Holanda al borde de un giro político: el ascenso de Geert Wilders y la fragmentación parlamentaria

Con una elección decisiva en puerta, Países Bajos enfrenta su cuarto proceso electoral en una década mientras aumenta el respaldo a posiciones radicales en torno a migración y vivienda

En las vísperas de unas elecciones potencialmente históricas, Países Bajos se encuentra en la antesala de una transformación política que podría redefinir su tradición de gobernabilidad basada en el consenso. El carismático y polémico líder de extrema derecha Geert Wilders ha marcado la agenda con su discurso antiinmigración, provocando una polarización que amenaza con romper el modelo pragmático holandés de coaliciones multipartidistas.

Una nación con 27 partidos en contienda y una ansiedad en aumento

Con 27 partidos políticos y más de 1.100 candidatos compitiendo por un escaño en la Cámara de Representantes, la fragmentación política ha alcanzado niveles sin precedentes en la historia parlamentaria neerlandesa. Las encuestas actuales sitúan al Partido por la Libertad (PVV) de Wilders liderando de forma ajustada, y aunque es poco probable que logre una mayoría absoluta en la cámara baja de 150 escaños, su potencial como bloque decisivo lo vuelve un actor inevitable en las discusiones postelectorales.

El sistema de representación proporcional neerlandés ha obligado tradicionalmente a formar coaliciones amplias. Esto refleja la preferencia holandesa por el consenso; sin embargo, la hiperfragmentación actual dificulta aún más estos acuerdos. Si bien Wilders ya había saboreado una victoria previa al ser parte del gobierno saliente, sus exigencias intransigentes sobre inmigración y asilo provocaron el colapso del Ejecutivo encabezado por Dick Schoof tras apenas 11 meses de mandato, el más breve de la historia moderna del país.

Las prioridades de una campaña: migración y crisis habitacional

La inmigración y la crisis de vivienda dominan el discurso electoral. Wilders, respaldado por una base cada vez más amplia, propone detener por completo la entrada de solicitantes de asilo. Su postura responde al temor creciente entre ciertos electores de que el país pierda su identidad nacional y se vea sobrecargado por los flujos migratorios.

Por otro lado, la crisis de asequibilidad y disponibilidad de viviendas ha dejado a muchos jóvenes sin oportunidades de acceder a una vivienda digna. La demanda supera ampliamente la oferta, especialmente en ciudades como Ámsterdam, Utrecht o Róterdam. Esta frustración ha sido hábilmente canalizada por Wilders, quien culpa a la inmigración por agravar esta situación.

Algunos partidos, como los Democristianos liderados por Henri Bontenbal, proponen soluciones colaborativas sin polarizar el debate, fomentando el aumento de inversión pública y alianzas con el sector privado para expandir el parque habitacional. Para Bontenbal, la elección también es una lucha por el alma del país: “Se trata de quién va a ser nuestro nuevo primer ministro, de qué tipo de política queremos para los próximos cuatro años”.

Wilders: entre la victoria simbólica y el aislamiento político

Aunque lidera las encuestas, Wilders enfrenta un serio desafío político: la gran mayoría de los partidos ha rechazado abiertamente formar coalición con él. Le acusan de ser un actor poco fiable, citando su historial de desestabilización y su retirada del último gobierno. En este sentido, su victoria podría ser simbólicamente potente pero políticamente estéril si no logra aliados para gobernar.

Él, consciente de este aislamiento, hace un llamado directo al electorado: “Espero que la gente vote con el corazón y con la cabeza, para que al final del día mi partido sea el más grande y podamos lidiar con los demás partidos”, declaró en un acto de campaña reciente.

La sombra del rey: llamado a la razón

En medio del creciente antagonismo, el rey Willem-Alexander instó a la ciudadanía a volver a la cultura del compromiso que ha definido al país durante décadas. En un gesto inusual, el monarca se refirió indirectamente a la fragmentación política y llamó a la moderación. Su discurso, escrito por el gobierno, fue percibido como una súplica institucional por restaurar el orden en una democracia cada vez más frágil.

El mensaje tuvo eco entre sectores que temen que el populismo exacerbe los problemas en lugar de resolverlos. Otros ven en el llamado un intento de preservar un sistema que ya no responde a las nuevas realidades sociales: migración, crisis habitacional, inflación, cambio climático y una desafección ciudadana creciente hacia la clase política tradicional.

Una elección que marcará una tendencia para Europa

Lo que ocurra en Países Bajos tendrá consecuencias más allá de sus fronteras. La ola populista y antiinmigración que ha encontrado terreno fértil en Francia, Alemania, Italia y Hungría podría recibir un espaldarazo si Wilders logra consolidarse como el referente de una nueva derecha europea.

Recordemos que figuras como Marine Le Pen en Francia o Viktor Orbán en Hungría han celebrado previamente los avances del PVV, considerándolos parte de un movimiento europeo conservador que busca frenar lo que perciben como una “decadencia cultural y pérdida de soberanía” frente a la Unión Europea y políticas de asilo supuestamente laxas.

Datos clave del sistema político neerlandés

  • Una población de 17,8 millones de habitantes.
  • La Cámara de Representantes (Tweede Kamer) cuenta con 150 escaños.
  • El sistema de representación proporcional permite que partidos con apenas un pequeño porcentaje logren representación.
  • Desde 2010, Países Bajos ha tenido cuatro elecciones generales, la última apenas 11 meses atrás.

Este contexto ha generado una erosión de la confianza pública en los partidos tradicionales, derivando en un voto más volátil y emocional, a menudo orientado por sentimientos de frustración o identificación cultural y no solo propuestas programáticas.

¿Qué podría pasar después del 29 de octubre?

Las elecciones se celebran el miércoles 29 de octubre, y se prevé que tras el cierre de urnas a las 21:00 (hora local), los primeros sondeos de salida marquen el tono de la noche. Sin embargo, en Países Bajos, formar gobierno es un proceso extremadamente complejo que puede tomar semanas o incluso meses.

En anteriores procesos ha sido necesario negociar entre hasta cinco partidos para construir mayorías funcionales. Esta vez, con Wilders como líder aparente, podrían darse tres escenarios:

  1. Gobierno minoritario con tolerancia externa: donde Wilders gana, pero no consigue socios y gobierna con apoyos puntuales.
  2. Amplia coalición sin participación del PVV: conjunto de partidos tradicionales que se alinean para aislar a la extrema derecha.
  3. Estancamiento institucional: ningún bloque logra formar mayoría durante meses, provocando prolongación del gobierno interino actual.

Lo que está en juego

Más allá de las cifras y maniobras parlamentarias, lo que está en juego es el modelo de sociedad holandés: uno que históricamente ha promovido la tolerancia, el multiculturalismo y el diálogo. La creciente desafección ciudadana frente a estas ideas podría marcar el inicio de una era más excluyente y polarizada, con impactos duraderos.

Países Bajos, cuna de la tolerancia religiosa del siglo XVII, del pensamiento liberal de Spinoza, de la innovación social contemporánea y del primer matrimonio igualitario del mundo (2001), se enfrenta nuevamente a un dilema esencial: ¿adaptarse a las tensiones emergentes o reafirmar sus valores fundacionales?

En los próximos días, Europa mirará de cerca los resultados del pequeño pero influyente país del norte. La elección de 2025 no solo definirá la política neerlandesa de los próximos años, sino también hacia dónde se inclina el péndulo ideológico del continente en la era post-globalización.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press