Beetlejuice, turismo y nostalgia: el pequeño pueblo que se convirtió en santuario cinematográfico
East Corinth, Vermont, revive gracias al legado de Tim Burton y su icónica película "Beetlejuice"
East Corinth, Vermont, es un pequeño pueblo de poco más de 1,500 habitantes que jamás imaginó convertirse en un lugar de culto para miles de fanáticos del cine alrededor del mundo. La razón tiene nombre propio: Beetlejuice, la clásica película de 1988 dirigida por Tim Burton. Hoy, más de tres décadas después de su estreno, este pintoresco enclave vive una auténtica resurrección cultural gracias a los entusiastas del film, conocidos popularmente como "juicers".
Beetlejuice: una joya del cine gótico
Lanzada en 1988, Beetlejuice se convirtió rápidamente en un fenómeno de culto. Con Michael Keaton interpretando al irreverente y grotesco bio-exorcista que da nombre a la cinta, junto a un reparto estelar que incluyó a Winona Ryder, Geena Davis y Alec Baldwin, la comedia de horror se consolidó como una de las obras más queridas del excéntrico Burton.
La historia se centra en una joven gótica (Ryder) y una pareja de fantasmas (Davis y Baldwin) que intentan espantar a los nuevos ocupantes de su antigua casa, para lo cual recurren a los servicios del disruptivo Beetlejuice. La mezcla entre humor negro, estética gótica y crítica social caló profundamente entre los adolescentes y adultos de los años 80 y 90, y sigue vigente aún hoy.
East Corinth: el verdadero Winter River
Aunque la historia está ambientada en la ficticia aldea de Winter River, Connecticut, las escenas más memorables del filme fueron grabadas en East Corinth, Vermont. Este pequeño rincón entre montañas y bosques se convirtió en el telón de fondo perfecto para el mundo excéntrico que Burton imaginó. La escuela de Miss Shannon, el puente cubierto rojo donde los Maitland sufren su fatal accidente, y la oficina inmobiliaria de Jane Butterfield fueron todos filmados en locaciones reales del pueblo.
“Fue como uno de esos filmes de mi adolescencia,” comenta Lisa Pinkerton, una fanática británica que viajó con su familia para visitar los escenarios. “Revivo esos recuerdos de verla con amigos. Es ver la magia de Hollywood hecha realidad.”
Turismo cinematográfico y devoción fanática
East Corinth ha experimentado una verdadera transformación cultural y social en los últimos años. Los visitantes llegan desde todos los rincones del planeta, desde Alemania hasta Canadá, solo para caminar las calles donde se filmó Beetlejuice. Sarah Polli, residente del pueblo y sobrina de Maurice Page, el único habitante local que apareció en la película, relata con entusiasmo la llegada constante de turistas.
“Hay un flujo continuo de visitantes. He conocido fanáticos de Francia, España y hasta Dinamarca,” relata Polli. “Ya los llamamos con cariño ‘juicers’.”
Un tour autoguiado con magia hollywoodense
Para que los visitantes puedan disfrutar plenamente de la experiencia, Wade Pierson, oriundo del pueblo, creó un tour autoguiado que recorre los puntos clave de filmación. A través de carteles con imágenes de escenas del filme —colocados estratégicamente donde se grabaron—, los turistas pueden reconstruir mentalmente la historia. Algunas estructuras fueron sets temporales y ya no existen, por lo que esta clase de visualizaciones son indispensables.
“La gente siempre pregunta: ‘¿Dónde está la casa?’ Era un set y fue desmontado,” señala Pierson, quien sugiere un lugar exacto donde, agachándose y alzando la cámara, se puede obtener una imagen casi idéntica a la del filme.
Tim Burton vuelve al origen
En 2023, tras décadas de espera, Burton y su equipo regresaron a East Corinth para grabar la esperada secuela: Beetlejuice Beetlejuice. El regreso del director gótico solo acrecentó la mística y el amor que los visitantes sienten por el lugar. Las esperanzas ahora apuntan a un renovado impulso turístico y preservación del legado cinematográfico.
La nostalgia como motor
No es casualidad que East Corinth se haya convertido en lugar de peregrinación para adultos nostálgicos. La nostalgia por los 80 ha sido un motor económico indiscutible en la industria del entretenimiento. Series como Stranger Things, reboots cinematográficos y vinilos han demostrado que lo retro vende. En este contexto, Beetlejuice y su universo vuelven a ganar protagonismo.
Con Halloween como telón de fondo ideal, el pueblo se viste con decoraciones temáticas y celebra con orgullo su pasado cinematográfico. Pierson, quien vive frente a la escuela Miss Shannon, comentó que su casa no solo es un monumento viviente, sino también símbolo de lo que una película puede hacer por un pueblo.
La comunidad también se beneficia
Y no todo es turismo. El impacto económico se ha dejado sentir. Tiendas de souvenirs, hostales, cafeterías y guías locales han encontrado en el “efecto Beetlejuice” una fuente de ingresos considerable. Esto no solo resucita los recuerdos de los fanáticos, sino también la economía de una zona rural de Vermont.
Además, el antiguo edificio de la escuela ha sido comprado por un fanático decidido a transformarlo en un centro comunitario, museo y sala de cine dedicado a la película. Toda una declaración de amor al cine y a su capacidad para unir comunidades.
Beetlejuice, la secuela y el futuro
Con la secuela programada para 2024 y la popularidad de los viajes temáticos en auge, todo indica que East Corinth tiene por delante una segunda juventud. Si bien algunos vecinos de edad avanzada creían que el filme sería una historia bucólica del campo estadounidense, la mayoría ha aprendido a disfrutar del legado peculiar que Burton dejó en sus montañas.
La historia del pueblo es un recordatorio de cómo el arte, incluso el más excéntrico, puede tangiblemente transformar la realidad de quiénes lo acogen. Y sobre todo, cómo la nostalgia combinada con identidad local, puede convertirse en un poderoso motor de revitalización cultural.
Como dice Lisa Pinkerton: “Cuantos más lo disfruten, mejor. Este lugar realmente es mágico.”










