Rusia institucionaliza el reclutamiento militar permanente: ¿una señal de desgaste o una nueva era militar?

El Parlamento ruso aprueba una ley que transforma el servicio militar obligatorio en un proceso continuo, mientras crece la presión de la guerra en Ucrania

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Una jugada legislativa con impacto estratégico

La Duma Estatal de Rusia aprobó recientemente un proyecto de ley que convierte el reclutamiento militar en un proceso continuo durante todo el año. Esta iniciativa legislativa es una señal clara de la presión que enfrenta el Kremlin en su campaña militar en Ucrania, que ya entra en su cuarto año sin visos de resolución.

El nuevo texto legal permite a las oficinas de reclutamiento convocar a los ciudadanos para exámenes médicos y otros procedimientos en cualquier momento del año. Aunque los conscriptos seguirán incorporándose al servicio activo principalmente en los meses de primavera y verano, el registro, evaluación y asignación no se limitarán más a los dos tradicionales períodos anuales.

Una guerra prolongada que fuerza cambios estructurales

Rusia mantiene, por ley, el servicio militar obligatorio para todos los hombres entre 18 y 30 años, quienes deben cumplir al menos un año en las fuerzas armadas. Hasta ahora, el reclutamiento se realizaba en dos tandas: primavera y otoño. Sin embargo, las necesidades militares y las dificultades logísticas han llevado al Kremlin a reestructurar este modelo.

Los autores del proyecto alegan que esta política "facilitará la labor administrativa" de las oficinas de reclutamiento y permitirá asignar con mayor eficiencia a los reclutas a distintas ramas del ejército.

La ley aún espera la promulgación oficial por el Consejo de la Federación (cámara alta) y la firma del presidente Vladimir Putin, lo cual se da por descontado.

Dimensiones numéricas: un ejército en expansión

En cifras, Rusia movilizaba entre 130,000 y 160,000 conscriptos en cada una de las dos llamadas anuales. A pesar de esto, el Kremlin insiste en que los reclutas no están siendo enviados directamente al frente ucraniano; en teoría, el combate queda en manos de militares contratados y reservistas movilizados.

No obstante, múltiples ONGs de derechos humanos y reportes periodísticos han denunciado que las autoridades militares han presionado a muchos de estos jóvenes para que firmen contratos como soldados profesionales. Esto les permite enviarlos al frente bajo la figura de “voluntarios”.

En septiembre de 2022, Putin decretó una “movilización parcial” de 300,000 reservistas, hecho que desató una oleada de huida masiva, estimada en más de 500,000 hombres, que abandonaron Rusia para evitar el reclutamiento.

Una armada ampliada en busca de músculo bélico

El ejército ruso contaba con aproximadamente 1 millón de soldados a inicios de la invasión en febrero de 2022. Durante 2023, Putin ordenó elevar el número de tropas activas hasta 1.5 millones. Solo este año, se reporta que más de 440,000 personas se enlistaron voluntariamente, y otras 336,000 firmaron contratos militares.

En una reciente intervención, Putin afirmó que más de 700,000 soldados rusos se encuentran desplegados directamente en Ucrania, una cifra que representa alrededor del 46% del total de sus fuerzas armadas activas, y que subraya la apuesta total del Kremlin en este conflicto.

El nuevo sistema de cibercontrol militar

Como parte de los esfuerzos tecnológicos para frenar la evasión, el gobierno ruso implementó un registro electrónico de conscriptos que permite servir citaciones en línea. Los jóvenes que ignoran estas convocatorias se enfrentan a una batería de represalias administrativas: suspensión de cuentas bancarias, revocación de licencias de conducir y la prohibición de salir del país.

Esta militarización digitalizada plantea importantes dilemas éticos y de libertades civiles, aunque el Kremlin sostiene que son necesarias para mantener la “seguridad nacional”.

La presión del frente y la cambiante política de movilización

El cambio hacia un reclutamiento continuo debe entenderse en el contexto de una guerra que no muestra signos de resolución. Las tropas rusas enfrentan una fuerte resistencia ucraniana respaldada por Occidente, una logística compleja y una bajísima moral entre los movilizados, especialmente los que han sido reclutados sin experiencia previa.

El Kremlin, tras el descontento generado por la movilización de reservistas en 2022, ha evitado repetir una medida tan impopular. Su nueva estrategia se centra en “voluntarios” a cambio de altas compensaciones económicas, acceso privilegiado a salud y beneficios familiares.

Sin embargo, el cambio legislativo indica que la disponibilidad de voluntarios quizá no sea suficiente para cubrir la rotación de tropas requeridas en la prolongada ocupación de Ucrania.

Geopolítica y maximalismo: sin señales de retirada

Mientras el conflicto en Ucrania se estanca, el presidente Putin se mantiene firme en sus exigencias: que Kiev se retire de cuatro regiones ucranianas parcialmente ocupadas que Rusia se anexó ilegalmente en 2022. Estas condiciones han sido rechazadas tanto por Ucrania como por sus aliados occidentales, que consideran las demandas del Kremlin como “maximalistas e irreales”.

En palabras del propio mandatario ruso, “No se trata solo de defender a Rusia, sino de restablecer nuestra soberanía histórica”.

Lo cierto es que las negociaciones están congeladas y ninguna de las partes parece dispuesta a ceder lo suficiente como para iniciar un proceso de paz creíble.

¿El principio de una militarización permanente?

Lo que antes era un servicio limitado a un año ahora podría transformarse en un “sistema de canalización” continuo hacia las fuerzas armadas, que se convierte en una institución perpetua del aparato estatal ruso.

Desde el punto de vista legal y logístico, el movimiento tiene sentido en el marco de una guerra prolongada y costosa. Sin embargo, también abre interrogantes alarmantes sobre el futuro de la juventud rusa, cuyas opciones civiles se ven cada día más reducidas ante el avance del nacionalismo bélico de Putin.

Como señala el analista ruso independiente Andrei Soldatov: “Rusia avanza hacia un modelo de estado-militar donde la vida civil está subordinada a los intereses permanentes del conflicto”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press