De tarifas y filantropía: El choque entre la política económica de Trump y la respuesta humanitaria privada

Mientras el Senado debate los aranceles impulsados por Trump, figuras como MacKenzie Scott marcan otro rumbo, apostando por la solidaridad en medio de la incertidumbre económica y climática

Trump, tarifas y emergencia nacional: ¿Una estrategia económica o abuso de poder?

La política comercial del expresidente Donald Trump sigue generando intensos debates tanto dentro como fuera del Congreso de Estados Unidos. Esta semana, el Senado votó sobre un proyecto de ley presentado por el senador demócrata Tim Kaine que busca anular las tarifas impuestas por Trump a productos importados de Brasil como petróleo, café y jugo de naranja.

Estas tarifas, justificadas por la declaración de emergencias nacionales por parte del entonces presidente, han sido vistas cada vez más como un instrumento de poder presidencial más que como una herramienta de protección económica legítima. Kaine ha sido directo: su esfuerzo no solo pretende acabar con los aranceles, sino abrir un debate sobre cuánto poder se le está permitiendo acumular a un presidente bajo el paraguas de una "emergencia".

Una medida con poco futuro legislativo, pero políticamente reveladora

A pesar de que la legislación probablemente será bloqueada por la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, y que Trump seguramente la vetaría en caso de ser aprobada, los demócratas ven en estas votaciones una forma de exponer las fracturas internas del Partido Republicano respecto a la política comercial trumpista.

“¿Cuánto vamos a permitir que se salga con la suya un presidente? ¿Mis colegas sienten algún tipo de vergüenza o no?”, cuestionó Kaine ante la prensa.

Las tarifas han tenido consecuencias económicas evidentes. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, estas políticas han contribuido al aumento del desempleo, a la inflación y a una desaceleración del crecimiento general.

Reacciones republicanas divididas

Al menos cuatro senadores republicanos unieron sus votos a los demócratas en abril para detener los aranceles a Canadá, aunque el proyecto no prosperó. Legisladores como Mitch McConnell, líder republicano de larga trayectoria, fueron críticos:

“Los aranceles hacen que construir y comprar en Estados Unidos sea más caro. Los daños económicos de las guerras comerciales no son la excepción en la historia, sino la regla”.

Por su parte, el senador Rand Paul fue aún más tajante al denunciar el uso de poderes de emergencia:

“Una emergencia es una guerra, una hambruna, un tornado. No gustarte las tarifas de alguien no es una emergencia. Es un abuso del poder de emergencia y una abdicación por parte del Congreso de su rol tradicional en la creación de impuestos”.

J.D. Vance y el ala trumpista defienden las tarifas

El vicepresidente J.D. Vance, figura clave en la corriente pro-Trump del Partido Republicano, asistió a uno de los almuerzos del partido para retomar el control del debate, defendiendo la política arancelaria como una estrategia negociadora:

“Trump está usando los aranceles para brindarle a los trabajadores y agricultores estadounidenses un mejor trato. Votar en contra de eso es quitarle al presidente una increíble herramienta de presión”

Contexto judicial: El rol pendiente de la Corte Suprema

Todo esto ocurre mientras la Corte Suprema se prepara para evaluar la legalidad de los aranceles impuestos por Trump. Varios tribunales inferiores ya declararon que muchas de estas tarifas son ilegales, lo que podría sentar un precedente histórico sobre el alcance de los poderes presidenciales en materia comercial.

Otro frente abierto: la filantropía de MacKenzie Scott como antídoto al caos

En un giro totalmente opuesto a la política de confrontación arancelaria, MacKenzie Scott, multimillonaria y filántropa, anunció una donación de 60 millones de dólares al Center for Disaster Philanthropy (CDP). Esta suma representa la contribución individual más grande que ha recibido esta organización y una de las más altas en la carrera filantrópica de Scott.

La donación llega durante un año marcado por desastres climáticos y crisis humanitarias. Según Climate Central, en 2023 EE. UU. ha registrado al menos 14 catástrofes con daños superiores a 1.000 millones de dólares cada una, acumulando un costo de más de 101.4 mil millones de dólares.

Scott apuesta al largo plazo

CDP se enfoca en la preparación y recuperación de desastres en el mediano y largo plazo, dos fases que generalmente son ignoradas por gobiernos y donadores. Patricia McIlreavy, presidenta de la organización, calificó la donación como una “inversión transformadora”.

Scott ha donado más de 19.000 millones de dólares desde 2019. A diferencia de otros filántropos, sus donaciones son sin condiciones y sin control sobre cómo se usan esos fondos, brindando libertad estratégica a las organizaciones.

“Cuando la gente enfrenta desastres en este país, no saber qué puede venir ni de quién recibirán ayuda les roba un poco de la esperanza que es vital en cualquier proceso de recuperación”, explicó McIlreavy.

El enfoque ético vs. político: Scott vs. Trump

La visión de Scott contrasta marcadamente con la de Trump, quien incluso ha sugerido eliminar o limitar a FEMA, la agencia federal encargada de la gestión de desastres. Bajo su administración, se recortaron miles de millones de dólares en fondos de resiliencia ante desastres y se denegaron solicitudes de ayuda federal incluso cuando FEMA había confirmado daños extensos.

Impacto humano y estructural de la deuda médica

Además de lidiar con políticas arancelarias y desastres naturales, los estadounidenses también están enfrentando otro frente: la deuda médica. Trump busca revocar leyes estatales que prohíben reportar la deuda médica en los burós de crédito, lo cual podría exacerbar los efectos socioeconómicos de miles de personas.

De acuerdo con la Kaiser Family Foundation, los estadounidenses enfrentan una deuda médica total de 220.000 millones de dólares. En estados dominados por republicanos como Texas, Georgia y Mississippi, uno de cada seis ciudadanos tiene deudas médicas activas, lo que puede impedirles obtener hipotecas, tarjetas de crédito o préstamos estudiantiles.

Dos modelos de país

En el contexto actual, las divergencias no podrían ser más claras. Mientras una parte del gobierno quiere fortalecer el aparato federal como herramienta de poder económico y castigo geopolítico, otra —más humanista y descentralizada— apuesta por el apoyo directo, flexible y fundamentado en la confianza a las comunidades vulnerables.

El legado de MacKenzie Scott está mostrando que el liderazgo social puede venir fuera del aparato estatal y sin el ruido político que lo acompaña. Como ella misma expresó:

“¿Y si el cuidado es una forma en la que todos podemos marcar la diferencia en la conducción y formación de nuestros países?”

En contraste, las políticas proteccionistas de Trump siguen profundizando grietas en el propio Partido Republicano y generan inquietudes legales, económicas y éticas sobre el uso del poder presidencial.

En resumen, mientras el Congreso estadounidense debate sobre aranceles y poderes de emergencia, voces como la de MacKenzie Scott recuerdan que quizá una forma más efectiva —y digna— de liderar a un país es simplemente ayudar sin pedir nada a cambio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press