El caso Sami Hamdi: ¿una amenaza a la libertad de expresión en Estados Unidos?

El arresto del comentarista británico en San Francisco expone la creciente tensión entre la seguridad nacional y el derecho a disentir

Una detención que sacudió al activismo musulmán

El pasado fin de semana, Sami Hamdi, un reconocido comentarista político británico de origen musulmán, fue detenido por oficiales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el Aeropuerto Internacional de San Francisco. ¿El motivo? Aparentemente, las autoridades estadounidenses consideraron que sus declaraciones públicas sobre el conflicto en Gaza y el papel del Estado de Israel eran motivo suficiente para revocarle la visa y comenzar su proceso de deportación.

Hamdi se encontraba en plena gira de conferencias por Estados Unidos, en donde ofrecía disertaciones sobre política internacional, centradas sobre todo en la situación en Medio Oriente. Su más reciente aparición había sido en la cena anual de la filial de Sacramento del Council on American-Islamic Relations (CAIR), la mayor organización musulmana de derechos civiles en el país.

¿Por qué fue arrestado?

Las autoridades alegan que Hamdi, quien viajó con una visa de visitante el 19 de octubre, infringió los términos de su estadía debido a que su visa fue posteriormente revocada el 24 de octubre (fecha significativa, pues implica solo cinco días después de su ingreso). Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la revocación estaba "justificada" por declaraciones que supuestamente simpatizaban con Hamas. Sin embargo, no se dio ningún detalle público sobre cuál fue específicamente la frase o video que motivó tal medida.

El Gobierno estadounidense aseguró: “Estados Unidos no tiene la obligación de albergar a extranjeros que apoyan el terrorismo y socavan la seguridad de los ciudadanos.” Aunque la administración no ha aportado pruebas concretas de que Hamdi haya cometido incitación a la violencia, su caso se ha convertido en símbolo de lo que muchos denuncian como violaciones flagrantes a la libertad de expresión.

Libertad de expresión: ¿derecho solo para ciudadanos?

Uno de los aspectos más alarmantes de este caso es el aparente desprecio por el principio constitucional de la Primera Enmienda, que protege el derecho a la libertad de expresión y se aplica no solo a ciudadanos estadounidenses, sino a toda persona dentro del territorio del país, según ha establecido la Corte Suprema.

La ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) y varios grupos de derechos civiles han denunciado la tendencia creciente del gobierno estadounidense de revisar perfiles digitales, publicaciones en redes sociales y antecedentes ideológicos como criterio para revocar visas u ordenar deportaciones.

Los antecedentes: represión al disenso internacional

El caso Hamdi no es aislado. En años recientes, especialmente durante los mandatos de Donald Trump, se han registrado varios episodios similares:

  • Visa revocada a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, para asistir ante la ONU.
  • Expulsión del embajador de Sudáfrica por hacer comentarios críticos sobre Estados Unidos.
  • Cancelación de la participación de artistas internacionales como el dúo británico punk-rap Bob Vylan por pronunciamientos contra las acciones militares de EE.UU. en el extranjero.

Estas acciones marcan un precedente preocupante sobre el uso del aparato federal para silenciar voces críticas, especialmente aquellas provenientes de comunidades musulmanas o disidentes políticos.

Sami Hamdi: ¿quién es?

Hamdi no es un activista sin experiencia. Es el director general de The International Interest, una consultora de inteligencia política y análisis de riesgos. Ha sido invitado en varios canales de renombre como Al Jazeera, TRT World y BBC, y ha publicado análisis que critican tanto al gobierno de Israel como a los regímenes autoritarios del Golfo.

En su defensa, Hamdi ha dejado claro que no justificó los ataques del 7 de octubre por parte de Hamas, sino que los interpretó como consecuencia de décadas de ocupación e injusticia hacia el pueblo palestino.

“Nadie está diciendo que lo del 7 de octubre fue correcto. Lo que se dice es que fue una consecuencia natural de la represión impuesta sobre los palestinos”, dijo Hamdi en una conferencia en Canadá en febrero de 2024.

CAIR alza la voz: "Fue un secuestro político"

El arresto de Hamdi generó indignación inmediata en la comunidad musulmana estadounidense. A través de redes sociales, la delegación de CAIR en Sacramento denunció el acto como un “secuestro político basado en la islamofobia institucional”.

La organización exige su liberación inmediata y denuncia que la administración está utilizando tácticas opacas no propias de una democracia consolidada. También advirtió que esta situación podría marcar un antes y después en la manera en la que EE.UU. trata a los activistas extranjeros que critican su política exterior.

¿Qué dice el Reino Unido?

El Foreign Office británico ya ha sido notificado y expresó estar “en contacto con la familia del ciudadano detenido y en comunicación con las autoridades locales” en EE.UU. Aunque no ha habido pronunciamiento oficial por parte de figuras del Parlamento británico hasta el momento, se espera que el tema sea tratado en próximos debates políticos.

¿Camino a la censura global exportada?

Este incidente resalta una tendencia internacional preocupante: la posibilidad de que Estados Unidos exporte su criterio de censura más allá de sus fronteras. Al impedir el acceso o expulsar a figuras que expresan visiones contrarias a la política oficial, se desvanece la imagen tradicional de EE.UU. como baluarte de la libertad de expresión y refugio del pensamiento crítico.

Como lo expresó el ahora expresidente Joe Biden en su reciente discurso tras recibir el Lifetime Achievement Award del Instituto Edward M. Kennedy:

“América ha sido, desde su fundación, un faro para la idea más poderosa de gobierno. Esa idea es más fuerte que cualquier ejército y más poderosa que cualquier dictador.”

Sin embargo, casos como el de Hamdi parecen contradecir ese ideal, lanzando una sombra sobre el verdadero alcance de esa libertad.

La politización del sistema migratorio estadounidense

Expertos en derecho migratorio han advertido que revocar visas basándose en opiniones políticas se aleja de los estándares democráticos y sienta un precedente peligroso. El abogado constitucionalista David Cole de ACLU expresó en una entrevista en PBS:

“Permitir que el gobierno decida quién puede hablar basado en sus opiniones políticas convierte la visa en un arma y no en una herramienta de cooperación internacional.”

Según cifras del Departamento de Estado, solo en 2023 se revocaron más de 30,000 visas por "incompatibilidad con los intereses nacionales". Aunque no todas están relacionadas con expresión política, la línea se vuelve borrosa cuando no hay claridad en los motivos de las revocaciones.

¿Qué sigue para Hamdi?

Actualmente, Hamdi continúa en custodia de ICE y enfrenta un proceso de deportación. Sus abogados están buscando alternativas legales, incluyendo una apelación basada en la libertad de expresión garantizada constitucionalmente. Aún no está claro si será deportado de manera inmediata o si podrá presentar su caso ante una corte.

Mientras tanto, las voces en defensa de los derechos civiles continúan creciendo. Desde universidades hasta organizaciones internacionales de derechos humanos, el llamado es claro: Estados Unidos debe dejar de usar la migración como herramienta de silenciamiento político.

El mundo observa. La manera en la que se gestiona este caso dirá mucho sobre los valores que aún quedan en pie dentro del sistema democrático estadounidense.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press