El giro autoritario de Erdoğan y el efecto Imamoglu: ¿Una democracia en crisis en Turquía?

El popular alcalde opositor Ekrem Imamoglu enfrenta nuevos cargos de espionaje mientras crecen las dudas sobre la independencia del poder judicial turco

Un nuevo ataque judicial contra el principal opositor de Erdogan

El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, rostro prominente de la oposición turca y considerado uno de los más fuertes contendientes contra Recep Tayyip Erdoğan, enfrenta nuevos cargos de espionaje. Estos se suman a una serie de acusaciones que lo tienen detenido preventivamente desde marzo. La ofensiva judicial ha desencadenado protestas masivas y avivado debates sobre la salud democrática de Turquía.

¿Qué se le imputa a Imamoglu?

Según informaciones del medio estatal Anadolu Agency, Imamoglu es acusado de haber transferido datos personales de residentes de Estambul como parte de una supuesta estrategia para conseguir fondos internacionales para su campaña. Además, las investigaciones apuntan a una conexión entre su equipo de campaña y un empresario detenido por presunta colaboración con servicios de inteligencia extranjeros.

Junto a él, otras figuras han sido señaladas como cómplices, incluyendo a su exdirector de campaña, Necati Özkan, y al periodista Merdan Yanardag.

La respuesta: "Más creíble sería decir que incendié Roma"

En sus primeras declaraciones tras conocerse los nuevos cargos, Imamoglu calificó todo como “un sinsentido”. En su cuenta oficial en redes sociales publicó:

“Incluso la afirmación de que incendié Roma sería más creíble que esta tontería. Nuestra lucha contra esta mentalidad que ha jurado arruinar el futuro de nuestra nación, es ahora más fuerte”.

Su afirmación ha sido replicada miles de veces, convirtiéndose en símbolo de resistencia para muchos sectores prodemocráticos del país.

¿Quién es Ekrem Imamoglu?

Conocido por su carisma conciliador y su gestión como alcalde de la ciudad más importante de Turquía desde 2019, Imamoglu es militante del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal partido opositor.

Su victoria en Estambul fue considerada un duro golpe para Erdoğan, que había controlado políticamente esa plaza durante más de 25 años. Lo que parecía un simple mandato local se convirtió rápidamente en una plataforma de proyección nacional.

Un patrón preocupante: la represión a la oposición

El de Imamoglu no es un caso aislado. A lo largo del último año, diversas municipalidades controladas por el CHP han sido objeto de detenciones y allanamientos judiciales. La estrategia del oficialismo, según expertos, radica en desestabilizar a la oposición desde sus propios bastiones.

Desde marzo, cuando Imamoglu fue arrestado por primera vez, hubo masivas manifestaciones en Ankara, Izmir, Bursa y muchas otras ciudades. La narrativa represiva llevó incluso a figuras de la derecha moderada como Ali Babacan a cuestionar la independencia del Poder Judicial.

La respuesta de Erdoğan: "el sistema judicial es independiente"

Desde el gobierno se insiste en que todos los juicios responden estrictamente al marco de la ley. Según el oficialismo, no hay motivación política detrás de las acusaciones.

Sin embargo, activistas, organizaciones de derechos humanos y múltiples gobiernos europeos han manifestado serias dudas. En el último informe de Freedom House, Turquía fue clasificada como un país “parcialmente libre”, resaltando sus déficits judiciales.

Precedentes históricos: la historia se repite

  • En 2009, el propio Erdoğan bloqueó candidaturas kurdas usando argucias jurídicas.
  • En 2016, durante el fallido golpe de Estado, más de 100.000 funcionarios públicos fueron despedidos sin juicio previo.
  • El exalcalde kurdo Selahattin Demirtaş lleva más de 7 años en prisión preventiva sin sentencia firme.

Todo esto muestra un patrón estructural de uso de la Justicia con fines políticos.

¿Y qué dice Europa?

La Unión Europea ha expresado su preocupación por las detenciones. La portavoz de política exterior Nabila Massrali declaró: “Seguimos de cerca los acontecimientos en Turquía. Llamamos al respeto del Estado de Derecho y el pluralismo político”.

Además, Reporteros Sin Fronteras ha denunciado que Turquía es uno de los países con más periodistas encarcelados del mundo.

Una polarización cada vez más profunda

Lo ocurrido con Imamoglu refleja un clima intensamente polarizado. En las últimas encuestas de Konda Research, el 70% de los votantes oficialistas dicen que las detenciones son “necesarias” por motivos de seguridad, mientras que el 78% de los opositores cree que es “persecución política”.

Esta fractura se ha profundizado en los últimos años, sobre todo tras el intento de golpe de Estado en 2016, que Erdoğan utilizó como justificación para implementar un régimen hiperpoderoso y reprimir voces disidentes.

Imamoglu y las elecciones de 2028

Varios analistas políticamente independientes, como Gönül Tol del Middle East Institute, coinciden en que Erdoğan busca reducir mediante métodos judiciales los posibles candidatos rivales para las presidenciales de 2028.

Si Imamoglu estuviese libre y autorizado a postularse, tendría serias posibilidades de victoria, según encuestas de Metropoll que le dan una intención de voto del 45% frente al 40% de Erdogan en escenarios mano a mano.

¿Qué dicen los ciudadanos en las calles?

Este domingo, fue la primera vez en siete meses que Imamoglu salió de la prisión de Marmara para comparecer ante el tribunal. Afuera del juzgado, más de 2.000 personas lo esperaban coreando su nombre y cantando consignas de protesta como “¡Justicia para todos!” o “¡Estambul está con Imamoglu!”.

La imagen de los ciudadanos acompañando al líder opositor envía una poderosa señal de que, pese al autoritarismo, la sociedad civil turca sigue viva y activa.

Reflexión final: ¿Puede la democracia sobrevivir en Turquía?

El uso del sistema judicial para eliminar opositores ha sido una estrategia empleada por regímenes autoritarios históricos: desde la Alemania nazi, que legalizó sus persecuciones, hasta la Rusia contemporánea de Vladimir Putin con las detenciones selectivas a Navalny y otros activistas.

La gran pregunta que se abre ahora ante los ojos del mundo es: ¿Sobrevivirá la democracia turca a esta ofensiva sistemática? Ekrem Imamoglu, con su imagen serena pero combativa, representa quizás la última esperanza de una nación que, entre aplausos y gritos de protesta, no se resigna al silencio.

Fuentes: Freedom House, Anadolu Agency, Middle East Institute, Metropoll, RSF

Este artículo fue redactado con información de Associated Press