El regreso del gigante: China vuelve a comprar soya estadounidense, pero… ¿alcanza para salvar a los agricultores?

El nuevo acuerdo comercial entre China y EE.UU. despierta esperanzas en el campo, aunque los productores siguen lidiando con altos costos y un futuro incierto.

Un rayo de esperanza en el campo estadounidense

La reciente promesa de China de comprar al menos 25 millones de toneladas métricas de soya estadounidense anualmente durante los próximos tres años ha sido recibida con una mezcla de alivio y escepticismo por parte del corazón agrícola de Estados Unidos. Tras años de tensiones comerciales, aranceles y pérdidas económicas, los agricultores ven en esta noticia un posible respiro. Sin embargo, como bien lo expresó Robb Ewoldt, director de la United Soybean Board y productor en Iowa: “No quiero sonar como un agricultor desagradecido, pero esto no soluciona todo a corto plazo”.

El acuerdo también incluye el levantamiento de tarifas contra productos agrícolas estadounidenses y la reanudación de compras de sorgo, otro cultivo exportado principalmente a China. Esta noticia representa un hito en la larga y turbulenta relación comercial entre ambas potencias, especialmente tras los daños ocasionados por la guerra comercial iniciada bajo la administración de Donald Trump.

China y la soya: una relación vital

China es el comprador número uno de soya en el mundo, y durante mucho tiempo, dependía en gran medida de EE.UU. En 2023, las exportaciones estadounidenses de soya alcanzaron los $24.500 millones, de los cuales aproximadamente $12.500 millones provinieron de ventas a China.

No obstante, durante los últimos años, el gigante asiático diversificó sus proveedores agrícolas, particularmente hacia Brasil. Según datos del Banco Mundial, en 2022 Brasil suministró más del 70% de la soya importada por China, mientras que el porcentaje desde EE.UU. cayó al 21%. Argentina y Paraguay también vieron aumentos significativos en sus exportaciones.

La recompra de EE.UU. representa entonces más que un trato comercial: es la chance de reinsertar a los agricultores estadounidenses al circuito global de importaciones chinas, aunque ahora con una competencia sudamericana más consolidada.

Un alivio financiero, pero no suficiente

Según Ewoldt, los productores se beneficiarán de este acuerdo porque hará más fácil acceder a préstamos agrícolas, algo vital para la planificación del próximo año. Sin embargo, recalca que el acuerdo no resuelve problemas estructurales como los altos costos en fertilizantes, maquinaria, semillas y repuestos.

“Espero que la administración no piense que esto resuelve todo en los próximos seis a ocho meses”, declaró Ewoldt. Y es que los desafíos financieros y las presiones climáticas hacen que una sola medida, por positiva que sea, no baste para estabilizar la producción agrícola.

De promesas rotas a acciones concretas

Brent Bible, agricultor en Indiana, no puede evitar recordar el acuerdo comercial firmado entre EE.UU. y China en 2020, que nunca se implementó completamente debido a la pandemia de COVID-19. “Si vemos compras reales y seguimiento, entonces es genial”, dijo Bible con cautela.

Las cifras respaldan su escepticismo: luego de un récord de ventas en 2022, las exportaciones agrícolas a China volvieron a caer, afectadas por interrupciones logísticas, inflación global y prioridades políticas diversas. Ahora, con una promesa de 12 millones de toneladas de soya hasta enero de 2025 —solo la mitad del volumen anual típico— las expectativas deben moderarse.

La influencia de la política agrícola interna

Durante su mandato, el expresidente Trump ofreció paquetes de ayuda agrícola como paliativo para los daños de su guerra comercial. Aunque uno de esos respaldos estaba prometido para el otoño, ha sido retrasado por el actual estancamiento gubernamental.

La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, señaló que la administración está lista para “llenar el vacío” causado por el conflicto comercial. “Veremos qué hace el mercado y estaremos preparados para seguir actuando si creemos que es necesario”, aseguró.

La preocupación sigue siendo que, sin una política agraria más robusta, estos acuerdos a corto plazo no aseguren la sostenibilidad del sector.

Más allá de la soya: el efecto dominó

El acuerdo incluye también la eliminación de aranceles sobre otros productos agrícolas y el reinicio de importaciones de sorgo. Este cereal, esencial para la alimentación animal, también depende en gran medida del mercado chino, donde se exporta más de la mitad de la producción estadounidense.

Esto podría derivar en un aumento generalizado en la demanda de granos, ayudando indirectamente a otros sectores del agro. Además, China ha mostrado interés en reactivar la compra de carne bovina y otros cultivos, lo cual diversificaría aún más la relación.

Las tensiones persistentes y el dilema del agricultor

Para muchos, la relación con China sigue siendo tensa, incluso impredecible. Las disputas geopolíticas, los aranceles y los potenciales cambios de política por parte de una futura administración presidencial estadounidense o algún giro comercial por parte de China podrían neutralizar rápidamente estos avances.

Caleb Ragland, presidente de la American Soybean Association, lo resume acertadamente: “Este acuerdo representa un paso significativo para restablecer una relación comercial estable y a largo plazo que ofrezca resultados para las familias agrícolas y generaciones futuras”.

Mirando al futuro

Pese a todos los matices, los agricultores se permiten albergar esperanzas. Con un comercio más fluido, menos aranceles y promesas de mayores compras, sumado a un clima político menos confrontativo, se abre la puerta a una posible recuperación del campo estadounidense.

Sin embargo, todo dependerá de si China cumple. Si lo hace, podría no solo reequilibrar el mercado de la soya, sino también devolver a EE.UU. parte del protagonismo agrícola mundial que perdió en los últimos cinco años.

Pero no basta con sembrar esperanzas: el cultivo de una recuperación verdadera sigue dependiendo tanto del clima como del cumplimiento político.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press