia, Hungría e incluso Alemania, donde partidos con discursos nacionalistas y duros contra la migración ganan terreno. Países Bajos se suma así a un creciente número de democracias europeas donde la retórica del miedo se convierte en argumento electoral legítimo.

Bontenbal y el regreso de los demócratas cristianos

Excluidos del último gobierno tras su debacle de votos en 2023, los Demócratas Cristianos resurgen bajo el liderazgo de Henri Bontenbal, exasesor en sostenibilidad. Durante un mitin en Rotterdam, Bontenbal expresó su voluntad de devolver la decencia y estabilidad a la política neerlandesa: “Hemos visto dos años de política de división y caos. Nosotros proponemos una política de esperanza y responsabilidad”.

Bontenbal subraya la importancia de defender la democracia, una forma de distanciarse abiertamente del PVV y del Foro para la Democracia, otro partido de derecha radical. En su opinión, ambas fuerzas “no defienden la democracia”.

Timmermans: de Europa a los barrios neerlandeses

Del otro lado del espectro político, el bloque del Partido Laborista y la Izquierda Verde apuesta por una agenda social y progresista. Al mando está Frans Timmermans, exvicepresidente de la Comisión Europea y defensor del Acuerdo Verde europeo. Su diagnóstico es tajante: “En los últimos años no se ha resuelto ningún problema en este país; todos han empeorado”.

Además del compromiso por la construcción de nuevas viviendas, Timmermans busca retomar el compromiso medioambiental y reducir las desigualdades sociales. Aunque su liderazgo es fuerte, las encuestas muestran que su proyecto también requeriría formar una coalición multipartidista para gobernar.

Negociaciones interminables: la nueva norma neerlandesa

Si algo caracteriza a la política neerlandesa reciente es la dificultad para formar mayorías estables. Las elecciones anteriores derivaron en conversaciones de coalición que duraron meses. Nada sugiere que esta vez sea diferente. Incluso si el PVV se impone en votos, es probable que los partidos tradicionales se unan para evitar su llegada al poder.

El ciudadano Herman de Jong expresó en un mercado local su hartazgo con la política actual: “Necesitamos estabilidad, calma, unidad. Las peleas constantes entre los partidos ya no benefician a la gente”.

Y así, mientras el electorado se prepara para decidir el destino político de Países Bajos, la clase dirigente enfrenta el reto de reconstruir la confianza ciudadana desde una polarización que amenaza con convertirse en normalidad. En este contexto, las elecciones son apenas el prólogo de negociaciones larguísimas capaces de definir si el país seguirá el camino del compromiso o cederá ante las presiones de una política de trincheras.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press