Valencia un año después del diluvio: dolor, memoria y una lección climática pendiente
Con más de 230 muertos a causa de unas lluvias torrenciales inéditas, Valencia recuerda una de las peores catástrofes naturales de Europa mientras el cambio climático sigue sin respuesta política efectiva
El 29 de octubre de 2024, la Comunidad Valenciana fue azotada por una tormenta histórica que provocó la muerte de 237 personas y arrasó con infraestructuras, viviendas y familias enteras. Un año después, en un acto conmemorativo cargado de emociones, autoridades, víctimas y expertos climatológicos se reunieron para homenajear a los fallecidos y reflexionar sobre lo aprendido... o sobre lo que sigue sin aprenderse.
Una tragedia sin precedentes en la historia reciente de España
Las lluvias que inundaron la región, especialmente la ciudad de Valencia y sus alrededores, fueron tan intensas que los barrancos secos y ríos habitualmente tranquilos se transformaron en torrentes violentos. Decenas de municipios quedaron aislados, sin electricidad ni agua potable durante días.
Según cifras del gobierno central, 229 fallecidos eran residentes de la Comunidad Valenciana. Además, la catástrofe dejó a más de 3.000 personas sin hogar y causó daños por más de 2.300 millones de euros.
El acto conmemorativo: emociones a flor de piel
El homenaje celebrado en el Museo de Bellas Artes de Valencia contó con la presencia del Rey Felipe VI, la Reina Letizia, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, y el presidente regional Carlos Mazón, además de representantes de organizaciones civiles y, naturalmente, familiares de las víctimas.
Durante el acto, varios familiares subieron al escenario para compartir su dolor y recordar anécdotas personales que desgarraron a la audiencia. También hubo momentos de tensión: antes del inicio del evento, Mazón fue abucheado por varios asistentes, acusando a su administración de negligencia y lentitud en la respuesta a la catástrofe.
Una respuesta política que continúa generando controversia
La gestión del desastre por parte del gobierno regional ha sido fuertemente criticada desde el primer instante. Mazón, del Partido Popular (centro-derecha), fue uno de los primeros líderes en visitar la zona cero junto a Felipe VI y Sánchez. Sin embargo, fueron recibidos con barro y gritos de desesperación por parte de los vecinos aún atrapados en el caos de las inundaciones.
Desde entonces, la presión social no ha menguado. Protestas multitudinarias se han sucedido en Valencia y otras localidades afectadas, pidiendo responsabilidades políticas e inversión real en prevención.
¿Cambio climático o negligencia estructural?
La comunidad científica no tardó en señalar que la magnitud del evento fue amplificada por el cambio climático. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indicó que se trató de una gota fría sin precedentes en registros modernos, con precipitaciones que superaron los 400 mm en apenas 24 horas.
Sin embargo, los expertos también subrayan que una mala planificación urbanística, junto con una lista eterna de informes ignorados sobre la fragilidad hidrológica de la región, contribuyeron enormemente a aumentar el número de víctimas.
«Esto no fue solo una tragedia natural, sino una catástrofe anunciada», declaró María Gomariz, ecóloga e investigadora del CIEMAT. «Los barrancos construidos, zonas urbanizadas en cauces secos y la falta de infraestructuras de emergencia jugaron un papel determinante».
Memoria colectiva: el papel de los ciudadanos
Lejos de quedarse paralizados, miles de vecinos se organizaron espontáneamente en brigadas de limpieza, rescate y ayuda. Durante semanas, voluntarios trabajaron removiendo barro, cocinando para los damnificados y recogiendo donaciones.
El movimiento #ValenciaLimpia aglutinó más de 12.000 participantes en solo tres días, convirtiéndose en uno de los mayores gestos de solidaridad civil en la historia reciente de España.
Reconstrucción y resiliencia: ¿qué se ha hecho en un año?
El gobierno estatal aseguró que se han destinado 800 millones de euros a la reconstrucción de infraestructuras, viviendas y apoyo psicológico a las víctimas. Aun así, muchos de los afectados denuncian que esas ayudas o no han llegado o han sido insuficientes.
Un informe reciente del Defensor del Pueblo aseguraba que más del 60% de las familias afectadas no han recibido la totalidad de las compensaciones prometidas. Además, los planes de reforestación y refuerzo de infraestructuras hídricas siguen en fase inicial.
Activismo climático: el otro rostro de la catástrofe
El desastre de Valencia también prendió la mecha de un nuevo movimiento climático regional. Bajo el lema #NuncaMás, decenas de plataformas sociales exigen nuevas leyes de protección ambiental, urbanización consciente y una revisión completa de los sistemas de alerta temprana meteorológica.
«Si no paramos este modelo de crecimiento insostenible, muchas más Valencias están por venir», advirtió Esteban Ríos, portavoz del movimiento Verde Mediterráneo.
España y el reto climático: ¿a la altura del desafío?
El caso valenciano ha sido usado como ejemplo internacional de los peligros de la combinación entre fenómenos meteorológicos extremos y falta de previsión urbanística. Diversas voces reclaman que la tragedia sea considerada un punto de inflexión.
Sin embargo, en el plano político, persiste la falta de consenso. Mientras el gobierno central propone un Pacto Verde a escala nacional, gobiernos regionales como el valenciano siguen aplazando reformas necesarias.
Una herida abierta… y una advertencia en voz alta
El recuerdo de las 237 víctimas no solo permanece en las fotos que colgaron sus familiares durante la ceremonia, sino también en las cicatrices del territorio y sus habitantes. El drama de Valencia es un espejo para otras regiones expuestas al cambio climático.
Como proclamó el Rey Felipe VI durante el acto conmemorativo: «Este dolor nos une, pero también nos llama a actuar con responsabilidad sobre el futuro que estamos construyendo».
Valencia será recordada, no solo por lo que perdió, sino por cómo inspiró un debate imprescindible en esta era de crisis climática.