El juicio del asesinato de Sonya Massey: ¿justicia racial o impunidad institucional?

El caso del exagente Sean Grayson reabre el debate sobre la brutalidad policial y la criminalización de los síntomas de salud mental en comunidades afroamericanas

El 6 de julio de 2024, Sonya Massey, una mujer afroamericana de 36 años residente en Springfield, Illinois, llamó al 911 tras sospechar la presencia de un intruso en las inmediaciones de su vivienda. La respuesta a su pedido de ayuda terminó en tragedia: fue asesinada por un agente del sheriff que acudió al lugar. Su muerte, grabada por la cámara corporal del propio oficial, no solo encendió protestas, sino que ha avivado nuevamente las críticas al uso de la fuerza letal por parte de la policía contra personas negras en Estados Unidos.

¿Quién era Sonya Massey?

Massey era una mujer con dificultades de salud mental, algo conocido por su entorno cercano y por las autoridades. Al momento de la llegada de los agentes, ella estaba lidiando con una crisis emocional. Lo que debió ser una intervención de protección y asistencia se tornó en un escenario letal cuando Sean Grayson, uno de los oficiales, le disparó fatalmente, según la acusación fiscal, "por cómo sostenía una olla con agua hirviendo".

El agente Grayson, quien enfrenta cargos por homicidio en primer grado, podría pasar de 45 años a cadena perpetua. De manera inusual, Grayson declaró durante el juicio que temía que Massey lo atacara con agua hirviendo, mencionando que evaluó usar un taser, pero no lo hizo porque "temía que no funcionara" por la distancia y porque un mostrador los separaba. Este testimonio ha sido ampliamente criticado por su lógica y coherencia.

El racismo institucional y los patrones de uso de fuerza letal

Según Mapping Police Violence, una organización sin fines de lucro que documenta asesinatos policiales, los afroamericanos son 2.9 veces más propensos a ser asesinados por la policía que los blancos. En el caso de mujeres negras como Massey, el riesgo se duplica en situaciones de crisis mentales.

Casos similares han cobrado notoriedad en los últimos años:

  • Atatiana Jefferson, asesinada en 2019 en Texas por la policía mientras estaba en su casa jugando videojuegos con su sobrino.
  • Breonna Taylor, enfermera asesinada por agentes en una redada fallida en 2020.

Estos incidentes resaltan un patrón ineludible: la policía tiende a responder con violencia cuando se trata de personas negras, incluso cuando estas acuden a ellos en busca de ayuda.

El papel de la salud mental en la intervención policial

Las estadísticas indican un problema estructural de cómo se aborda la salud mental desde las fuerzas del orden. De acuerdo con The Treatment Advocacy Center, al menos una de cada cuatro personas asesinadas por la policía en EE. UU. sufría una enfermedad mental, siendo doblemente vulnerables ante respuestas armadas en lugar de apoyos clínicos.

En este caso particular, la fiscalía expuso que Grayson “perdió la paciencia” y actuó de forma violenta debido a su incapacidad para gestionar la situación con empatía. Massey, lejos de representar una amenaza, necesitaba asistencia profesional. El hecho de que empuñara una olla con agua no justifica, de acuerdo con los fiscales, el uso de un arma de fuego en respuesta.

Una justicia cuestionada: racismo y responsabilidad penal

El juicio de Grayson ha sido seguido con atención nacional. La defensa intentó enmarcar los hechos como un caso de "defensa personal imperfecta", argumento que podría llevar a una condena por homicidio en segundo grado (4 a 20 años de sentencia). Sin embargo, la fiscalía ha insistido en que no hubo provocación suficiente y que la reacción fue desproporcionada e injustificada.

El juez Ryan Cadagin decidió trasladar el juicio a la ciudad de Peoria debido a la intensa repercusión mediática en Springfield, donde ocurrieron los hechos. Esta decisión representa un intento de preservar la imparcialidad del jurado. El panel encargado de deliberar está compuesto por ocho mujeres y cuatro hombres.

Protestas, leyes y precedentes

La indignación pública tras el asesinato de Massey llevó a la legislatura de Illinois a aprobar una ley que obliga a todos los cuerpos policiales a divulgar los antecedentes de los reclutas, en un esfuerzo por aumentar la transparencia y prevenir la contratación de agentes con historiales de violencia o conductas inapropiadas.

“Este caso expone cómo el sistema sigue fallando a las personas negras, incluso cuando son ellas quienes buscan protección”, declaró Angela Davis, abogada de derechos civiles y activista. “No podemos permitir que un uniforme justifique el asesinato. Massey debió vivir”.

El debate nacional sobre la impunidad policial

Estados Unidos sigue dividido sobre cómo responsabilizar a sus fuerzas del orden. Pese a que en algunos juicios, como el del oficial Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd, se han logrado condenas, la mayoría de los agentes involucrados en muertes de civiles afroamericanos no enfrentan ninguna responsabilidad penal.

De los más de 1,000 asesinatos policiales registrados en 2023, menos de un 2% resultaron en condenas, según datos de The Washington Post. Este nivel de impunidad alimenta la desconfianza en las instituciones y agrava las tensiones raciales.

La dimensión religiosa: "Te reprendo en el nombre de Jesús"

Un detalle crucial en la defensa de Grayson fue una frase pronunciada por Massey: "Te reprendo en el nombre de Jesús". Según el oficial, esa frase lo alertó al peligro inminente. Sin embargo, activistas y psicólogos han señalado que esta declaración fue interpretada fuera de contexto, ignorando el componente espiritual y emocional que suele tener entre personas vulnerables mentalmente.

“No era una amenaza. Era un grito de resistencia y espiritualidad”, expresó Reverendo Marcus Lee en una vigilia con velas frente al tribunal. “Una frase así nunca debería detonar una bala”.

¿Cambio estructural o excepciones casos aislados?

Muchos se preguntan si este juicio marcará un precedente o será solo un caso más en la larga lista de muertes impunes. Organizaciones como Black Lives Matter y NAACP han exigido una reestructuración profunda de la policía, incluyendo entrenamiento obligatorio en salud mental, resolución no violenta de conflictos y mayor rendición de cuentas.

Illinois, al igual que otros estados progresistas, ha comenzado a implementar programas piloto en los que profesionales de la salud mental acompañan a los agentes en llamadas relacionadas con crisis emocionales. Sin embargo, estos programas aún son limitados y requieren financiación federal y voluntad política sostenida.

¿Quién protege a los que buscan auxilio?

La pregunta que ronda tras cada muerte como la de Sonya Massey es simple y devastadora: ¿quién protege a quienes llaman al 911? Si portar una olla en tu propia casa durante una crisis mental puede acabar con tu vida cuando pides ayuda, el problema ya no es individual, sino sistémico.

Su historia ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el rol, los límites y las reformas urgentes que necesita el sistema policial estadounidense. La decisión del jurado será seguida con atención por quienes buscan justicia para Massey y transformaciones que eviten futuras tragedias.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press