Logan Square en alerta: la comunidad que se levantó contra las redadas del ICE
Chicago vive días de miedo y resiliencia tras un operativo federal que dejó una marca imborrable en una comunidad latina
Un viernes que nadie olvidará
Eran casi las doce del mediodía en Logan Square, un emblemático barrio del noroeste de Chicago, cuando el caos se desató frente a una escuela primaria y un café infantil llamado Luna y Cielo Play Café. Una camioneta SUV blanca sin identificación se detuvo en plena calle y agentes federales lanzaron gas lacrimógeno. El objetivo, según información posterior del Departamento de Seguridad Nacional, era un operativo enfocado en una persona. Pero el daño colateral fue mucho mayor.
Docenas de niños estaban en la zona, algunos en la escuela Funston Elementary y otros jugando dentro del café, donde el español se aprende entre juguetes de madera y canciones infantiles. Padres, cuidadores e incluso maestros corrieron a esconder a los pequeños, intentando protegerlos del caos que llegaba sin advertencia.
“Estos niños están traumatizados”
Vanessa Aguirre-Ávalos, propietaria del Luna y Cielo Play Café, lo vivió todo de primera mano. Al sentir la conmoción frente a su local, salió corriendo mientras los cuidadores protegían a los niños en una sala trasera. Días después, aún con la voz quebrada, Aguirre-Ávalos declaró: “Estos niños están traumatizados. Incluso si el ICE deja de hacer lo que hace, la huella psicológica permanecerá”.
Las palabras de Aguirre-Ávalos resonaron en toda la ciudad. La comunidad, aunque acostumbrada a ciclos migratorios y políticas cambiantes, no estaba preparada para esta nueva forma de intimidación federal que llegó directa al corazón de un vecindario infantil.
Redadas sin aviso en zonas escolares
El operativo se dio a solo unos metros de una escuela primaria activa, lo cual es altamente irregular y extremadamente peligroso. Las escuelas están tradicionalmente fuera del alcance de redadas de inmigración bajo el principio de “zonas sensibles”, política informal del Departamento de Seguridad Nacional desde 2011. Según esta directriz:
- Las escuelas, iglesias y hospitales deberían evitarse para operaciones de ICE salvo casos extremadamente urgentes.
- Las redadas deben planificarse minimizando cualquier impacto en niños y terceros no involucrados.
Sin embargo, esta acción realizada el 3 de octubre de 2025 parece haber roto ese protocolo, generando rechazo incluso dentro de sectores moderados en Chicago.
Resistencia comunitaria y vigilancia vecinal
Desde ese día, el barrio ha cambiado. Vecinos de todas las edades, razas y orígenes organizan guardias ciudadanas en torno a las escuelas, especialmente durante las horas de entrada y salida. Se arman con silbatos, carteles del tipo “ICE no es bienvenido” y una clara actitud de vigilancia constante. Una decena de adultos se reúnen cada tarde en esquinas clave, mirando atentamente si aparece otro vehículo sospechoso.
Un funcionario federal en pausa laboral por recortes presupuestarios, quien pidió mantenerse en el anonimato, patrulla diariamente junto a otros voluntarios. Dijo: “Soy hombre blanco. Nadie me va a parar para pedirme papeles. Justamente por eso estoy aquí. Lo que le hacen a estas familias, no está bien”.
Una ola de solidaridad educativa
La escuela Funston Elementary ha sido el epicentro de la respuesta. Todos los viernes por la mañana, docentes encabezados por la profesora Maria Heavener se posicionan con carteles en español e inglés frente al colegio. Uno de los más emotivos reza: "El pueblo unido jamás será vencido".
Heavener, con más de 15 años en el sistema público de Chicago, sentencia: “No se juega con los niños. No se acercan a las escuelas. Esto es una línea roja que no vamos a permitir que crucen de nuevo”.
¿Estrategia federal fallida o mensaje intencional?
La operación fue explicada por el DHS como una acción dirigida, en la cual agentes federales fueron “obstruidos por manifestantes”. Un solo hombre fue arrestado, y todavía no está claro si tenía antecedentes criminales u órdenes de deportación pendientes. Sin embargo, el despliegue fue desproporcionado: varias unidades no identificadas, máscaras, armas largas y gas en calle abierta.
Expertos en política migratoria, como Muzaffar Chishti del Migration Policy Institute, consideran que este tipo de tácticas son ineficientes y dañinas: “Reforzar la ley no puede significar infundir terror en comunidades enteras. Es contrario a los principios democráticos y más aún cuando hay menores de edad cerca”.
Impacto psicológico en menores
Según la Academia Americana de Pediatría, los niños expuestos a situaciones de violencia o estrés intensos como redadas migratorias pueden padecer de:
- Trastornos de ansiedad o estrés postraumático
- Problemas de desarrollo emocional y de lenguaje
- Regresión conductual (como mojar la cama o dejar de hablar)
Una psicóloga del distrito escolar, que también pidió anonimato por temor a represalias, informó que al menos 12 niños presentaron síntomas compatibles con trauma agudo tras el operativo. Algunos siguen sin dormir bien, otros se niegan a ir a la escuela.
Una comunidad que transforma el miedo en defensa
Frente al miedo, Logan Square ha encontrado fuerza. Cada poste de luz tiene carteles informativos sobre qué hacer si ICE aparece. Las cajas de libros comunitarias ahora también contienen silbatos gratuitos. Los negocios —pastelerías, peluquerías, bares— exhiben letreros con frases como “Inmigrantes bienvenidos” o “ICE no es bienvenido aquí”.
El Día de los Muertos, uno de los altares más impactantes en Luna y Cielo fue dedicado a Silverio Villegas González, quien murió en 2018 en un operativo de ICE similar. Su foto, junto a flores de cempasúchil y una bandera mexicana, recordaba que para muchos esta lucha no es nueva —es un ciclo con nombres diferentes.
Educación en medio de la incertidumbre
El 16 de octubre, una niña de 6 años jugaba con un hurón dentro de un salón de belleza junto a la escuela. Ajena al drama de los adultos, solía vestirse de princesa cada día. Ahora, su madre confiesa que solo logra caminar tranquilamente si ella lleva un silbato y camina mirando cada coche que se acerque lento.
Funston Elementary continúa con sus clases, pero ahora con un nuevo protocolo de seguridad. Maestros han sido capacitados para actuar frente a redadas, se modificaron rutas de ingreso y egreso, y todos los niños tienen padres voluntarios designados para acompañar si ocurre una emergencia.
Uno de los cambios más notorios ha sido el concepto de “Sidewalk Solidarity”, una especie de acto cívico semanal en donde maestros, padres y vecinos se posicionan a modo de escudo humano frente a la escuela, con mensajes en inglés y español, arte, tambores y megáfonos.
¿Hacia dónde va Logan Square?
El futuro es incierto. ICE no ha emitido ningún comunicado que garantice que no volverán a actuar cerca de escuelas. Pero mientras tanto, Logan Square se ha reinventado no como una zona de temor, sino de resistencia y ejemplo de organización horizontal comunitaria.
Como dijo uno de los padres en reunión vecinal: “Pensaron que iban a sembrar miedo. Nos dieron unidad.”
Y esa unidad se vislumbra en cada sonrisa de quien reparte silbatos, en cada cartel trazado por niños que escriben “Todos somos humanos” y en cada voluntario que, en pleno otoño, se para firme al frente de una escuela para decir: No otra vez.
