Melissa, el monstruo del Caribe: el huracán que hace historia y alerta sobre el cambio climático
Cómo el huracán más poderoso que ha golpeado Jamaica en 174 años expone los riesgos crecientes del clima extremo
Un huracán sin precedentes amenaza al Caribe
El huracán Melissa, catalogado como categoría 5, la más alta en la escala de Saffir-Simpson, avanzó esta semana sobre el Caribe dejando a su paso una estela de destrucción y miedo. Se trata del huracán más intenso jamás registrado en impactar Jamaica desde que existen registros meteorológicos, es decir, desde hace 174 años.
La magnitud de Melissa lo coloca como el quinto huracán con menor presión atmosférica registrado en el Atlántico, justo detrás de monstruos históricos como el huracán Allen (1980) o Wilma (2005). De acuerdo con el experto Michael Lowry, esta tormenta representa un “peor escenario posible para Jamaica”.
Impacto inminente sobre Jamaica
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), Melissa representa una situación "extremadamente peligrosa y potencialmente mortal". Las autoridades jamaicanas convocaron a la población a mantenerse en refugios o dentro de sus viviendas para evitar los efectos devastadores de los vientos huracanados y las lluvias torrenciales.
Las Naciones Unidas y más de cincuenta ONG ya habían preposicionado alimentos, medicinas y suministros esenciales, anticipándose a una operación de ayuda de gran envergadura, la cual comenzaría tan pronto como las condiciones lo permitan.
Una amenaza regional
Pero Melissa no sólo es un problema para Jamaica: sus efectos se extienden a Cuba, Haití y República Dominicana, donde ya se han emitido alertas por posibles inundaciones repentinas, deslaves y evacuaciones masivas.
En Cuba, el gobierno evacuó a más de 600,000 personas, incluidas muchas de Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país. Mientras tanto, en las islas Bahamas y Turks y Caicos se esperan entre 13 y 26 centímetros de lluvia en apenas 24 horas.
¿Qué causa huracanes tan potentes?
Melissa se formó como tormenta tropical el martes pasado, fue huracán el sábado y el lunes por la mañana ya era categoría 5. Este fenómeno se conoce como intensificación rápida y está convirtiéndose en un patrón cada vez más común.
Según científicos del clima, el calentamiento de las aguas oceánicas —en algunos casos hasta 3 °C por encima del promedio— está alimentando a estas tormentas, permitiendo que evolucionen en cuestión de horas de estructuras moderadas a titanes de la meteorología.
¿Qué es la intensificación rápida?
Una tormenta experimenta intensificación rápida cuando sus vientos sostenidos aumentan al menos 56 km/h en menos de 24 horas. Este año, Melissa es ya el cuarto huracán en el Atlántico que ha seguido esta pauta.
Este tipo de crecimiento meteorológico repentino convierte en un reto mayúsculo el trabajo de los meteorólogos, gobiernos y organizaciones de respuesta humanitaria. Hace que las predicciones se queden cortas y disminuye el tiempo que tienen las comunidades para prepararse y refugiarse.
Historia de huracanes destructivos en el Caribe
Melissa se suma a una larga lista de ciclones que han golpeado con fuerza el Caribe y el sureste de Estados Unidos:
- Huracán Gilbert (1988): causó más de 300 muertes y fue devastador en Jamaica y México.
- Huracán Ivan (2004): dejó cerca de 90 muertos y pérdidas millonarias a su paso por el Caribe y la costa sureste de EE.UU.
- Huracán Dorian (2019): impactó con una intensidad feroz en las Bahamas, donde destruyó casas, hospitales e infraestructura crítica.
Ahora, Melissa amenaza con añadir su nombre a esta lista negra, solo que con una particularidad: Nunca un huracán tan fuerte había tocado directamente a Jamaica.
¿Qué dice la ciencia?
El vínculo entre huracanes más intensos y cambio climático es cada vez más sólido. Científicos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.) y del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) han documentado cómo el calentamiento global del océano está detrás del aumento en la energía disponible para estas tormentas.
Según un artículo publicado en la revista Nature en 2021, los huracanes grandes (categoría 3 o más) han aumentado en proporción relativa en las últimas décadas. En 1980, sólo alrededor del 20 % de los huracanes alcanzaban esa categoría. En 2020, el número superó el 40 %.
Jamaica, en la primera línea del cambio climático
Jamaica, como muchas otras islas del Caribe, es especialmente vulnerable al impacto del cambio climático por su ubicación, tamaño geográfico limitado y dependencia del turismo, un sector que sufre enormemente ante huracanes.
El primer ministro Andrew Holness ha declarado que el país necesita con urgencia recursos internacionales para fortalecer su infraestructura frente a futuras tormentas, además de políticas de construcción resiliente y sistemas de alerta más eficaces.
¿Está el mundo preparado para un futuro con huracanes como Melissa?
Si Melissa nos deja una lección clara, es esta: Los huracanes del futuro pueden surgir más rápido, hacerse más fuertes y causar estragos mayores.
La ONU y otras organizaciones han advertido que es indispensable reforzar los sistemas de prevención, evacuación, infraestructura y educación climática, especialmente en islas y naciones vulnerables.
Igualmente, es urgente que los países industrializados cumplan con sus compromisos de reducción de emisiones y financiamiento para la adaptación de países en desarrollo, como lo establece el Acuerdo de París.
Una llamada de alerta desde el corazón del Caribe
Melissa no solo es un huracán, es un símbolo. Es un llamado a actuar. Porque cada grado que se calienta el planeta multiplica los riesgos e impactos de eventos como éste. Si continuamos ignorando las señales, Melissa no será la excepción. Será la nueva norma.
Es hora de escuchar el rugido del viento y las lluvias de Melissa como lo que realmente son: la voz de advertencia de un océano herido.
