Brechas petroleras y paisajes vulnerables: el drama de la Línea 5 en los Grandes Lagos
Mientras Enbridge sigue adelante con un proyecto de 500 millones de dólares para encerrar un oleoducto envejecido bajo el Lago Michigan, crece la indignación por los riesgos ambientales y culturales
Por décadas, el Pipeline 5 —operado por la empresa canadiense Enbridge— ha transportado petróleo crudo y líquidos de gas natural desde Wisconsin hasta Ontario. La clave del recorrido está en un tramo de 6 kilómetros que discurre por el fondo del Estrecho de Mackinac, donde el Lago Michigan se conecta al Lago Hurón, en la región de los Grandes Lagos en EE.UU. Hoy, ese tramo es el epicentro de una feroz batalla entre intereses energéticos, ambientalistas, tribus indígenas y gobiernos estatales.
¿Qué es la Línea 5 y por qué es polémica?
La Línea 5 fue puesta en operación en 1953. Durante años, funcionó sin mayor visibilidad pública, pero en 2018 un ancla de barco dañó parte del tubo en el Estrecho de Mackinac, un evento que, aunque no causó derrames, elevó las alarmas sobre una potencial catástrofe ambiental.
Pero incluso antes de eso, desde 2017, ingenieros de Enbridge habían identificado fallos en el recubrimiento externo del tubo, lo que pone en riesgo su integridad estructural en una zona altamente dinámica y vulnerable.
El canal donde se encuentra este tramo es uno de los más turbulentos de la región, y un derrame podría ser catastrófico. Los ecologistas estiman que un escape podría afectar a más de 700 millas de costa y miles de especies acuáticas.
El plan: encerrar el ducto en un túnel
Frente a estos riesgos, en 2018 Enbridge acordó con el entonces gobernador de Michigan, Rick Snyder, la construcción de un túnel protector debajo del fondo del estrecho para resguardar el ducto. Un proyecto de ingeniería valorado en más de 500 millones de dólares.
Ese túnel tiene como objetivo minimizar el riesgo de daños externos (como anclas de barcos) y proteger mejor el oleoducto de condiciones ambientales hostiles.
La construcción incluiría maquinaria especializada para cavar unos 30 metros por debajo del lecho del lago, todo documentado en el informe de impacto ambiental del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (USACE, por sus siglas en inglés).
¿Por qué los ambientalistas y las tribus indígenas se oponen?
El informe del USACE, publicado en mayo, señala que aunque el túnel protegería el ducto, también podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente, incluyendo:
- Destrucción de humedales
- Daños a sitios arqueológicos
- Pérdida de hábitats de murciélagos
- Alteración de la vida acuática
- Impacto visual sobre el paisaje natural de los lagos
Los opositores han criticado que la aprobación se haya dado pese a esos hallazgos. Varias tribus indígenas han expresado su oposición firme, señalando la intrusión en tierras ancestrales y temiendo posibles explosiones subacuáticas durante la construcción.
Además, señalan que la tubería debería cerrarse de forma definitiva en lugar de reforzarse. “Construir un túnel para un ducto envejecido no es modernización, es una extensión del riesgo”, ha dicho Liz Kirkwood, directora de la organización ambiental For Love of Water (FLOW).
Donald Trump y la aprobación acelerada
En abril, el gobierno de Donald Trump ordenó la aceleración del proyecto como parte de su estrategia de “dominancia energética” de Estados Unidos. Adam Telle, secretario asistente del Ejército para obras civiles, celebró la medida diciendo:
“La aprobación de esta solicitud de Enbridge es un gran éxito que avanza la agenda de dominancia energética del presidente.”
Desde entonces, el Cuerpo de Ingenieros cambió su calendario original (que proyectaba una decisión en 2025) y otorgó el permiso en octubre, permitiendo a Enbridge avanzar tras cumplir con las leyes federales pertinentes.
La batalla legal en Michigan
La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, y la fiscal general Dana Nessel —ambas demócratas— han liderado la oposición estatal al proyecto. En 2020, Whitmer ordenó revocar la servidumbre que permite operar el ducto en el estrecho bajo la premisa de proteger los recursos naturales del estado.
Enbridge respondió con una demanda federal impugnando la orden. A la fecha, aún se debate si el caso debe resolverse en una corte estatal o federal. Mientras tanto, Enbridge continúa operando el ducto bajo litigio.
En 2023, la Michigan Public Service Commission (MPSC) aprobó otros permisos para avanzar en la obra. Eso desató una nueva oleada de demandas por parte de grupos ecologistas y tribus. En febrero de 2024, un tribunal de apelaciones del estado confirmó las autorizaciones emitidas.
¿Qué falta para que el proyecto inicie?
Con la luz verde del USACE, Enbridge ahora solo necesita el permiso de la Michigan Department of Environment, Great Lakes, and Energy (EGLE). Este organismo estatal tendrá que equilibrar los estudios de impacto ambiental con la presión pública y política que rodea al proyecto.
Una encuesta realizada por Michigan Environmental Council en 2023 evidenció que el 68% de los residentes del estado prefieren cerrar definitivamente la Línea 5 a construir infraestructura adicional que mantenga operativa la conducción de petróleo.
La importancia de los Grandes Lagos
Esta región no es cualquier cuerpo de agua. Los Grandes Lagos —Superior, Michigan, Huron, Erie y Ontario— contienen el 21% del agua dulce superficial del planeta y abastecen a más de 40 millones de personas entre EE.UU. y Canadá.
Cualquier incidente petrolero pondría en riesgo:
- El agua potable de comunidades enteras
- La pesca comercial y recreativa
- El turismo y los ecosistemas costeros
De hecho, en 2022 el grupo de investigación Environmental Law & Policy Center calculó que un gran derrame en el Estrecho de Mackinac podría causar daños económicos de hasta 6 mil millones de dólares.
¿Hay alternativas a la Línea 5?
Enbridge y sus defensores argumentan que la Línea 5 transporta unos 540 mil barriles de crudo y gas natural líquidos diariamente, y que su clausura abrupta colapsaría los mercados de energía en el medio oeste estadounidense y Ontario.
Sin embargo, múltiples análisis —como el del Michigan Department of Environment en 2020— han concluido que la región podría adaptarse con alternativas como:
- Transporte por tren y camión cisterna
- Redireccionamiento parcial mediante otros oleoductos
- Uso de refinerías y puertos de Wisconsin y Ohio
Eso sí, implicaría mayores costos logísticos y emisiones de carbono, un argumento que Enbridge utiliza para reforzar la “seguridad” de mantener la Línea 5 operativa, aunque bajo un nuevo túnel.
¿Qué hay en juego realmente?
Más allá del petróleo y de la política, la disputa en torno a la Línea 5 pone en tela de juicio dos visiones encontradas:
- Una visión energética basada en hidrocarburos fósiles con infraestructura envejecida que busca extenderse bajo nuevos marcos regulatorios.
- Y una visión ambientalista y soberanista que llama a cerrar ciclos insostenibles, restituir derechos indígenas y proteger el agua como bien común antes que como insumo económico.
Mientras tanto, desde el fondo del lago y con millones de litros de crudo fluyendo cada día, el tiempo sigue corriendo para decidir el destino de una de las infraestructuras más controvertidas del corazón energético de Norteamérica.
