Pacto China-ASEAN: ¿Un nuevo eje económico para enfrentar el proteccionismo global?

La firma del Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-China 3.0 marca un hito estratégico en Asia mientras el mundo observa una creciente rivalidad entre China y EE. UU.

Un giro estratégico en Asia: lo que representa el nuevo acuerdo

En el dinámico terreno económico del sudeste asiático, un nuevo capítulo se abre con la firma del Acuerdo de Libre Comercio ASEAN–China 3.0. Este pacto, precedido por dos versiones anteriores en 2002 y 2010, representa ahora una reformulación profunda de las relaciones comerciales entre las 10 naciones miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y China.

Con más de 2 mil millones de personas en su mercado combinado, el área de libre comercio reforzada elimina tarifas, facilita flujos de inversión, y ahora incorpora elementos modernos como comercio digital, sostenibilidad ambiental y apoyo a las pymes (pequeñas y medianas empresas).

Li Qiang: cooperar, no confrontar

Durante la cumbre celebrada en Kuala Lumpur, el primer ministro chino Li Qiang fue contundente: “La confrontación no beneficia a nadie en el contexto actual de coerción económica y bullying”. En clara alusión a la política proteccionista que ha caracterizado al expresidente estadounidense Donald Trump, el líder chino buscó proyectar a China como un socio confiable y estratégico.

Li Qiang resaltó la importancia de la “unidad regional” como una fortaleza frente a las tensiones comerciales globales, una lógica que refleja el creciente alejamiento de muchos países asiáticos de los vaivenes económicos de Washington.

Una década de crecimiento: comercio China–ASEAN

Desde 2010, el comercio bilateral entre la ASEAN y China ha saltado de 235 mil millones USD a 1 billón USD en 2023. Esta cifra no solo refleja un crecimiento vertiginoso, sino también una mutua dependencia económica que se ha profundizado con el tiempo.

Actualmente, China es el mayor socio comercial de ASEAN y la ASEAN, a su vez, juega un papel estratégico para China como plataforma de expansión e influencia en la región. Este vínculo, reforzado ahora por el nuevo acuerdo 3.0, crea un eje económico sin precedentes en Asia.

Trump y los aranceles: una diplomacia de castigos

Mientras Li Qiang impulsa “la cooperación sobre la confrontación”, el expresidente de los EE. UU., Donald Trump, continúa con una política de presión. Durante la misma cumbre, Trump anunció nuevos esquemas comerciales con países como Malasia, Vietnam, Tailandia y Camboya, aunque todos siguen sujetos a las restricciones arancelarias impuestas por su administración.

Este contraste es paradigmático de la bipolaridad económica global: por un lado, un bloque asiático que busca integrarse y reducir trabas internas; por el otro, una potencia en repliegue comercial proteccionista buscando recuperar hegemonía a través de amenazas económicas.

¿Un bloque post-Estados Unidos?

Bridget Welsh, analista experta en política del sudeste asiático, lo expresó con claridad: “Este acuerdo refleja una realidad global donde países fuera del eje EE. UU. están uniéndose para fortalecer sus relaciones económicas en busca de su propia prosperidad”.

La visión de “mercados abiertos” frente a las “fronteras cerradas” cobra especial interés en momentos donde Asia está protagonizando el mayor dinamismo económico del planeta. Para muchos expertos, este bloque liderado por China podría transformar el orden económico internacional y reemplazar gradualmente la dependencia del dólar y de los mercados estadounidenses.

La centralidad de ASEAN: equilibrio entre Washington y Pekín

Aun así, el primer ministro malasio Anwar Ibrahim dejó en claro que ASEAN no desea ser parte de una guerra fría comercial: “El día anterior estuvimos con el presidente Trump y hoy lo hacemos con China. Eso es ASEAN. Equilibrio y centralidad”.

La declaración de Anwar revela una postura pragmática: beneficiarse tanto del mercado estadounidense como del chino sin comprometerse en una posición geopolítica definida, manteniéndose como un neutral hub entre polos de poder enfrentados.

“Altar geoeconómico”: digitalización, pymes y sostenibilidad

La versión 3.0 del tratado ASEAN–China no solo se trata de eliminar aranceles. También apunta a digitalizar el comercio regional, fomentar la economía verde y brindar herramientas a las pymes para aprovechar los beneficios. Según el ministro de Comercio de Malasia, Zafrul Aziz, este nuevo acuerdo busca que “las ventajas del comercio sean realmente accesibles para todos”.

Los mecanismos contemplados incluyen desde la simplificación burocrática y eliminación de barreras no arancelarias, hasta la capacitación de empresas pequeñas con miras a conectarlas con el mercado digital regional.

China vs EE. UU.: ¿una tregua en el horizonte?

En paralelo, negociadores tanto de Washington como de Pekín han comenzado conversaciones para alcanzar un nuevo acuerdo comercial que evite una crisis mayor. Hasta ahora, la guerra tarifaria entre ambas potencias ha contribuido a desaceleraciones económicas globales e incertidumbres en los mercados bursátiles.

Si bien una cumbre entre Trump y Xi Jinping en Corea del Sur abriría la puerta a una distensión, la competencia estructural seguirá marcando el pulso de la economía global. Lo que está claro es que la reacción de ASEAN-Chile, en paralelo a negociaciones sino-estadounidenses, busca no ser simple espectador, sino actor dinámico de este ajedrez de poder.

El precedente histórico del acuerdo

El primer Acuerdo de Libre Comercio entre China y la ASEAN se firmó en 2002 y entró en vigor en 2010. Fue el primer gran TLC de China con una entidad de bloques múltiples, sentando las bases para su estrategia de influencia regional estructuralizada a través del comercio.

Ahora, esta tercera generación del pacto —13 años después de su implementación inicial— marca una evolución no solo en términos económicos, sino geoestratégicos.

La integración digital, energética y medioambiental del nuevo acuerdo lo posiciona como un referente para futuros tratados multilaterales en otras regiones del mundo.

Lo que viene: ASEAN como modelo de integración regional moderna

Desde su fundación en 1967, ASEAN ha buscado un equilibrio entre la cooperación económica, la no injerencia y la preservación de soberanías nacionales. En un mundo cada vez más dividido por tensiones comerciales y nacionalismos, su capacidad de consolidarse como un espacio económico común es quizás una de las pocas señales de esperanza en la economía global.

El futuro inmediato vería a ASEAN y China ampliando su campo de acción en comercio verde, integración financiera, infraestructuras digitales y cadenas de suministro resilientes.

Mientras Occidente debate sobre desglobalización, Asia reconfigura su arquitectura comercial con pragmatismo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press