Huracán Melissa: La brutal tormenta que pone a prueba a Jamaica y el Caribe
Una mirada profunda al impacto de este poderoso fenómeno meteorológico, su amenaza histórica en Jamaica y las respuestas regionales frente a la emergencia
Un monstruo en camino: El huracán Melissa se aproxima a Jamaica
El huracán Melissa ha sido calificado como una de las amenazas naturales más serias que enfrenta Jamaica en décadas. Con vientos sostenidos de hasta 150 mph (241 km/h) y una trayectoria que lo encamina hacia el corazón del Caribe, Melissa representa un fenómeno tropical de categoría 4 que podría llegar al nivel 5 —máximo en la escala Saffir-Simpson— con vientos que superen los 250 km/h.
Según el Centro Nacional de Huracanes de EE. UU., el centro del huracán se encuentra a unos 205 km al sur-suroeste de Kingston, Jamaica, avanzando a una velocidad preocupantemente baja de 7 km/h. Esto aumenta el riesgo de lluvias intensas y prolongadas, lo que podría causar inundaciones catastróficas y múltiples deslizamientos de tierra.
Preocupaciones máximas: advertencias oficiales y preparación ciudadana
Las autoridades jamaicanas no tardaron en emitir un llamado urgente a la población. El ministro de Transporte, Daryl Vaz, fue tajante: “No tomen decisiones tontas. Estamos atravesando unos días extremadamente críticos”.
Por su parte, Desmond McKenzie, vicepresidente del Consejo de Gestión de Riesgo de Desastre, suplicó a los jamaicanos considerar a Melissa como una amenaza real: “No jueguen con Melissa. No es una apuesta segura”.
Esto se debe a que los pronósticos apuntan a una posible lluvia acumulada de hasta 76 cm en gran parte del país, con puntos específicos en el este de Jamaica que podrían llegar a 1 metro de agua. Además, la amenaza de un aumento del nivel del mar de hasta 4 metros en la costa sur podría ser letal.
¿El peor huracán en décadas?
Evan Thompson, director principal del servicio meteorológico de Jamaica, ha emitido una advertencia histórica. Según él, si se confirma su categoría y toca tierra como se espera, Melissa se convertiría en el huracán más fuerte que ha golpeado Jamaica en décadas.
El devastador huracán Gilbert en 1988, una tormenta de categoría 3, se considera el último gran huracán que afectó Jamaica de forma directa. Aunque otros huracanes —como Ivan y Beryl— han sido técnicamente más poderosos (categoría 4), ambos evitaron el impacto directo.
“Los daños por árboles caídos, deslaves y carreteras bloqueadas harán que la evaluación de daños y limpieza sean casi imposibles en las primeras 48 horas”, advirtió Thompson.
Más allá de Jamaica: Melissa también amenaza a Haití, Cuba y República Dominicana
Los efectos del huracán ya se sienten en otros países caribeños. En Haití, las lluvias han sido devastadoras. Las autoridades han confirmado al menos tres muertes, mientras que miles de personas han sufrido afectaciones por deslizamientos, pérdida de cultivos y viviendas dañadas.
La situación en Haití es especialmente grave porque ocurre en medio de una crisis alimentaria: según la FAO, al menos 5.7 millones de personas, más de la mitad de la población del país, enfrentan niveles críticos de inseguridad alimentaria, y alrededor de 1.9 millones sufren hambre en estado de emergencia.
“La inundación está bloqueando el acceso a tierras agrícolas y mercados, comprometiendo la temporada agrícola de invierno”, detalló la FAO en un comunicado.
En la República Dominicana, al menos una persona ha perdido la vida y otra se encuentra desaparecida. El gobierno declaró alerta roja en cuatro provincias, y más de 3,700 personas han sido desplazadas. Se han reportado también daños en más de 750 viviendas y al menos 48 comunidades permanecen aisladas.
En Cuba, las autoridades han emitido alertas de huracán para las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín. Se esperan lluvias de hasta 51 cm, además de la amenaza de una peligrosa marejada ciclónica.
¿Qué hace que Melissa sea tan peligrosa?
Además de su potencia estructural (intensidad del viento y presión central), Melissa es un huracán del tipo lento. Esto significa que se mueve muy despacio, lo cual es letal porque somete a una zona a horas —incluso días— de lluvias constantes y vientos fuertes.
Las autoridades meteorológicas han advertido que es precisamente la lentitud del fenómeno lo que eleva el riesgo de desastres mayores, especialmente en zonas montañosas y ciudades con deficiencias en infraestructura de drenaje pluvial.
No menos alarmante es la probabilidad de marejada ciclónica asociada con el huracán. Melissa podría generar olas de hasta 4 metros de altura, capaces de devastar comunidades costeras en minutos.
Preparativos y lecciones del pasado
Jamaica ha activado numerosos albergues y desplegado equipos de emergencia. Las líneas eléctricas están siendo reforzadas, se han distribuido kits de emergencia y se está coordinando con tropas militares para mantener el orden.
La experiencia del huracán Gilbert en 1988 dejó claras lecciones al país. En aquella ocasión, más de 500 personas murieron y millones de dólares en infraestructura fueron destruidos. Desde entonces, aunque se ha avanzado en capacidad de respuesta, la vulnerabilidad sigue siendo alta.
Muchos expertos, como el climatólogo Dennis Claudio del Instituto Caribeño de Clima y Meteorología, sostienen que fenómenos como Melissa serán cada vez más comunes en esta región debido al cambio climático.
“Las temperaturas del mar en esta época del año están fuera de lo normal. Eso alimenta ciclones más potentes y más duraderos”, afirma. De hecho, en 2024, el mes de septiembre registró las temperaturas oceánicas más altas en el Caribe desde que se tienen registros.
¿Está preparado el Caribe para el futuro climático?
El paso de Melissa abre una preocupante ventana hacia el futuro. Muchos expertos temen que, aunque los países del Caribe han elaborado planes de preparación, las estrategias de resiliencia a largo plazo todavía son insuficientes.
Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si las emisiones globales continúan en los niveles actuales, se espera que las tormentas de categoría 4 y 5 se vuelvan un 45% más frecuentes en las próximas décadas. Esto convertiría a Melissa en una señal de advertencia.
“Melissa debe ser una llamada de atención. Necesitamos una red regional de cooperación climática eficaz, con fondos sostenibles, cooperación técnica y una gobernanza eficaz”, señaló María Alejandra Rivas, experta en manejo de desastres de la Universidad de Puerto Rico.
La respuesta internacional, hasta ahora, ha sido mínima. Se espera que la ONU y diversos organismos humanitarios activen sus protocolos regionales de ayuda a medida que Melissa continúe su trayectoria hacia el noreste, afectando el sureste de Cuba y las Bahamas.
La voz de la juventud y el activismo climático
Una ola de jóvenes activistas en el Caribe ha usado las redes sociales para exigir acción: desde políticas de adaptación urbanística, hasta el fortalecimiento de infraestructuras costeras. Organizaciones como 350.org han amplificado los llamados para que el Caribe tenga mayor peso en las negociaciones climáticas globales.
“Los huracanes ya no son fenómenos inusuales, son parte del precio que estamos pagando por la inacción climática global”, escribió la activista jamaicana Renee Clarke, de solo 22 años, en una reciente publicación en X.
Un futuro en juego
Mientras el huracán Melissa se aproxima con su furia devastadora, no solo están en juego vidas y casas: también se pone a prueba la capacidad regional de anticiparse a un futuro más cálido, más volátil y más peligroso.
Y como dice un viejo proverbio caribeño: “Cuando el viento del norte sopla, es hora de reforzar el techo, no de rezar que pase”. El Caribe está a punto de sentir ese viento en su máximo poder.
