Crisis en los asilos de Vermont: negligencia, muertes y un sistema de supervisión roto

Bajo nuevos dueños, seis centros de cuidado en Vermont enfrentan denuncias graves mientras el estado sigue sin implementar un proceso definitivo de revisión de propiedad

Un sistema en decadencia

Lo que debería ser un refugio para personas mayores en sus últimos años se ha convertido en un escenario de negligencia, abuso y muerte en múltiples centros de cuidado en Vermont. La reciente oleada de denuncias y violaciones regulatorias contra seis asilos que cambiaron de dueño tras la salida de Genesis HealthCare ha encendido las alarmas sobre la capacidad del estado para fiscalizar este tipo de transferencias en beneficio del público.

Ventas silenciosas y sin supervisión

Genesis HealthCare, una operadora de asilos respaldada por fondos de capital privado, fue protagonista de una serie de incidentes preocupantes en Vermont. En 2020, tres de sus instalaciones fueron objeto de acuerdos después de que una residente muriera y otros dos fueran hospitalizados por deficiencias en el cuidado. Sin embargo, antes de declararse en bancarrota en 2023, Genesis vendió seis de sus nueve centros en el estado a nuevos operadores bajo un procedimiento silencioso y temporal liderado por la Agencia de Servicios Humanos.

El cambio de propietarios se hizo fuera del ojo público y sin participación ciudadana, lo cual fue posible gracias a una ley de 2018 que estableció dicho proceso interino que debía ser temporal, pero que tras siete años aún permanece en vigor sin ajustes legislativos definitivos.

Las alarmas suenan: muertes, negligencia y abusos

Desde que las nuevas empresas asumieron el control en 2024, los problemas no solo han continuado, sino que se han multiplicado:

  • MissionCare en Bennington: Un residente murió por toxicidad por litio, un medicamento prescrito habitualmente pero que necesita monitoreo constante. El centro falló en actualizar planes de cuidado, contactar a médicos y realizar pruebas de laboratorio.
  • St. Johnsbury Center for Living and Rehabilitation: El estado detectó "fallas sistémicas generalizadas" que ponían en riesgo inmediato a los residentes. Entre las negligencias se mencionó la falta de atención para pacientes diabéticos y nula acción ante un supuesto caso de abuso físico por personal certificado.
  • Springfield Center: Se hallaron casos de abuso, medicamentos innecesarios, comida insegura y revictimización de residentes con antecedentes traumáticos. Personal médico fue acusado de ignorar alergias y de faltar a protocolos básicos como la higiene durante tratamientos.
  • Rutland Center: Una residente fue hospitalizada tras fracturarse la cadera; otra fue golpeada por una asistente certificada.

Stellar Health Group y el oscuro presente de Premier Rehab

En Berlín, Premier Rehab —ahora bajo Stellar— no ha podido abandonar la lista federal de Special Focus Facilities, reservada para entidades con problemas de calidad persistentes. Entre los incidentes más alarmantes, una residente con lesión cerebral escapó por una ventana, y hubo una tasa de errores de medicación del 43%.

Además, fue documentado que el personal servía comida fría, almacenaba medicamentos incorrectamente y no implementaba simulacros de emergencia. Aunque el operador afirma avances, los inspectores siguen encontrando violaciones serias.

¿Quién permite que estas empresas operen?

Las tres empresas hoy a cargo —iCare Health Network, Allaire Health Services y Stellar Health Group— tienen calificaciones modestas en materia de calidad de atención:

  • iCare: 3.1 estrellas (de 5)
  • Stellar: 2.6 estrellas
  • Allaire: 2.3 estrellas

Vermont Legal Aid y expertos como Richard Mollot, director ejecutivo de Long Term Care Community Coalition, señalan que estos puntajes y el historial previo de algunas operadoras (como registros de abuso en otros estados) deberían ser suficientes para excluirlas de operar nuevos centros.

Modelo fallido: el paradigma del lucro

La mayoría de estos centros están en manos de operadores con fines de lucro, un modelo que ha sido cuestionado a nivel nacional. Según un estudio del New England Journal of Medicine, los asilos con fines de lucro tienen un 20% más de probabilidades de recibir sanciones relacionadas con cuidado inseguro o inadecuado.

Vermont repite ese patrón: menos personal, decisiones centradas en reducir costos, retrasos en atención médica y una cultura institucional de opacidad y falta de responsabilidad.

¿Dónde está el estado?

La transición del proceso de revisión de propiedad del Green Mountain Care Board a la Agencia de Servicios Humanos dejó huecos regulatorios importantes. Hoy, audiencias se realizan a puertas cerradas, sin participación ciudadana ni revisión pública de antecedentes financieros o de atención médica de los compradores.

Kaili Kuiper, defensora estatal de las personas en cuidado a largo plazo, declaró: “Siete años es demasiado tiempo para un proceso interino. Necesitamos un sistema transparente que sitúe el interés de los residentes por encima del interés empresarial”.

Reacciones y propuestas

Entre las iniciativas discutidas se encuentra la creación de un proceso definitivo de revisión, con mayor transparencia, posibilidad de impugnación pública y penalidades más severas cuando se detecten abusos. Vermont Legal Aid propuso un proyecto de ley en la última sesión legislativa, que encontró resistencia por la carga que implicaría para la Agencia de Servicios Humanos.

Richard Mollot sugiere ir más allá: promover modelos de cuidado más pequeños, sin fines de lucro, con apoyo estatal para quienes desean abrir hogares con enfoque individualizado. “Dar atención requiere vocación, no capital corporativo”, resumió Mollot.

El legado de Genesis y lo que deja a su paso

Genesis fue capaz de operar durante años con un historial pobre, reiteradas faltas regulatorias y escasa intervención estatal. Cuando sus centros fueron finalmente vendidos, no hubo mejoría significativa. La única constante es que los residentes —nuestros padres, abuelos y veteranos— siguen viendo comprometida su seguridad y dignidad día tras día.

“No puedes aceptar residentes sabiendo que no puedes garantizarles cuidado ni seguridad”, reitera Mollot. “Eso es inmoral. Y bajo la ley actual, también debería ser ilegal”.

Una crisis que exige reformas urgentes

Mientras Vermont mantiene esta estructura provisional de regulación de propiedad, operadoras sin experiencia o con antecedentes cuestionables seguirán accediendo a instalaciones con poblaciones vulnerables. Si no se detiene esta puerta giratoria de negligencia, más residentes pueden sufrir —y algunos, lamentablemente, morir— antes de que se tomen acciones concretas.

Cuanto antes entienda el estado que proteger a sus mayores no es una opción, sino una obligación moral y legal, antes comenzaremos a hablar de un sistema de cuidado digno en Vermont.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press