La Era de la Velocidad: Cómo el béisbol moderno se convirtió en una batalla de lanzamientos supersónicos
Con un récord histórico de lanzamientos a más de 100 mph en la postemporada, el béisbol vive una transformación donde cada pitcheo parece una descarga de adrenalina
El béisbol de octubre: territorio de la velocidad extrema
La postemporada 2025 de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) ha dejado claro que el futuro del deporte gira más rápido que nunca, literalmente. Se ha batido un récord histórico de lanzamientos a 100 mph o más: 255 pitcheos hasta la Serie Mundial, comparado con 169 en 2022 y apenas 105 en 2024. Los datos no mienten: la velocidad es la nueva norma, especialmente cuando más presión hay.
Una escalada sostenida: cómo se llegó a este punto
Desde que se empezaron a registrar las velocidades de lanzamiento en 2008, la evolución ha sido impresionante. En ese entonces, los lanzadores promediaban 91.9 mph con su recta de cuatro costuras. Para 2025, ese promedio alcanzó los 94.5 mph. Aún más llamativo es lo que ocurre en la postemporada, donde los lanzadores derechos promedian 96.2 mph con sus rectas, y los relevistas llegan incluso a las 97.6 mph, como es el caso del bullpen de los Dodgers de Los Ángeles.
“Eso es una locura. Es una locura total”, dijo el relevista Tanner Scott de los Dodgers. “Ves a chicos en la universidad lanzando a 100 mph, y hace un par de años apenas llegaban a 94 o 95.”
¿Por qué tanto más rápido?
El aumento de la velocidad no es casualidad. Factores como el desarrollo atlético, datos biométricos, entrenamiento especializado, la ciencia del rendimiento y, claro, la presión del momento, son cómplices de la aceleración moderna. Como explica Jeff Hoffman, cerrador de los Blue Jays: "Es adrenalina. Sabes que este es el momento decisivo. Tienes que vaciar el tanque cada noche."
El lado oscuro de los 100 mph: lesiones en alza
Detrás de este espectáculo de fuerza se esconde una estadística preocupante: los lesionados por sobrecarga y esfuerzo excesivo están en aumento. Según un estudio de MLB publicado tras la temporada 2024, la combinación de mayor velocidad, nuevo diseño de lanzamientos y énfasis en el esfuerzo máximo ha resultado en un alarmante incremento de las lesiones entre los pitchers.
Por esta razón, MLB ha comenzado a regular los períodos de exploración de talentos en secundaria y universidad, forzando a los jóvenes a períodos de recuperación obligatorios. El comisionado Rob Manfred declaró: "Empezar desde abajo es lo mejor. Forma parte de un programa más amplio que implementaremos para solucionar este problema."
La variedad todavía importa: el auge de los lanzamientos 'offspeed'
A pesar de la obsesión con la velocidad, las estadísticas indican que el uso de rectas ha disminuido en postemporada: del 40.9% en 2014 al 32.8% actual. En cambio, ha aumentado el uso de sliders (17.2%), sinkers o dos costuras (15.2%) y curvas (9%). También destacan el cambio de velocidad (8%) y el splitter (6.5%), entre otros.
Entonces, ¿por qué el énfasis en la velocidad? Porque en las jugadas clave, en esa décima de segundo en la que todo cuenta, una recta de 100 mph deja menos tiempo de reacción. El entrenador de lanzadores de los Dodgers, Mark Prior, lo resume bien:
“Estos son los lanzamientos más importantes del año. Todos elevan su nivel: presión, técnica, energía... el repertorio mejora.”
Juegos decisivos y máquinas humanas
El lanzador novato de Milwaukee, Jacob Misiorowski, alcanzó las 100 mph en 58 lanzamientos en esta postemporada: más que todo el total combinado de todo octubre 2018. Otros nombres como Hunter Greene (28), Jhoan Duran (25), Daniel Palencia (23) y Tarik Skubal (22) se suman a la élite de lanzadores a la velocidad de la luz.
Pero nadie ha igualado lo hecho por Mason Miller de los Padres: un strike cantado de 104.5 mph frente a Seiya Suzuki (Chicago Cubs), el lanzamiento más rápido jamás registrado en postemporada desde el inicio de Statcast en 2015.
Qué sigue: entre el espectáculo y la salud
En el punto medio de esta montaña rusa se encuentran los entrenadores, los scouts y los equipos médicos, quienes ahora tienen la obligación de replantear los límites del cuerpo humano. “Vaciar el tanque” ya no es solo una expresión competitiva; ahora es una estrategia que puede causar daños irreversibles si no se maneja con inteligencia.
Atmosferas eléctricas que aceleran el brazo
No todo es mecánica o musculatura. Algunos jugadores señalan al ambiente como catalizador del incremento en la velocidad. Blake Treinen, relevista de los Dodgers, afirmó:
“Cuando juegas en sitios como San Diego, sientes la hostilidad. Estás intentando silenciar al rival —y para eso necesitas lo mejor que tienes. Esto es energía pura.”
¿El fin del béisbol técnico?
Está claro que hoy en día, en los playoffs de la MLB, la velocidad reina. Pero ¿nos dirigimos hacia una distopía en la que el control fino y la estrategia de ubicación pasan a segundo plano? Es una duda legítima. La belleza del béisbol reside en su equilibrio entre fuerza bruta y astucia. En la historia del juego han brillado tanto Nolan Ryan con su fuego, como Greg Maddux con su precisión quirúrgica.
No todo está perdido. La variedad sigue viva. Los sliders y cambios han demostrado ser armas letales en octubre. Sin embargo, en un momento crítico, con casa llena y dos outs en la novena entrada, los lanzadores recurren a su mejor arma... y si puede llegar a 100 mph, mejor.
Los Dodgers y Blue Jays: guerra de potencias
En la actual Serie Mundial entre los Dodgers y los Blue Jays, los datos confirman la tendencia. Los lanzadores de Los Ángeles han aumentado su promedio de rectas en octubre a 96.2 mph, respecto a los 94.7 mph de la temporada regular. Los de Toronto han subido de 94 a 95.1 mph. En relevistas derechos, la diferencia es aún mayor: los Dodgers promedian 97.6 mph; los Blue Jays 96.8 mph.
Aun así, los bateadores no se quedan atrás: Shohei Ohtani batea .441 con 55 HR. Bo Bichette lidera la ofensiva de Toronto con .311, 44 dobles y 94 impulsadas. Estos titanes se preparan para definir la serie con los bates encendidos y los brazos en llamas.
¿Béisbol o fórmula uno?
El béisbol ha entrado en la era del turbo, donde cada lanzamiento se acerca más a los reflejos de un piloto de carreras que a los de un simple mortal. Y mientras algunos románticos sufren por la pérdida del béisbol cerebral, otros celebran este vertiginoso espectáculo visual como una evolución inevitable —y quizás necesaria— para mantener vivo el interés en un deporte que compite cada vez más por la atención universal.
Para quienes lo vivimos, octubre de 2025 ya se siente como una epopeya moderna, donde los lanzadores no solo tiran pelotas, disparan balas.
