Huracán Melissa: la tormenta que desafió toda lógica meteorológica
Con vientos de 298 km/h y una intensificación sin precedentes, Melissa se une al panteón de los huracanes más poderosos y extraños del Atlántico
El monstruo que nadie esperaba
El Huracán Melissa irrumpió en el Caribe con la fuerza de un cataclismo. Con vientos de hasta 298 km/h (185 mph), igualando récords históricos de velocidad al tocar tierra, este ciclón no solo devastó Jamaica sino que asombró a la comunidad científica por su comportamiento inusual. Melissa logró intensificarse a un ritmo jamás visto, superando lo que los meteorólogos califican como "intensificación rápida extrema".
¿Qué es la intensificación rápida extrema?
Para entender mejor la dimensión del caso de Melissa, es importante conocer un término clave: intensificación rápida. Este fenómeno ocurre cuando un huracán aumenta su velocidad de vientos en al menos 56 km/h (35 mph) en un período de 24 horas. Sin embargo, en algunos casos muy raros, como Melissa, se produce una intensificación aún mayor: más de 93 km/h (58 mph) en ese mismo período. El Centro Nacional de Huracanes llama a esto "intensificación rápida extrema".
Según investigadores de la Universidad Estatal de Colorado, Melissa aceleró su velocidad de viento en casi 113 km/h (70 mph) en tan solo 24 horas. Luego, experimentó una segunda fase de intensificación, que lo llevó a alcanzar los 281 km/h (175 mph) poco antes de tocar tierra.
La ciencia ante el asombro
"Ha sido simplemente una tormenta bestial" dijo Phil Klotzbach, investigador de huracanes en la Universidad Estatal de Colorado. Y no es para menos: las condiciones meteorológicas que normalmente debilitan un huracán —como el viento de cizalladura, el aire seco y la interacción terrestre— parecieron no afectar en absoluto a Melissa.
La climatología moderna ha aprendido a anticipar eventos de intensificación rápida, pero no hasta este nivel. "Estamos presenciando un fenómeno impulsado muy probablemente por el calentamiento oceánico", comentó Brian McNoldy, investigador de huracanes en la Universidad de Miami.
El poder del océano supercalentado
El océano Atlántico, donde se formó Melissa, ha estado experimentando temperaturas de superficie inusualmente altas. Estos niveles cálidos aportan energía al sistema ciclónico, actuando como una especie de gasolina. En el último año, las temperaturas en la región del Caribe han sobrepasado los 29°C, un nivel que alimenta huracanes con amplitud e intensidad peligrosas.
Este Atlántico supercalentado ha sido testigo de una década récord en «mega huracanes». Desde 2010, se han formado más de 30 tormentas catalogadas como huracanes mayores (categoría 3 o superior). Y Melissa destaca entre ellas como una anomalía sin precedentes en cuanto a su velocidad de intensificación.
Huracanes históricos: Melissa entre los titanes
El impacto de Melissa puede compararse solo con un puñado de tormentas legendarias:
- Huracán del Día del Trabajador (1935): 298 km/h de vientos y una presión superficial mínima récord en Florida.
- Huracán Dorian (2019): alcanzó los 298 km/h en Bahamas, matando a más de 70 personas.
- Huracán Allen (1980): aunque alcanzó 306 km/h, lo hizo en mar abierto, sin tocar tierra con tal intensidad.
Melissa igualó la presión barométrica mínima del huracán de 1935, considerada clave para medir la fuerza global de una tormenta, marcando alrededor de 892 milibares.
¿Qué hizo diferente a Melissa?
Además del doble episodio de intensificación, Melissa sorprendió por negarse a debilitarse a causa de factores que normalmente afectan a huracanes tan intensos. Veamos:
- Cizalladura vertical moderada: lejos de frenar su desarrollo, pareció no afectarlo.
- Interacción con sistemas atmosféricos secundarios: no se presentaron en el patrón clásico con bandas espirales disipándose.
- Entrada de aire seco: se mantuvo contenido en las capas medias.
La tormenta se mantuvo organizada y simétrica hasta el momento del impacto, una señal de madurez ciclónica extrema.
¿Estamos entrando en la era de los 'super huracanes'?
Las estadísticas comienzan a mostrar patrones preocupantes. Un estudio reciente publicado en Nature Climate Change indica que los huracanes categoría 4 y 5 han aumentado más del 25% desde la década de 1980.
Además, el 60% de los huracanes mayores desde 2017 han pasado por algún grado de intensificación rápida. Esto ha llevado a algunos científicos a proponer una sexta categoría en la escala Saffir-Simpson, una idea controversial pero discutida dada la frecuencia de eventos extremos.
La conexión con el cambio climático
La evidencia científica señala con claridad que el aumento de la temperatura global está modificando la dinámica de los fenómenos meteorológicos extremos. Los océanos absorben más del 90% del aumento de calor provocado por gases de efecto invernadero, y este calor es el que alimenta super tormentas como Melissa.
"Esto no debería sorprendernos, sino alarmarnos", comentó Kerry Emanuel, climatólogo del MIT. "Hemos creado las condiciones ideales para que estos monstruos florezcan".
El caso de Jamaica: un país aplastado
A nivel humano, Melissa dejó una estela de destrucción: al menos 72 personas fallecidas, más de 130.000 desplazados y décadas de infraestructura deteriorada por quedar completamente sumergida o destruida por la fuerza del viento. El aeropuerto Internacional de Kingston quedó inservible por días, y las telecomunicaciones colapsaron por completo en zonas rurales.
La cifra de daños materiales asciende ya a más de 2.800 millones de dólares, según estimaciones iniciales del gobierno jamaiquino.
Un llamado a la preparación y la resiliencia climática
Eventos como el de Melissa nos invitan a reformular nuestras políticas de prevención y planeación urbana. Las zonas costeras caribeñas son cada vez más vulnerables a huracanes de mayor intensidad y frecuencia. Melissa es, al mismo tiempo, una advertencia y un símbolo de lo que podría llegar a ser la nueva normalidad.
El huracán no solo fue un fenómeno meteorológico terrorífico; también fue un mensaje urgente de un planeta que está cambiando más rápido de lo que podemos adaptarnos.
¿Estás preparado para la próxima Melissa?