El Obamacare sigue en la cuerda floja: ¿Por qué los republicanos aún no ofrecen una alternativa real?

A 15 años de la promulgación del ACA, el debate sobre su continuidad, los subsidios y la falta de propuestas concretas del Partido Republicano vuelven al centro del escenario político estadounidense.

Una ley duradera en medio de la incertidumbre

Han pasado más de 15 años desde que el entonces presidente Barack Obama firmó la Affordable Care Act (ACA), conocida popularmente como Obamacare. Desde su implementación en 2010, esta ley ha transformado el sistema de salud de Estados Unidos para casi 24 millones de personas que dependen de sus planes de seguros para tener atención médica básica.

Sin embargo, el Partido Republicano aún parece carecer de una dirección clara respecto a qué hacer con esta ley. Aunque mantienen su rechazo hacia el ACA e insisten en su deseo de reemplazarlo, hasta la fecha no han presentado un plan sólido que sirva como alternativa. Esta ausencia programática se ha intensificado en el contexto de una nueva crisis: el inminente vencimiento de los subsidios federales aprobados durante la pandemia para contener el aumento de las primas.

Incremento de primas y aumento de la presión política

Durante un town hall organizado por el representante Andy Harris, miembro destacado del Freedom Caucus, una votante compartió que su primo discapacitado podría perder el seguro de salud debido al aumento de las primas. La respuesta de Harris fue vaga y reveladora: “Pensamos que la solución es hacer algo para bajar las primas”.

Ese “algo” todavía no tiene forma. Lo cierto es que, mientras tanto, miles de estadounidenses están recibiendo cartas notificando los incrementos en las primas del seguro para 2026. Según estimaciones, sin la extensión de los subsidios, las primas podrían aumentar hasta en un 75% para muchos hogares de clase media y baja.

¿Y el plan republicano?

Donald Trump y líderes del Partido Republicano alegan que están evaluando extender los subsidios fiscales, pero sólo si los demócratas aceptan reabrir el gobierno primero. En un debate presidencial en septiembre de 2024, Trump dijo tener “conceptos de un plan”. Casi diez meses después, ese concepto sigue sin materializarse en una propuesta legislativa concreta.

Mehmet Oz, actual director del Centers for Medicare and Medicaid Services, afirmó recientemente a NBC que confía en que el presidente tiene un plan para el sistema de salud, aunque tampoco dio detalles.

El dilema conservador: ideología vs. realidad económica

La división interna del Partido Republicano sobre cómo enfrentar el desafío del ACA es evidente. Por un lado, sectores radicales del partido, como el Club for Growth y el Instituto Cato, exigen dejar que los subsidios caduquen y reducir el rol del gobierno en la salud. Proponen eliminar regulaciones y volver a modelos de seguros a corto plazo.

Por otro lado, representantes de distritos más competitivos o afectados directamente por la subida de precios imploran a sus líderes comprometerse con un plan realista que proteja a sus votantes. Un grupo de 13 congresistas envió una carta al presidente de la Cámara, Mike Johnson, instando a poner la asequibilidad de la atención médica en el centro de la agenda apenas termine el cierre parcial del gobierno.

Datos que respaldan el impacto del ACA

  • En 2020, había aproximadamente 11 millones de personas inscritas en planes del ACA. En 2025, la cifra ya supera los 24 millones. (KFF)
  • La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que extender los subsidios actuales hasta 2035 implicaría un gasto adicional de $350 mil millones, pero también significaría que 3.8 millones de personas más tendrían seguro de salud.
  • De acuerdo con una encuesta de AP-NORC, 4 de cada 10 adultos estadounidenses creen que los demócratas manejan mejor el sistema de salud, frente a solo un 25% que confía más en los republicanos.

Las elecciones se aproximan

La batalla en torno al Obamacare podría ser uno de los temas clave en las elecciones intermedias del próximo año. En 2018, los demócratas lograron arrebatar el control de la Cámara a los republicanos parcialmente gracias al impulso generado por la defensa del ACA. No es descabellado pensar que algo similar vuelva a ocurrir mientras los votantes enfrentan primas impagables y respuestas políticas vacías.

Sara, una votante de Michigan, advirtió durante una audiencia con el congresista John Moolenaar: “Si las primas suben un 75%, la mayoría de la población va a quedarse sin atención médica. ¿Qué van a hacer al respecto?”

La respuesta de Moolenaar fue tan general como otras: “Tenemos tiempo para negociar, encontrar un plan a futuro”. Pero el tiempo electoral corre.

¿Qué alternativas se han planteado realmente?

En lugar de una propuesta estructurada, se han mencionado ideas sueltas como permitir que los estados elijan salirse del ACA —siguiendo el modelo de los territorios estadounidenses— o volver a los planes a corto plazo eliminados durante la pandemia. Pero ninguna opción aborda de fondo la pregunta clave: ¿cómo asegurar cobertura asequible y de calidad para millones de personas?

El optimismo de la era COVID impulsó políticas más inclusivas, pero el regreso a la “normalidad” pre-pandémica amenaza con revertir avances significativos.

¿Crisis o oportunidad para crear una nueva agenda?

Mientras algunos conservadores ven esta coyuntura como la ideal para desmantelar el ACA, otros entienden que hacerlo sin un modelo de reemplazo sería un suicidio político. Y tienen razones para preocuparse: estados como Texas, Georgia e Idaho albergan millones de beneficiarios del ACA, que sienten en carne propia lo que sería perder su seguro.

La prolongada indecisión también ha generado un caldo de cultivo fértil para nuevos movimientos de base y donantes privados que buscan soluciones fuera de la política tradicional. Pero muchos ciudadanos saben que, sin voluntad política, la salud seguirá siendo un campo de batalla.

En última instancia, la falta de una propuesta coherente por parte del Partido Republicano es más que un problema táctico. Es una señal alarmante de que, más allá del discurso, no tienen una visión estructurada del sistema de salud que quieren para EE. UU.

Una batalla ideológica con consecuencias humanas

No se trata solamente de presupuestos, déficit o rivalidades partidarias. Se trata de familias que verán triplicarse sus pagos, de jóvenes que ya no podrán costear controles médicos y de personas con enfermedades crónicas que podrían quedar desamparadas.

Sin un reemplazo viable, sin respuestas claras y sin sentido de urgencia, el Partido Republicano está jugando con fuego político... y con la salud de millones.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press