La revolución aérea del Big Ten: cómo Ohio State lidera una nueva era de receptores estelares

La conferencia tradicionalmente conocida por el juego terrestre está dominando ahora por su profundidad de receptores rumbo a la NFL

Una nueva era en el Big Ten

Olvídate de esa vieja imagen del Big Ten como una conferencia basada en el juego terrestre, defensas duras y partidos decididos en las trincheras. En 2025, la narrativa ha cambiado radicalmente. La conferencia ha evolucionado hasta convertirse en una máquina de producir receptores abiertos de élite, y Ohio State está a la cabeza del fenómeno.

Jeremiah Smith: ¿el mejor ofensivo de todo el fútbol colegial?

Ryan Day, entrenador en jefe de Ohio State, no dudó en calificar a Jeremiah Smith como el mejor jugador ofensivo del país. “No creo que haya discusión alguna. Si hay alguien más cerca, quiero saber quién”, dijo al inicio de octubre. Smith, con sus promedios por encima de las 86 yardas por partido, ha sido una pesadilla para las defensas rivales, demostrando una madurez técnica inusual para un estudiante de segundo año.

Pero lo que hace aún más aterradora a la ofensiva de los Buckeyes es que no se trata de un caso aislado. Carnell Tate, quien anotó dos touchdowns contra Wisconsin, también está construyendo su camino hacia el draft, con recepciones espectaculares que lo posicionan como potencial All-American.

Producción sin precedentes en el Big Ten

Esta revolución aérea no se limita a Columbus. Según datos recientes, siete de los 19 mejores jugadores de la FBS en yardas por recepción por partido son del Big Ten. En comparación, las potentes conferencias SEC, ACC y Big 12 apenas colocan dos receptores cada una en esa lista.

Entre los nombres más destacados están:

  • Makai Lemon (USC) – 108.3 yd/pj (líder nacional)
  • KJ Duff e Ian Strong (Rutgers) – 95.1 y 90.5 yd/pj respectivamente
  • Denzel Boston (Washington) – 83.5 yd/pj
  • Hank Beatty (Illinois) – 86.3 yd/pj, el único de una ex escuela de la División Oeste

Los promedios recientes sugieren que todos están en camino de superar las 1,000 yardas esta temporada, algo impensable en el Big Ten no hace mucho. Hasta 2017, la conferencia tenía apenas un receptor con 1,000 yardas.

La expansión del Big Ten como catalizador

La llegada de USC, Oregon, Washington y UCLA a la conferencia ha tenido un impacto casi inmediato. Estas universidades traen consigo esquemas ofensivos modernos, orientados al pase, que han obligado al resto del Big Ten a adaptarse… o quedarse atrás.

"El viejo estilo de correr primero y controlar el reloj ya no basta para competir en esta nueva versión del Big Ten," explicó Jake Butt, ex ala cerrada de Michigan y ahora analista de Big Ten Network.

Y es que con programas como Iowa y Wisconsin dominando anteriormente desde el juego terrestre, el cambio ha sido drástico. Ahora ya no se puede ganar sólo corriendo. Para mantenerse competitivos, los equipos deben incorporar ataques aéreos balanceados y veloces, y reclutar receptores capaces de quemar esquemas defensivos modernos.

Coaches adaptándose… o desapareciendo

Luke Fickell, actual entrenador de Wisconsin y ex de Cincinnati, lo resume con precisión:

“Quizá sea la primera vez en cien años que podemos decir que la mayor concentración de talento NFL en una posición dentro del Big Ten es en los receptores abiertos”.

Del lado de Michigan, Sherrone Moore fue igual de directo al describir lo imposible que es descansar ante la ofensiva rival:

“No hay respiro. Si parpadeas, pierdes”.

El reclutamiento de Ohio State: línea directa a la NFL

No es casualidad que cinco receptores de Ohio State fueron elegidos en la primera ronda del draft en los últimos cuatro años:

  • Garrett Wilson (Jets)
  • Chris Olave (Saints)
  • Jaxon Smith-Njigba (Seahawks)
  • Marvin Harrison Jr. (Cardinals)
  • Emeka Egbuka (a punto de dar el salto)

Cada uno de ellos ha tenido impacto inmediato en la NFL, y no sería sorpresa que Smith y Tate sigan sus pasos. Así, jugar para Ohio State representa una especie de trampolín directo a los domingos… y los millones de dólares.

Rutgers, USC e Indiana se suman al desfile de talento

Rutgers ha sorprendido con los desempeños de KJ Duff e Ian Strong, ambos en el top de yardas por partido. USC, por su parte, no se queda atrás con Lemon y Ja’Kobi Lane, ambos proyectados como selecciones altas del draft por Mel Kiper Jr.

Indiana también mete ruido con Elijah Sarratt, líder nacional con 10 recepciones de touchdown, y su compañero Omar Cooper Jr., quien añade 7 más.

Sarratt lo explica bien: “Tenemos tantas armas que no se puede marcar a todos. Si te enfocas en uno, te mata otro”.

El efecto dominó: mariscales beneficiados

Esta oleada de talento también ha elevado el perfil de varios quarterbacks del Big Ten. De hecho, el mariscal de Ohio State, Julian Sayin, ha empezado a sonar fuerte en las boletas del Trofeo Heisman gracias a los constantes destellos de Smith y Tate.

“Tengo completa confianza de que si jalo el gatillo en dirección a Smith o Tate, vamos a terminar en la zona de anotación,” dijo Sayin tras una victoria clave.

¿Un Big Ten de receptores? Tal vez para siempre

Aunque aún falta temporada y los rivales como la SEC siguen siendo fábricas de talento, el hecho de que el Big Ten haya tomado la delantera en cuanto a producción de receptores indica una transformación más profunda y más duradera. Técnicos, entrenadores, y analistas coinciden: las ofensivas aéreas están aquí para quedarse.

¿Quién lo hubiera imaginado? El Big Ten, región de inviernos gélidos y linieros fornidos, ahora se mide en yardas por el aire.

Este no es el Big Ten de tu abuelo. Es el de los receptores.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press