¿Se está frenando la revolución eléctrica? GM recorta empleos y la adopción de EVs tambalea

Mientras General Motors pausa la producción y la política se vuelve incierta, estudios reafirman que la electromovilidad sigue siendo crucial para el futuro del planeta

El gran ajuste de General Motors

En un movimiento que ha sacudido al sector automotriz de Estados Unidos, General Motors (GM) anunció recientemente el despido de aproximadamente 1,700 empleados en sus instalaciones de Michigan y Ohio, junto a otras suspensiones temporales que afectan cientos más.

La fábrica de vehículos completamente eléctricos ubicada cerca de Detroit perderá unos 1,200 trabajadores, mientras que la planta de baterías Ultium Cells, en Warren, Ohio, recortará a unos 550 empleados. A esto se suman otros 850 despidos temporales en Ohio y 700 más en Tennessee, asociados con las plantas de baterías que reducirán o pausarán su producción.

“Ante la desaceleración en la adopción de EVs y un entorno regulatorio cambiante, GM está reorganizando su capacidad de producción de vehículos eléctricos”, declaró la empresa en un comunicado oficial.

Aunque la empresa planea retomar operaciones en estas plantas a mediados de 2026 tras realizar mejoras, la decisión resalta una tendencia inquietante: la adopción de vehículos eléctricos (EVs) en EE. UU. no está alcanzando el ritmo inicial proyectado.

Los impuestos y la política detrás del freno

Uno de los factores clave para esta caída en la demanda ha sido la eliminación de los créditos fiscales federales para la compra de EVs. Hasta el 30 de septiembre, los compradores podían beneficiarse de un crédito de $7,500 para vehículos nuevos y $4,000 para vehículos usados. Esta política, considerada uno de los grandes impulsos para la venta de eléctricos, fue derogada como parte de una ley presupuestaria impulsada por el Congreso en junio.

Además, la administración Donald Trump revirtió muchas de las políticas de apoyo hacia los EVs implementadas por su antecesor Joe Biden, incluyendo la meta de electrificación del parque vehicular al 50% para 2030 y la expansión de la infraestructura de carga a lo largo del país.

El clima político volátil genera incertidumbre en la industria, haciendo que fabricantes como GM y otros reconsideren sus estimaciones de producción y sus estrategias de inversión.

EVs vs. autos de combustión: El veredicto de la ciencia

Más allá del incierto panorama económico y político, la evidencia científica refuerza el valor de los EVs como herramienta para combatir el cambio climático.

Según un estudio reciente de la Universidad del Norte de Arizona y la Universidad de Duke, publicado en la revista PLOS Climate, un EV compensa la huella de carbono de su producción tras los primeros dos años de uso, emitiendo significativamente menos contaminantes que los vehículos tradicionales de gasolina durante el resto de su vida útil.

En concreto, aunque los EVs emiten un 30% más de CO₂ durante su fabricación (debido principalmente a la producción de sus baterías de iones de litio), terminan generando menos de la mitad del daño medioambiental que los autos de combustión interna.

“Rápidamente, superas las emisiones iniciales. A partir del tercer año, estás ganando terreno ambientalmente, y esa ventaja se acrecienta con cada año de uso”, explicó Drew Shindell, coautor del estudio y profesor de ciencias de la Tierra en Duke.

Los investigadores también modelaron cuatro escenarios para el crecimiento de EVs de aquí al 2050, desde un 31% hasta un 75% del total de vehículos nuevos vendidos. Las reducciones en emisiones de CO₂ por cada kWh de batería se estimaron en 220 kg en 2030 y 127 kg en 2050, en promedio.

Una red eléctrica más limpia: clave del éxito

Uno de los datos más potentes del estudio es que el beneficio de los EVs no solo proviene de no quemar gasolina, sino también de un sistema eléctrico que se vuelve cada vez más limpio. Energías como la solar y eólica ya representan un porcentaje cada vez mayor de la generación eléctrica en EE. UU.

Shindell enfatizó que no tiene sentido esperar una regresión hacia plantas de carbón como respuesta al aumento de vehículos eléctricos, ya que el costo de las renovables es ya significativamente menor.

Esta evolución prevista contrasta, sin embargo, con políticas de retraso para desarrollar la red de recarga y las trabas impuestas a la energía renovable en ciertos estados.

“El resto del mundo no está frenando el avance hacia esta tecnología”, dijo Ellen Kennedy, de RMI, una organización sin fines de lucro en energía limpia. “En muchos estados y gobiernos locales de EE. UU., hay un impulso enorme para seguir adelante.”

¿Y qué pasa con las baterías al final de su vida útil?

El estudio no consideró el impacto ambiental de la disposición o reciclaje de baterías, un punto crítico en el debate sobre sostenibilidad. Sin embargo, los expertos aseguran que la tecnología de reciclaje de baterías está avanzando rápidamente, y será una parte integral en el futuro de la industria EV.

Compañías como Redwood Materials y Li-Cycle ya están desarrollando procesos para recuperar más del 95% de los materiales clave usados en las baterías, como litio, níquel y cobalto.

La presión de los mercados y la paradoja de GM

El escenario volátil que enfrenta GM también viene motivado por las demandas del mercado y los inversionistas. Al reducir producción e incluso pausarla, la empresa está apostando por reducir costos en un momento de incertidumbre regulatoria.

Pero al mismo tiempo, su competencia continúa invirtiendo: Tesla mantiene su dominio de mercado, fabricantes chinos como BYD se expanden con fuerza, y empresas tecnológicas como Apple y Xiaomi están ingresando al sector eléctrico.

La desconexión entre la visión científica y las decisiones corporativas revela una paradoja fundamental de la transición energética: el futuro es eléctrico, pero el presente está lleno de miedo e intereses económicos inmediatos.

¿Qué podemos esperar?

Estados Unidos ha sido líder en innovación automotriz durante más de un siglo, desde Henry Ford hasta Tesla. Pero ahora el país enfrenta un punto crítico. ¿Retrocederá frente al cambio climático y se enredará en disputas políticas, o liderará la revolución verde que viene?

Los estudios, los indicadores medioambientales y las tendencias globales apuntan todos en una sola dirección. Pero las decisiones corporativas como la de GM, sumadas a políticas cambiantes, amenazan con frenar una carrera que podría resultar vital para el planeta.

Como señaló Greg Keoleian, profesor de sistemas sostenibles de la Universidad de Michigan:

“Acelerar la adopción de vehículos eléctricos es una estrategia clave para descarbonizar el sector transporte, reducir los daños futuros y mitigar los costos del cambio climático.”

La pregunta no es si debemos avanzar hacia un futuro eléctrico. La verdadera cuestión es: ¿tendremos la voluntad política, empresarial y social para hacerlo a tiempo?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press