Real Madrid vs. UEFA: El conflicto legal que puede cambiar el fútbol europeo

La batalla judicial por la Superliga Europea se intensifica con un fallo clave en Madrid a favor del club merengue y contra la UEFA. ¿Es este el principio del fin de la hegemonía de los organismos tradicionales del fútbol?

Real Madrid ha dado un paso importante en su cruzada contra la UEFA, tras una sentencia emitida en Madrid que respalda la posición del club blanco sobre la creación de una nueva competición europea: la Superliga. Esta pugna, que lleva años cocinándose a fuego lento entre bastidores, ha escalado a niveles judiciales y amenaza con redibujar el mapa futbolístico de Europa.

Una victoria para el Madrid… ¿y para la justicia europea?

El 2023 fue el año en que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó que tanto la UEFA como la FIFA habían actuado en contra de las normas del derecho comunitario al bloquear, amenazar y sancionar a los clubes impulsores de la Superliga. Este fallo fue interpretado como una declaración de guerra contra el monopolio organizativo que ostentan estos organismos en el fútbol profesional.

El pasado miércoles se conoció la decisión del Juzgado de lo Mercantil n.º 17 de Madrid, que desestimó los recursos presentados por la UEFA, la Liga Española y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), consolidando el criterio del TJUE. Según el Real Madrid, esta resolución confirma que la UEFA ha violado gravemente las normas de libre competencia al abusar de su posición dominante en el mercado.

En un comunicado oficial, el club expresó estar “encantado con la resolución” y anunció que reclamaría daños y perjuicios a la UEFA. Aunque no se ha precisado aún la cifra de esta indemnización, se prevé que sea millonaria y pueda tener efectos duraderos en el equilibrio institucional del fútbol europeo.

La Superliga: ¿de sueño roto a proyecto recuperado?

El anuncio original de la Superliga en abril de 2021 provocó una verdadera tormenta. Doce clubes fundadores se rebelaron contra el modelo de la UEFA lanzando lo que prometía ser una competencia de élite cerrada y controlada por los propios clubes, sin descensos ni clasificaciones tradicionales basadas en mérito deportivo.

La reacción fue inmediata y feroz. Aficionados, políticos, exjugadores y federaciones protestaron masivamente. Los clubes ingleses se retiraron en apenas días, lo que causó que el proyecto colapsara casi de inmediato. Sin embargo, Real Madrid, FC Barcelona y Juventus siguieron defendiendo la legalidad y viabilidad del proyecto, acudiendo a los tribunales para denunciar el monopolio de la UEFA.

¿Qué argumenta el Real Madrid?

Más allá de los intereses económicos, el club blanco asegura que su lucha está inspirada por la necesidad de reformar el fútbol europeo, hacerlo más justo, sostenible e inclusivo. En su comunicado, el club denuncia la falta de transparencia de la UEFA, la gobernanza centralizada y poco democrática, y la incapacidad del sistema actual para adaptarse a los cambios en el consumo de entretenimiento en la era digital.

Uno de los puntos destacados por el Real Madrid es la necesidad de ofrecer modelos de transmisiones gratuitas y globales para los aficionados, una crítica directa al modelo cerrado y de pago que actualmente predomina en las competiciones UEFA como la Champions League.

La reacción de la UEFA, LaLiga y la RFEF

Tras conocerse la sentencia del juzgado madrileño, la LaLiga emitió un comunicado en tono conciliador, señalando que “respeta la decisión judicial” pero minimizando su alcance. Según la institución presidida por Javier Tebas, la decisión no valida ningún formato específico de competición ni menciona el proyecto inicial de 2021, que ya fue modificado por sus promotores.

Por su parte, la UEFA no emitió un comunicado extenso inmediatamente, aunque fuentes cercanas al organismo deslizaron su intención de estudiar acciones legales y regulatorias adicionales que mantengan la unidad del fútbol europeo.

Un problema de modelo, no solo de legalidad

Más allá del terreno legal, la disputa entre la Superliga y la UEFA pone de manifiesto un choque de modelos económicos y sociales. Por un lado, una élite de clubes muy poderosos que buscan proteger sus intereses y asegurar ingresos estables. Por otro, una estructura de fútbol europeo basada en el mérito, el ascenso y descenso, y la redistribución de ingresos a niveles inferiores.

En palabras del economista del deporte Simon Chadwick:

“Esto no solo es una guerra legal, es una guerra ideológica. ¿Queremos un fútbol al estilo capitalista norteamericano o queremos mantener su integración social basada en la competencia y la equidad?”

¿Un precedente para otros deportes?

Algunos expertos señalan que este caso podría tener repercusiones más allá del fútbol. Si los órganos de gobierno de otros deportes (como el tenis, baloncesto o automovilismo) son considerados como monopolios similares a la UEFA/FIFA, sus decisiones también podrían cuestionarse desde el punto de vista legal ante tribunales europeos.

De hecho, el caso se estudia como precedente jurídico en escuelas de derecho tanto en Europa como en Estados Unidos, y podría marcar un antes y un después en la regulación del deporte profesional.

¿Y el aficionado? El eterno olvidado del debate

En medio de esta tormenta jurídica, hay un protagonista que ha sido vital pero a la vez ignorado: el aficionado. Muchas de las protestas de 2021 procedieron precisamente de este grupo, que vio en la Superliga una amenaza al espíritu competitivo del deporte. No obstante, también hay quienes ven con buenos ojos la idea de ver partidos de alto nivel cada semana sin tener que esperar a fases avanzadas de la Champions.

Por ello, una de las grandes incógnitas es ¿cómo se ganará “la batalla de los corazones”? ¿Podrá la Superliga reinventarse ofreciendo una experiencia más cercana, accesible y centrada en el fan, tal como prometen sus impulsores?

Próximos pasos: ¿compensación económica o guerra total?

Con un fallo favorable de la justicia europea y otro en los tribunales españoles, el Real Madrid se siente fortalecido para exigir una compensación económica a la UEFA, cuya magnitud podría alcanzar cifras récord. Además, fuentes internas del club aseguran que están dispuestos a seguir presionando con un relanzamiento reformado del proyecto Superliga.

Mientras tanto, la UEFA y otras instituciones nacionales tendrán que definir nuevos marcos legales para asegurar su autoridad en un entorno donde los equilibrios están mutando rápidamente.

¿Asistimos al principio del fin del sistema UEFA tal como lo conocemos? O, por el contrario, ¿se consolidará un nuevo orden futbolístico en el que clubes y aficionados tengan más voz en la gobernanza? Lo cierto es que, por primera vez en décadas, el trono del fútbol europeo tiembla… y el próximo capítulo aún está por escribirse.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press