Caleb Williams bajo presión: ¿puede el mariscal de los Bears sostener el peso de la franquicia?

Lesiones, críticas y dudas rodean su desarrollo mientras Chicago lucha por mantenerse competitivo

El fenómeno que llegó como salvador

Pocos nombres generan tanto revuelo en la NFL como el de Caleb Williams. Seleccionado en el pick número uno del draft, su llegada a los Chicago Bears fue celebrada como la respuesta a décadas de incertidumbre en la posición de mariscal de campo. Sin embargo, después de una ilusionante racha de cuatro victorias consecutivas, el equipo ha vuelto a caer en la mediocridad, y con ello, las luces se enfocan inevitablemente sobre su joven quarterback.

Un rendimiento que genera dudas

En los últimos cuatro partidos, Williams ha mostrado señales preocupantes. Su índice de pasador durante ese tramo ha sido de 77.8, con solo dos pases de touchdown frente a tres intercepciones y una tasa de pases completos del 60.8%. Aunque el mismo Williams y su entrenador Ben Johnson minimizan las preocupaciones —"Me sentí bien, más allá de una mala jugada clave", dijo el mariscal—, lo cierto es que su rendimiento no ha estado a la altura de las expectativas que se le depositaron.

Los Bears no lograron superar los 21 puntos ante los Ravens —la primera vez en la temporada que no lo consiguen—, y aunque hubo destellos de potencial, los errores en momentos críticos fueron fatales.

Un ataque en ruinas

La situación se complica aún más cuando analizamos el estado actual del cuerpo ofensivo. En la práctica del miércoles, los Bears no contaron con sus cuatro principales receptores: Rome Odunze (talón), DJ Moore (cadera), Olamide Zaccheaus (rodilla) y Luther Burden III (conmoción cerebral) estuvieron todos ausentes. Esto representa una amenaza directa a cualquier progreso que Williams pudiera estar haciendo, ya que simplemente no tiene armas a quién lanzarles.

¿La defensa puede salvar la temporada?

En paralelo, la defensa también sufre con una lista de lesionados significativa, aunque esta semana se incorporó una adición de peso: C.J. Gardner-Johnson. Con 18 intercepciones en su carrera, el polémico esquinero llega con la misión de reforzar una secundaria diezmada.

Gardner-Johnson, conocido tanto por su capacidad de juego como por su carácter explosivo, ocupará la posición de slot cornerback, sustituyendo a Kyler Gordon, quien está fuera con una lesión en la ingle. Su experiencia bajo el actual coordinador defensivo Dennis Allen, con quien trabajó previamente en los Saints, podría ser clave para una transición más fluida.

"No siento que sea un instigador", afirmó Gardner-Johnson a la prensa. "Simplemente soy un jugador con pasión y ganas de competir".

Bengals a la vista: otra prueba para Williams

El próximo enfrentamiento contra los Cincinnati Bengals pinta complicado. A pesar de su defensa en declive, el equipo liderado por Joe Flacco y el receptor Ja'Marr Chase tiene la capacidad de transformar cualquier partido en un tiroteo ofensivo. Y sin receptores confiables en Chicago, todo parece indicar que nuevamente, el mariscal novato estará en una posición desventajosa.

Lo positivo es que el tight end Cole Kmet regresó a los entrenamientos tras recuperarse de una lesión en la espalda, y podría convertirse en el blanco principal de Williams en el corto plazo.

¿Qué dice la historia sobre mariscales novatos en apuros?

No sería la primera vez que un mariscal de campo novato lucha en su primera temporada. Según Pro Football Reference, desde 2010 menos del 30% de los mariscales seleccionados en el top 3 del draft lograron mantener un índice de pasador superior a 85 en su primer año. Ejemplos como Jared Goff, Trevor Lawrence o incluso Josh Allen tuvieron comienzos difíciles antes de consolidarse.

La clave muchas veces no está en el arranque mismo, sino en el entorno: línea ofensiva, receptores, sistema de juego y estabilidad en el cuerpo técnico. En el caso de Williams, las lesiones, la juventud de su entorno ofensivo y los altibajos en la defensa lo ponen en el peor de los escenarios posibles.

Ben Johnson sigue confiando en su pupilo

El entrenador de los Bears ha reiterado en múltiples ocasiones su fe en su quarterback: "Hubo jugadas que debieron ser automáticas a estas alturas de la temporada, pero estamos progresando. Creo que dimos un paso adelante esta semana".

Además, Johnson busca generar una cultura positiva pese a la derrota más reciente: "Estamos en una gran posición como equipo. Sé que perdimos el último juego, pero estuvimos en posición de ganarlo. Seguimos creyendo en lo que somos como vestuario y como staff técnico".

La afición exige resultados

El problema es que la NFL no espera a nadie. En una liga donde cada semana cuenta, la paciencia es limitada. La afición de los Bears, que no ha visto un quarterback franquicia desde los tiempos de Sid Luckman —sí, leíste bien, hablamos de la década de 1940—, exige un cambio real. Jugar bien por momentos no basta. Williams necesita consistencia y liderazgo, y el momento de mostrarlo es ahora.

¿Qué necesita Williams realmente para triunfar?

Más allá de talento puro, Williams requiere protección de su línea ofensiva, una ofensiva saludable con receptores disponibles y un sistema que lo ponga en posiciones de éxito. Pero también debe desarrollar olfato para leer defensas, tomar mejores decisiones bajo presión y mejorar la precisión en terceros intentos, una de sus grandes falencias esta temporada.

En lo intangible, su madurez emocional es clave. Evitar que una intercepción tarde en el último cuarto arruine su próximo drive. Aprender de cada error. Dominar los ritmos de juego. Reconocer dónde sí tiene control y dejar ir lo demás. Todo eso separa a un mariscal común de uno franquicia.

¿Un problema más profundo en la cultura del equipo?

No es coincidencia que los Bears hayan quemado más mariscales en los últimos 20 años que la mayoría de las franquicias. Desde Rex Grossman hasta Mitch Trubisky, pasando por Jay Cutler o Nick Foles, todos tuvieron momentos de destello pero escasa continuidad.

Caleb Williams podría significar un nuevo comienzo, pero el equipo tendrá que rodearlo de mejores condiciones internas. El fichaje de Gardner-Johnson y la sólida racha anterior parecen indicar que la organización está haciendo esfuerzos. El tiempo dirá si estos son suficientes.

El veredicto aún no está escrito

Queda media temporada por delante. Y la historia ha demostrado que mariscales talentosos como Josh Allen o Lamar Jackson solo encontraron su mejor versión en el segundo o tercer año. Lo importante es no perder la confianza en el proceso, mantener el entorno sano y permitir que Williams evolucione.

Mientras tanto, el mariscal sigue enviando señales de fortaleza mental: "Estamos en un buen lugar. Sé que esta última derrota dolió, pero sabemos quiénes somos y hacia dónde vamos".

Pero en la NFL no basta con saberlo. Hay que demostrarlo. Cada domingo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press