Afghan Women United: El renacer del fútbol femenino afgano desde el exilio

Una lucha más allá del balón: esperanza, resiliencia y el grito de libertad de las refugiadas afganas en el torneo FIFA Unites 2025

Un equipo sin país, pero con patria en el corazón

Cuatro años después de haber escapado desesperadamente de su país tras la toma del poder por parte del régimen talibán, las antiguas integrantes de la selección nacional femenina de Afganistán regresan al terreno de juego. Esta vez, bajo un nuevo nombre que refleja la unidad y resistencia: Afghan Women United.

Lejos de Kabul, ahora son refugiadas asentadas en lugares como Italia, Reino Unido, Australia y Estados Unidos. Juegos como el que disputaron en Casablanca el pasado 26 de octubre de 2025, en el marco del torneo FIFA Unites: Women's Series, son más que fútbol: son una declaración de existencia, de libertad, y de resistencia política frente a un régimen que borró sus nombres del deporte.

Fatima Haidari y el reencuentro con la esperanza

Fatima Haidari, capitana del equipo, expresó con emoción el valor simbólico de este reencuentro. “Es muy emocionante vernos, abrazarnos y finalmente volver a jugar juntas”, compartió desde Italia, donde actualmente reside.

Sus palabras son una mezcla de alegría e impacto profundo. “Como deportista, recibirás golpes, enfrentarás desafíos. Pero siempre puedes superar los obstáculos. Lo importante es nunca rendirse”.

El tormentoso camino hacia el exilio

La selección femenina afgana jugó su último partido oficial en 2018. Pero ya antes del colapso del régimen democrático, el equipo enfrentaba denuncias graves. En 2019, el entonces presidente de la federación afgana de fútbol, Keramuddin Keram, fue sancionado de por vida por la FIFA tras investigaciones sobre abusos sexuales, violaciones y violencia física contra jugadoras del equipo nacional.

Con el retorno del Talibán en 2021, el fútbol femenino desapareció por completo del panorama afgano. Las jugadoras sabían que su vida corría peligro simplemente por haber practicado deporte. Muchas cuentan que tuvieron que quemar sus uniformes y borrar toda evidencia de su pertenencia al equipo para escapar con vida.

Pasamos por cosas que ni quiero recordar. Fue amargo”, dijo Haidari, evocando el difícil trance de dejar atrás familia, amigos y patria. “Pero aquí estamos, en nombre de todas las mujeres afganas que aún no pueden jugar”.

Una convocatoria global y una identidad en construcción

El equipo fue conformado mediante campamentos de identificación organizados por la FIFA en Londres y Australia. Se evaluaron más de 70 jugadoras afganas exiliadas, de las cuales solo 23 fueron convocadas finalmente al torneo en Marruecos.

Queremos mostrar lo que podemos lograr. Este es solo el comienzo”, afirmó la entrenadora escocesa Pauline Hamill. “Solo el hecho de reunirlas y hacerlas volver a la cancha ya es una gran victoria”.

En el torneo cuadrangular, las Afghan Women United compartieron grupo con Chad, Libia y Túnez. Su primer partido fue una derrota de 6-1 contra Chad, pero más allá del marcador, Manozh Noori hizo historia al marcar el primer gol del equipo en su regreso internacional.

La lucha de Khalida Popal, más allá del fútbol

Para muchos, el regreso del equipo tiene un rostro y un nombre: Khalida Popal. Excapitana y activista, ha liderado desde el exilio una lucha incansable por el reconocimiento del equipo y de una federación independiente que proteja los derechos de las mujeres futbolistas afganas.

Durante años pedimos volver. Hoy finalmente están de regreso, aunque sin título oficial”, aseguró Popal en un comunicado. “Estamos agradecidas por el apoyo de la FIFA, pero buscamos más que presencia: queremos gobernanza y autonomía real”.

Y enfatizó: “Queremos ser el ejemplo y la voz para las que aún están silenciadas”.

Una competencia sin nación, pero con causa

El torneo, inicialmente planificado en Dubái, fue trasladado a Marruecos tras problemas de visados, según reportes. Pese a estos contratiempos, simboliza un hito en el camino hacia la visibilidad de estas mujeres.

Aunque la FIFA aprobó en mayo de 2025 una Estrategia de Acción para el Fútbol Femenino Afgano, Afghan Women United aún carece del reconocimiento oficial para competir en clasificatorias de la Copa Mundial Femenina o campeonatos asiáticos.

El objetivo final, según Popal, es constituir una federación nacional paralela, representativa de mujeres futbolistas afganas fuera del país y libre del control talibán. “Queremos una gobernanza coherente con principios de equidad. No más silencio”, sentenció.

Marruecos: una cancha donde se disputan derechos

Más que un partido, el torneo FIFA Unites fue una puesta en escena política. Los colores que visten estas jugadoras no son solo una bandera —son los sueños de miles de niñas afganas obligadas a resignar su derecho a crecer, jugar y vivir en libertad.

Fatima Haidari lo resumió con sus propias palabras: “Aquí me siento libre. Como mujer, como persona, como atleta. No solo estoy cumpliendo mis propios sueños, estoy portando los de todas esas niñas que aún esperan su turno”.

Fútbol como resistencia: precedentes e impacto global

El caso del equipo femenino afgano no tiene antecedentes exactos en la historia reciente del deporte internacional. Si bien hay federaciones en el exilio —como la histórica del Tíbet o la del Kurdistán— con iniciativas paralelas, pocas han logrado tanta atención ni generar presión política global como Afghan Women United.

Organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y Amnesty International, celebraron el regreso del equipo como un paso urgente hacia la defensa de los derechos humanos a través del deporte. Según HRW, desde 2021 más de 80 atletas, entrenadoras y personal femenino vinculado al deporte en Afganistán han sido víctimas de violencia o amenazas.

Para muchas mujeres jóvenes en el exilio, el ejemplo de estas jugadoras ha sido inspiración. En Australia y el Reino Unido, ya comienzan a establecerse academias de fútbol femenino afgano lideradas por exintegrantes de Afghan Women United.

¿Qué sigue? Futuro abierto, lucha constante

La historia de este equipo aún se está escribiendo. Más allá de los estadios, las Afghan Women United han vuelto para reclamar su espacio en la historia del deporte internacional y en la memoria colectiva de su país.

Su partido más difícil probablemente no se juega entre líneas de cal, sino en las oficinas de poder de FIFA, la Confederación Asiática, y los sistemas políticos hostiles que aún niegan el derecho a la libertad de cientos de miles de mujeres afganas.

Pero si algo demostraron Fatima Haidari, Manozh Noori, Khalida Popal y las demás heroínas del balón, es que en esta cancha, ellas no juegan para ganar títulos, sino para ganar el derecho a existir.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press