Israel vs Turquía: El conflicto diplomático que complica la paz en Gaza

La negativa de Israel a permitir tropas turcas en Gaza revela tensiones geopolíticas profundas que amenazan con estancar los esfuerzos internacionales de estabilización

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Un nuevo intento de paz, un viejo conflicto diplomático

En medio de un alto el fuego frágil entre Israel y Hamás, el gobierno israelí dejó claro esta semana que no permitirá la participación de tropas turcas en la fuerza internacional de paz que Estados Unidos impulsa para supervisar la tregua y apoyar la estabilización en Gaza. Esta decisión no solo expone la desconfianza israelí hacia Turquía, sino que también arroja más sombras sobre los complejos equilibrios geopolíticos del conflicto palestino-israelí.

Ceasefire bajo observación internacional

El acuerdo de alto el fuego, mediado por el presidente estadounidense Donald Trump y presentado como un esfuerzo conjunto internacional, contempla la creación de una Fuerza Internacional de Estabilización Temporal cuyo objetivo es apoyar la transición en Gaza, entrenar fuerzas policiales palestinas seleccionadas y ayudar a mantener la seguridad sin presencia directa de tropas estadounidenses.

Según voceros diplomáticos en Washington, aún se negocia la estructura, composición y mandato de dicha fuerza, que tendría cooperación con Jordania y Egipto dada su experiencia histórica en temas de seguridad en la región.

La exclusión de Turquía: ¿conflicto puntual o principio estratégico?

Durante una visita oficial a Hungría, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Saar, explicó que Israel se opone firmemente a que Turquía tenga presencia militar en Gaza debido a la constante hostilidad del presidente Recep Tayyip Erdogan hacia Tel Aviv. "Los países que deseen enviar fuerzas armadas deben ser al menos justos con Israel", afirmó Saar, sin precisar a qué se refería con “justos”.

El Primer Ministro Benjamin Netanyahu también fue contundente: “Israel decidirá qué fuerzas son inaceptables para nosotros. Y esto cuenta con el entendimiento de Estados Unidos”.

Estas declaraciones confirman una postura compartida entre los más altos niveles del gobierno israelí: Turquía no es un actor neutral en el conflicto. De hecho, Israel ha acusado reiteradamente a Ankara de permitir que Hamás utilice su territorio para planear ataques, reclutar militantes y recaudar fondos.

¿Por qué Turquía es tan controvertida?

La figura de Turquía es central en cualquier discusión sobre Gaza. Bajo el liderazgo de Erdogan, el país ha mantenido una posición firme a favor de la causa palestina. Ankara no ha dudado en denunciar públicamente a Israel por crímenes de guerra y, en ocasiones, comparar al gobierno israelí con regímenes totalitarios del pasado, lo cual ha provocado repetidos choques diplomáticos.

Además, Hamás mantiene canales políticos abiertos en Turquía, lo cual, desde la óptica israelí, descalifica por completo cualquier rol neutral de Turquía en una fuerza de paz.

A pesar de estas tensiones, Turquía ha sido uno de los mayores proveedores humanitarios para Gaza, canalizando toneladas de ayuda médica, alimentaria y de reconstrucción a través de sus organismos humanitarios como la Media Luna Roja Turca y AFAD.

El desafío de establecer una fuerza verdadera de paz

La creación de una Fuerza Internacional de Estabilización requiere no solo el consentimiento de Israel, sino también un mandato claro del Consejo de Seguridad de la ONU o una autorización multilateral legítima. Estados Unidos ha emprendido negociaciones para consolidar este respaldo, aunque sin éxito claro hasta ahora.

El Secretario de Estado Marco Rubio y el Vicepresidente JD Vance declararon durante su visita a Israel que varios países han mostrado disposición para participar, siempre que Estados Unidos logre construir el marco legal adecuado y garantizar que las fuerzas desplegadas sean aceptadas por todos los actores principales.

No obstante, al dejar a Turquía fuera del tablero militar, se reduce significativamente la capacidad de incluir a uno de los ejércitos más grandes, mejor entrenados y con presencia musulmana —una característica importante para ganar legitimidad local entre la población palestina en Gaza.

Una historia antigua de desconfianza diplomática

Las relaciones entre Turquía e Israel han visto múltiples altibajos durante las últimas décadas. Durante los años noventa, gozaban de fluidez e incluso cooperación militar. Sin embargo, el punto de inflexión fue el incidente de la flotilla Mavi Marmara en 2010, donde comandos israelíes mataron a activistas turcos en un barco que intentaba romper el bloqueo a Gaza.

Desde entonces, los enfrentamientos verbales entre Erdogan y Netanyahu han sido constantes, escalando en ocasiones al retiro formal de embajadores. Aunque se han intentado normalizaciones, como en 2016 y brevemente en 2022, la guerra actual en Gaza ha pulverizado cualquier puente diplomático reciente.

¿Un camino viable sin Turquía?

La exclusión de Turquía plantea preguntas estructurales sobre la viabilidad misma de la Fuerza Internacional. ¿Podrán Egipto y Jordania, con historia compartida en Gaza, liderar este esfuerzo con legitimidad palestina? Arabia Saudita y Qatar son otros actores con influencia, pero también cargan con nuevas alianzas estratégicas que podrían ser mal vistas por algunas facciones palestinas.

Existen temores de que sin una composición balanceada con países musulmanes, la fuerza de estabilización carezca de aceptación entre la población gazatí e incluso entre otros actores regionales. También puede ser vista como una imposición occidental, lo que socavaría su efectividad desde el primer día.

Balance de poderes: Estados Unidos, Israel y las decisiones finales

Estados Unidos ha dejado claro que no planea enviar tropas al terreno y que actuará como coordinador e impulsor del proceso. Sin embargo, su papel de aliado estratégico de Israel le impide forzar decisiones que el gobierno israelí no acepte, como la inclusión de Turquía.

Este equilibrio de poder limita la eficacia del esfuerzo colectivo y refleja una realidad geopolítica donde las alianzas pesan más que la neutralidad. Dado esto, Israel mantiene su derecho de veto sobre las fuerzas que considere hostiles, sin que eso implique consecuencias diplomáticas significativas hasta ahora.

Turquía, entre la ayuda humanitaria y la frustración geopolítica

Mientras tanto, Turquía continúa con sus programas humanitarios, designando a un coordinador especial para la ayuda a Gaza y movilizando recursos para la reconstrucción. Sin presencia militar formal en territorio gazatí, se afianza como un actor civil solidario pero excluido del tablero decisorio militar.

“Seguiremos apoyando al pueblo palestino en todas las formas posibles, sin importar las decisiones de otros países”, dijo esta semana un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores turco. Pero en privado, analistas turcos reconocen que la exclusión debilita la influencia regional del país y reduce su capacidad de incidir en el balance postconflicto.

Una tregua frágil en el tablero de ajedrez político

Hasta ahora, la tregua continúa pero la segunda fase del alto el fuego —que permitiría el despliegue de la fuerza internacional y la desmilitarización de Hamás— no ha comenzado. Todo sugiere que las negociaciones seguirán empantanadas mientras no se resuelva el debate sobre la composición del contingente multinacional en Gaza.

Israel, por su parte, deja en claro que mantendrá el control sobre quién puede participar en la estabilización de la que depende parcialmente su seguridad. Y Turquía, que busca recuperar influencia en Medio Oriente, enfrenta un potente muro diplomático que solo la presión de los aliados árabes o europeos podría perforar.

En pocas palabras: La paz es un proceso complejo, y en Medio Oriente, incluso quiénes deben custodiarla puede convertirse en otro campo de batalla.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press