Israel, Palestina y el eterno ciclo de violencia: ¿pacificación o perpetuación del conflicto?

Un análisis exhaustivo del conflicto en Cisjordania, los intercambios de cadáveres entre Israel y Hamas, y el futuro incierto de la región

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Una operación más en Jenín: ¿ataque quirúrgico o castigo colectivo?

Las fuerzas israelíes anunciaron el martes la muerte de tres militantes palestinos en una operación en las cercanías de Jenín, una ciudad al norte de Cisjordania reputada como bastión de resistencia armada. Según la policía israelí, los militantes fueron abatidos al salir de una cueva, desde donde supuestamente habían estado operando.

El ejército afirmó que los individuos estaban implicados en "actividades terroristas", aunque no ofreció detalles más específicos. Tras la confrontación inicial, una tercera persona que había resultado herida fue ultimada. Posteriormente, la aviación israelí destruyó la cueva con un bombardeo aéreo.

Desde el estallido de la guerra contra Gaza en octubre de 2023, Israel ha redoblado sus operativos en territorios ocupados como Cisjordania, alegando que buscan neutralizar células militantes antes de que actúen. Sin embargo, los resultados de dichas campañas generan una opinión profundamente dividida.

¿Seguridad o represión?

Mientras el gobierno israelí asegura que sus operaciones han debilitado seriamente las redes militantes, organizaciones de derechos humanos y habitantes palestinos denuncian que estas incursiones casi diarias han causado la muerte de numerosos civiles no involucrados y forzado el desplazamiento de decenas de miles de personas.

Un informe de B’Tselem, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, revela que más de 520 palestinos han muerto sólo en Cisjordania desde octubre de 2023 hasta abril de 2024, entre ellos al menos 120 niños.

  • Decenas de estructuras demolidas por “razones de seguridad”.
  • Más de 4,000 personas detenidas sin juicio previo.
  • Numerosos puestos de control nuevos han fragmentado aún más la conectividad dentro del territorio palestino.

Estas acciones han llevado a organismos internacionales como Human Rights Watch y la ONU a expresar su preocupación por posibles violaciones sistemáticas al derecho internacional humanitario.

Intercambio macabro: cadáveres por cadáveres

Paralelamente, aún en el marco del conflicto iniciado tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, se han llevado a cabo intercambios de restos humanos como parte de un acuerdo de tregua mediado por Estados Unidos y Qatar. Desde que comenzó el cese al fuego el 10 de octubre:

  • Hamas ha devuelto los cuerpos de 16 rehenes israelíes.
  • Israel ha entregado los restos de 195 palestinos muertos, en su mayoría sin identificar.

“Para muchos en Gaza, recibir el cadáver de un ser querido es lo más cerca que estarán de alguna forma de justicia o cierre,” señaló el sociólogo palestino Ziad Abu Kamil desde Deir al-Balah.

Al mismo tiempo, en Israel se celebraban funerales como el del rehén Yossi Sharabi, uno de los cadáveres recién repatriados. La opinión pública israelí debate ferozmente si estos intercambios son un acto de humanidad o una concesión innecesaria ante un enemigo al que no se debe conceder el más mínimo respeto simbólico.

¿Una tregua con fecha de expiración?

Una tregua que parecía haber iniciado un proceso hacia la distensión amenaza con convertirse en un simple paréntesis dentro de una dinámica repetitiva de violencia. Aunque el cese al fuego técnico aún sigue vigente:

  • 20 rehenes vivos fueron liberados al inicio del alto al fuego.
  • Israel liberó a 2,000 palestinos, pero muchos estaban detenidos sin sentencia judicial.
  • Más de 12 cuerpos israelíes aún deben ser recuperados en Gaza, lo que mantiene la tensión viva.

Pero la tregua parece sostenida más por la fragilidad del equilibrio político internacional que por una intención genuina de reconciliación. Las iniciativas diplomáticas, encabezadas por Egipto, Qatar y Estados Unidos, enfrentan trabas internas significativas en cada parte involucrada.

Gaza: entre ruinas y esperanzas enterradas

En Gazá, las condiciones siguen siendo alarmantes. Equipos egipcios con maquinaria pesada han sido desplegados para ayudar en la búsqueda de cadáveres en ciudades reducidas a escombros como Khan Younis o Rafah. Estos trabajos, junto con los desplazamientos forzados masivos, revelan un panorama de catástrofe humanitaria continua. La ONU ha calificado la situación como “una de las crisis más agudas de desplazamiento y destrucción en la historia reciente.”

Se estima que más de 1.8 millones de personas —casi el 80% de la población gazatí— han sido desplazadas al menos una vez desde octubre. Las agencias humanitarias internacionales tienen acceso restringido y muchas veces son impedidas de operar libremente, lo cual dificulta una evaluación objetiva de la situación.

Turquía y los actores regionales: ¿aliados pacificadores o peones geopolíticos?

Mientras tanto, en otros frentes del mundo islámico, como las tensiones entre Pakistán y Afganistán, Turquía se ha erigido como árbitro diplomático, intentando mediar en escenarios plagados de desconfianza y rivalidad. Sin embargo, en el terreno israelí-palestino, la influencia turca parece limitada, especialmente tras años de tensiones entre Ankara y Jerusalén.

Las esperanzas de crear una fuerza multinacional de observación, que incluya tropas turcas, fueron tajantemente rechazadas por el Ministro de Relaciones Exteriores israelí a inicios de semana, reiterando que no permitirán “ninguna intromisión extranjera en la seguridad del Estado judío”.

¿A dónde va este conflicto?

La enorme volatilidad del presente escenario israelí-palestino refleja las tensiones estructurales de una ocupación prolongada que, lejos de disminuir, ha visto ampliarse en las últimas décadas. Desde la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993 hasta hoy, el número de asentamientos israelíes en Cisjordania se ha triplicado, dificultando las esperanzas de una solución de dos estados.

El ciclo de violencia, venganza e impunidad continúa creciendo mientras la comunidad internacional parece resignada a declaraciones simbólicas. En palabras de Gideon Levy, columnista israelí de Haaretz:

“España, Francia y otros países europeos condenan; Estados Unidos justifica. Israel avanza, Palestina se desangra.”

Nuevos actores, viejas fórmulas

Las generaciones más jóvenes, tanto en Israel como en Palestina, han nacido y crecido en medio de enfrentamientos, represión, muros y checkpoints. Muchos ya no recuerdan cómo era la vida sin conflicto. Las narrativas contrapuestas impiden empatías mínimas.

¿Podrá alguna vez construirse una paz viable en estas condiciones? Algunos analistas creen que sólo una presión internacional coordinada podría redirigir el curso de los acontecimientos. No obstante, dada la polarización de los actores externos y la manipulación política sobre el tema en múltiples países, un cambio de paradigma parece aún remoto.

Hasta entonces, los titulares seguirán informando sobre “milicianos muertos en cuevas” y “cuerpos entregados como fichas de ajedrez diplomático”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press