Masih Alinejad frente al crimen organizado: el precio de alzar la voz desde el exilio

El intento frustrado para asesinar a la periodista iraní en Nueva York revela las conexiones entre el régimen iraní, mafias extranjeras y la represión transnacional

Masih Alinejad no es una periodista cualquiera. Es uno de los rostros internacionales más visibles de la disidencia iraní. Su activismo la ha llevado a retar abiertamente a la teocracia islámica de Irán, denunciando las violaciones a los derechos humanos, en especial hacia las mujeres. Pero el costo de esa valentía ha sido alto: persecución, amenazas y, en 2022, una conspiración para asesinarla dentro de su propia casa en Brooklyn, Nueva York. La reciente condena de dos mafiosos vinculados al intento de asesinato vuelve a poner en la lupa la represión transnacional orquestada por el régimen iraní y ejecutada por manos criminales extranjeras.

El caso ha sacado a la luz las capas del oscuro triángulo entre la maquinaria represiva iraní, la mafia rusa y estructuras de poder internacionales cuyo alcance desafía fronteras. Este artículo, con enfoque de Análisis, profundiza en cómo una activista se convirtió en blanco directo del poder, y de qué manera su caso representa una amenaza creciente a la libertad de expresión desde el exilio.

¿Quién es Masih Alinejad?

Masih Alinejad es una periodista y activista nacida en Irán en 1976. Su carrera en medios comenzó como reportera parlamentaria en Teherán. Se enfrentó abiertamente a los sectores conservadores del régimen hasta que fue expulsada de su trabajo y, posteriormente, forzada al exilio en 2009. Desde entonces, ha residido en Estados Unidos, y su voz se ha amplificado a través de colaboraciones con Voice of America y su plataforma en redes sociales, donde millones la siguen.

En 2014 fundó "My Stealthy Freedom", una campaña en línea en la que animaba a mujeres iraníes a quitarse el velo islámico en público como forma de protesta. Sus publicaciones de mujeres con el cabello descubierto se volvieron virales, y con ellas, Alinejad se convirtió en una enemiga pública del régimen iraní.

De la difamación al magnicidio fallido

La historia de la conspiración para asesinar a Alinejad no comienza en 2022, sino en 2020, cuando según documentos judiciales, agentes de inteligencia iraníes comenzaron a coordinar un plan para secuestrarla en suelo estadounidense y trasladarla a Irán. Esta operación, frustrada por el FBI, pretendía callar su activismo con un mensaje intimidante al resto de la diáspora disidente. Pero el régimen no se detuvo ahí.

En julio de 2022, tras el fracaso del intento de secuestro, se introdujo una nueva estrategia: asesinarla. Y para ello, según la fiscalía estadounidense, se ofreció una recompensa de $500,000 dólares a través de canales criminales.

Es aquí donde aparecen los nombres de Rafat Amirov y Polad Omarov, condenados esta semana en Nueva York como autores claves en la operación.

¿Quiénes son Amirov y Omarov?

Amirov (de nacionalidad iraní) y Omarov (originario de Georgia), fueron presentados en el juicio como miembros de alto rango de la mafia rusa, específicamente del grupo “Gulici”, una facción vinculada históricamente a homicidios, extorsiones, secuestros y tráfico internacional.

Ambos fueron contactados para coordinar el ataque contra Alinejad. Parte de su responsabilidad radicó en contratar a un sicario que viajó a Nueva York con el objetivo de matarla en su residencia. Según testigos, el asesino a sueldo se acercó peligrosamente cerca al objetivo, incluso merodeando su vivienda mientras ella no se encontraba por casualidad.

“Solo la suerte y la diligencia del FBI evitaron una tragedia”, dijeron los fiscales.

El juicio y las condenas

Durante el juicio, que se celebró en marzo de 2025 y duró dos semanas, el testimonio de Alinejad fue clave. Ella relató con detalle cómo su vida ha sido marcada por el miedo y el desplazamiento, habiendo tenido que cambiar de residencia varias veces tras descubrirse la trama.

El veredicto fue firme: ambos acusados fueron hallados culpables y la fiscalía solicitó 55 años de prisión para cada uno. La defensa buscó condenas significativamente menores, alegando participación limitada y factores atenuantes.

La represión transnacional: una estrategia moderna del autoritarismo

Más allá del plano individual, el caso Alinejad es un ejemplo escalofriante de cómo los regímenes autoritarios persiguen a periodistas y disidentes en el extranjero. Lo que antes era difamación pública o campañas cibernéticas, ahora se ha transformado en intentos de asesinato extraterritorial.

Según Freedom House, en su informe de 2024 sobre represión transnacional, Irán es uno de los cinco países más activos en perseguir ciudadanos fuera de sus fronteras. El informe documenta casos de hostigamiento, ciberataques, secuestros y asesinatos desde Rusia hasta Arabia Saudita, Egipto y China.

“El régimen de Irán ha demostrado una capacidad aterradora para activar redes internacionales del crimen para silenciar a sus críticos, algo que debería alarmar no solo a los iraníes en el exilio, sino al mundo entero”, señala el informe.

Activismo femenino como amenaza para el régimen

Uno de los factores que hacen de Alinejad un blanco preferido del régimen es su enfoque en dar voz a las mujeres iraníes. Las protestas en Irán, especialmente tras la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022, consolidaron al movimiento liderado por mujeres como la mayor amenaza interna para la República Islámica en décadas.

Alinejad ha estado al frente promoviendo que las mujeres iraníes documenten su desobediencia civil y cuestionen la validez de la sharía impuesta como ley estatal. “Mostrar el cabello se ha convertido en un acto de insurrección”, ha declarado.

Una lucha solitaria pero con impacto global

A pesar del constante peligro, Alinejad se ha rehusado a callar. Ha comparecido ante el Congreso de EE. UU., documentado abusos en foros de derechos humanos y servido de canal para amplificar las voces de quienes dentro de Irán no pueden hablar públicamente.

“No tengo miedo a morir, pero sí a vivir en silencio”, dijo una vez en entrevista con CNN. Su historia ha sido reconocida internacionalmente, siendo incluida en listas como TIME 100 de mujeres más influyentes.

¿Qué puede hacer Occidente ante estas amenazas?

El caso expone la necesidad urgente de desarrollar mecanismos de protección efectivos para activistas exiliados. Si bien el FBI actuó con eficacia en este caso, muchos otros intentos de represión transnacional han terminado en muertes silenciosas, como el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018 en Turquía.

Las democracias deben reforzar sus capacidades de inteligencia, mejorar las herramientas judiciales contra actores extranjeros, y entender que estas conductas no son simples crímenes aislados, sino parte de estrategias de disuasión política sistemática.

Además, es imperativo imponer sanciones económicas específicas a funcionarios y estructuras vinculadas a estos crímenes internacionales, así como cerrar las puertas financieras y diplomáticas a países que ataquen a los suyos fuera de sus fronteras.

El legado de una activista indomable

El coraje de Alinejad, como el de muchas mujeres iraníes, marca un punto de inflexión. En medio del exilio, el miedo y la persecución, ha optado por seguir hablando, seguir denunciando y seguir soñando con un Irán libre.

Su historia no es solo personal: es la historia de un régimen que se niega a tolerar la disidencia, incluso más allá de sus fronteras; es la historia de cómo las mujeres están transformando el activismo político en Medio Oriente. Y sobre todo, es la historia de cómo **la libertad de expresión se ha convertido en una actividad de alto riesgo global.**

Este caso, más que una condena judicial, debería convertirse en un llamado a actuar: por los derechos humanos, por las libertades fundamentales y por aquellos cuya única arma es su palabra.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press