El poder invisible de los aromas: un viaje olfativo por la historia de la humanidad

La exposición en Düsseldorf que cambia nuestra manera de experimentar el arte al activarnos el sentido más emocional: el olfato

¿A qué huele el amor? ¿Y la guerra? Estas preguntas, que en otras ocasiones podrían parecer puramente poéticas, cobran vida en una exposición sin precedentes que está revolucionando la experiencia en los museos: “El poder secreto de los aromas”, inaugurada en el Kunstpalast de Düsseldorf, Alemania.

Un museo que se huele, no solo se ve

Bajo una inédita premisa sensorial, la muestra invita a los visitantes a recorrer más de mil años de historia cultural a través de 81 aromas distribuidos en 37 galerías. Más que una exhibición tradicional, esta propuesta es una experiencia multisensorial que despierta la memoria, las emociones y la curiosidad de los asistentes, todo a través del poder evocador del olfato.

Esta exposición es un experimento —y una invitación— para que nuestro público descubra la historia del perfume y de los olores con sus narices”, explicó Felix Krämer, director general del museo. Para ello, se han empleado estelas aromáticas, difusores y atomizadores especialmente diseñados para liberar fragancias que conectan cada obra o periodo histórico con su contexto olfativo.

El olor como narrador histórico

La exposición sigue un orden cronológico, comenzando con artefactos religiosos de la Edad Media, impregnados del inconfundible perfume de la mirra, usado tanto por cristianos como por judíos e islámicos como símbolo de oración y purificación. En la galería correspondiente, el aroma melancólico del incienso flota entre tallas de madera que representan pasajes bíblicos, creando una atmósfera que transporta al visitante a los rituales del pasado.

Pero si la mirra inspira contemplación, hay olores que generan rechazo instantáneo. Así ocurre en la sala dedicada a la Primera Guerra Mundial. Aquí, al presionar un botón, se activa un difusor que libera una mezcla agresiva de pólvora, sangre, y azufre. La respuesta es visceral. “Quien haya vivido una guerra odiará esta sala, porque aquí se puede oler la brutalidad”, aseguró Robert Müller-Grünow, curador de la muestra y experto mundial en tecnología del olfato. 

De la repulsión al deseo: los extremos del olfato

En el otro lado del espectro olfativo, nos encontramos con el cuadro Venus y Adonis de Peter Paul Rubens de 1610, rodeado por un ambiente oloroso que evoca la sensualidad del amor barroco. Domina la fragancia de rosas, acompañada por el olor de la civeta, un mamífero cuyo aroma fue alguna vez considerado afrodisíaco, aunque hoy resulta excesivo para muchas narices modernas.

Este contraste entre atractivo y aversión se repite en varias secciones, especialmente en la galería dedicada al hedor del París medieval. Aquí, los visitantes inhalan una mezcla fétida de alcantarillas, humedad y cuerpos sin bañar que les hace retirarse abruptamente. “Este olor es tan realista que parece que estás literalmente allí”, comentó una de las visitantes visiblemente afectada tras presionar el difusor.

La libertad también tiene aroma

La historia del siglo XX también está cuidadosamente representada. Un óleo de Gert Wollheim, titulado Despedida de Düsseldorf (1924), revive el espíritu de los locos años 20 y el auge de la libertad femenina. La fragancia en esta sala mezcla aromas de tabaco, vainilla y cuero, un guiño olfativo al legendario perfume Tabac Blond que Caron lanzó en 1919, inspirado en las mujeres modernas que fumaban cigarrillos en público.

Es un homenaje a la liberación y la osadía”, destacó Müller-Grünow mientras guiaba a los visitantes por la era que celebra el empoderamiento femenino.

Del arte moderno a los aromas de marca

La exposición no es solo un recorrido por el pasado. También nos acerca a la contemporaneidad a través de obras de Andy Warhol, Yves Klein y Günther Uecker, entre otras figuras icónicas. A su alrededor flotan olores que remiten a marcas globales como Coca-Cola o la aerolínea alemana Eurowings, que ha incorporado aromas específicos en sus aviones para calmar a los pasajeros antes del despegue.

“Estamos rodeados de fragancias diseñadas para influir en nuestra percepción: en el marketing, en el comportamiento social, en la atracción personal”, explicó Müller-Grünow. Mención especial merece la molécula Iso E Super, una fragancia sintética que se popularizó por su supuesto poder de volver irresistible a quien la lleva.

“Huele a madera de cedro, pero también tiene algo muy cálido y humano. Es envolvente, suave, casi piel. No es de extrañar que muchas personas no sepan que están siendo seducidas por ese olor”, comentó el curador entre risas.

Un museo que despierta todos tus sentidos

Para visitantes como Kirsten Gnoth, la exposición representa mucho más que una visita cultural común. “He estado aquí antes para ver la colección de arte, pero ahora ha cambiado por completo gracias a los aromas que coinciden con las imágenes y las épocas”, compartió emocionada. “Es emocionante combinar el arte con el sentido del olfato. Te hace recordar cosas que no imaginarías”.

Numerosos estudios sustentan lo que Gnoth experimenta. Según investigaciones publicadas en la revista científica Neuron, el olfato tiene una conexión directa con el sistema límbico, responsable de nuestras emociones y recuerdos. Esto explica por qué un simple aroma puede transportarnos en segundos a otros momentos y lugares de nuestras vidas.

Una exposición sin precedentes a nivel mundial

No es coincidencia que esta muestra esté generando amplio reconocimiento internacional. Es la primera vez que un museo integra una narrativa olfativa a tal escala en un recorrido museográfico. No solo enseña historia, sino que la hace vivir, recordar y sentir. Se trata de una nueva dimensión para las artes plásticas y, sobre todo, una celebración del sentido más olvidado: el olfato.

“El poder secreto de los aromas” estará abierta al público hasta el 8 de marzo de 2026. Si estás por Alemania o planeas un viaje cultural que estimule más que la vista, esta muestra puede cambiar tu forma de experimentar el arte para siempre.

En un tiempo donde los museos buscan maneras de renovarse y atraer nuevas audiencias, esta propuesta hace historia. Y sobre todo, la huele.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press