Elecciones en los Países Bajos: ¿Qué está en juego en el choque ideológico más polarizado de Europa?
Migración, vivienda y extremismo: la fragmentación política neerlandesa encuentra su clímax en una votación que podría redefinir el equilibrio parlamentario del país
Mientras los Países Bajos se preparan para decidir su rumbo político en una de las elecciones generales más reñidas y polarizadas en décadas, el ambiente es tenso y las discusiones giran en torno a tres temas clave: migración, crisis de vivienda y la posibilidad de que Geert Wilders, figura de la derecha radical antiislámica, se convierta finalmente en un actor central del poder ejecutivo. Esta elección marca un momento decisivo no solo para el país, sino también para Europa, donde el populismo de derecha renace con fuerza en varios frentes nacionales.
¿Quién es Geert Wilders?
Wilders no es un novato en la política. Líder del Partido por la Libertad (PVV), ha sido durante años uno de los políticos más controvertidos de Europa. Conocido por su retórica dura contra el islam, el asilo y la inmigración, Wilders ha ganado notoriedad —y seguidores— a través de su postura anti-establishment.
En las elecciones de 2023, Wilders logró que su partido obtuviera la mayoría de escaños, pero no pudo formar gobierno porque ningún socio político quiso unirse a él. El PVV fue excluido de cualquier coalición por lo que se define como “peligro para el Estado de derecho liberal”. Según declaró él mismo esta semana: “Si hubiese sido primer ministro, habríamos implementado nuestra agenda. Pero no lo fui porque me negaron el apoyo necesario. No por falta de mérito, sino de alianzas.”
Un sistema de representación proporcional que lo complica todo
Los Países Bajos utilizan un sistema electoral de representación proporcional: los 150 escaños de la Cámara Baja se reparten según el porcentaje total de votos a nivel nacional. Esto significa que es extremadamente improbable que un solo partido forme gobierno por sí solo. Así, se abren complicadas negociaciones post-electorales para formar coaliciones, en las que los partidos deben ceder en muchas de sus propuestas para lograr acuerdos.
Los temas que dominan la agenda electoral
- Migración: El tema más candente de la campaña, con protestas violentas recientes en contra de centros para solicitantes de asilo. El PVV ha prometido cerrar completamente el país a solicitantes de asilo, reavivando el fantasma del nacionalismo xenófobo. Mientras tanto, partidos como el D66, dirigido por Rob Jetten, abogan por un control más estricto pero también por garantizar el asilo a quienes huyen de guerras y persecución, en línea con los compromisos internacionales.
- Vivienda: La escasez de viviendas asequibles ha creado una crisis social silenciosa. Las generaciones jóvenes enfrentan la imposibilidad de independizarse por los altos alquileres y la falta de nuevas construcciones. Este tema ha sido priorizado por todas las formaciones políticas, incluso aquellas de corte liberal o conservador, aunque con recetas radicalmente distintas.
- Cambio climático y energía: Aunque opacado por la migración, sigue siendo un asunto donde las diferencias ideológicas son claras. Los partidos alineados a la izquierda proponen acelerar las políticas verdes, mientras que los populistas han vinculado la transición energética a la “agenda globalista”, en un discurso que busca atraer al votante rural y trabajador.
Una nueva izquierda verde busca renacer
Del otro lado del espectro político se encuentra Frans Timmermans, antiguo vicepresidente de la Comisión Europea y líder actual del bloque conjunto de Liberales y Verdes (GroenLinks/PvdA). A pesar de su perfil centrista y proeuropeo, Timmermans ha endurecido su discurso contra Wilders en esta campaña. Durante el último debate televisado, declaró: “Estoy deseando que llegue el día en que pongamos fin a la era Wilders. Ese día es mañana.”
El objetivo de esta coalición progresista es evitar que los partidos de extrema derecha dicten la dirección del próximo gobierno neerlandés. Su programa apuesta por un renacimiento ecológico, mejoras en educación, políticas inclusivas hacia los migrantes e inversión social.
Sin embargo, Timmermans se enfrenta no solo al PVV, sino también a la desafección política que afecta a gran parte de la ciudadanía.
Otro protagonista: el partido D66
El D66, centrado en el liberalismo progresista, ha subido posiciones en las encuestas en las últimas semanas. Su líder, Rob Jetten, plantea una fórmula moderada: frenar la migración sin violar derechos humanos y activar la economía verde. Enfrentó directamente a Wilders en el debate, y le dijo: “Los votantes pueden elegir entre 20 años más de tu odio gruñón, o pueden optar por trabajar con energía positiva y resolver los problemas.”
Una campaña marcada por la violencia y la incertidumbre
Las tensiones sociales se han incrementado en las semanas previas a las elecciones. El país ha vivido protestas contra nuevos centros para solicitantes de asilo con episodios de violencia, así como manifestaciones masivas de jóvenes en demanda de soluciones habitacionales.
A esto se suma la profunda polarización ideológica, con una sociedad de 18 millones de habitantes dividida sobre el rumbo político. Esta fractura se refleja en las encuestas, que variaban drásticamente en los días previos a la votación.
Así mismo, el 56% de los votantes neerlandeses afirma decidir su voto en los últimos tres días. Esto genera máxima incertidumbre y mantiene a todos los candidatos a la expectativa.
¿Qué papel juega la abstención?
El sistema neerlandés suele gozar de una alta participación —normalmente superior al 75%—, pero la creciente desafección política, sobre todo entre los jóvenes, podría pasar factura este año.
Las proyecciones del Instituto Kantar indican que cerca de un 22% de los votantes menores de 30 años podrían abstenerse por desencanto con las alternativas políticas. Esta ausencia beneficiaría especialmente a partidos más organizados y con bases fieles como el PVV.
¿Y ahora qué?
Tras el cierre de urnas a las 21:00 del miércoles, los medios publicarán la primera encuesta de salida, actualizada media hora después. Sin embargo, los resultados definitivos podrían tardar varios días.
Y después viene lo más complejo: formar un nuevo gobierno. Con al menos una docena de partidos divididos en la Cámara de Representantes, los acuerdos de coalición serán inevitables. Pero el futuro primer ministro tendrá que lograr lo casi imposible: unir a una nación fragmentada, con narrativas enfrentadas y una creciente desconfianza hacia la clase política.
Si Wilders gana sin socios, y el resto se rehúsa a pactar con él, los Países Bajos podrían enfrentar un nuevo estancamiento político o incluso la convocatoria a nuevas elecciones. El país, uno de los pilares históricos de la moderación burocrática europea, podría convertirse en el próximo epicentro del desorden parlamentario.
Como dijo uno de los analistas de política neerlandesa, Cas Mudde: “Lo que ocurra en los Países Bajos hoy será leído atentamente por partidos en Francia, Alemania e incluso Estados Unidos. No es solo una elección nacional; es un termómetro del estado político de Occidente.”