Sagrada Familia: La iglesia más alta del mundo y un eterno homenaje a Antoni Gaudí
Con la reciente colocación de una sección de su torre central, la Sagrada Familia supera al Ulmer Münster y se convierte en la iglesia más alta del planeta
Barcelona lo ha conseguido: la icónica Sagrada Familia, obra magna del arquitecto modernista Antoni Gaudí, ha alcanzado un nuevo hito en la historia del arte y la arquitectura. El pasado jueves, tras colocar una sección clave de su torre central, se ha confirmado que el templo ha superado, por primera vez, al Ulmer Münster de Alemania, convirtiéndose en la iglesia más alta del mundo.
Del sueño al récord: Una historia que empezó en 1882
La historia de la Sagrada Familia es un viaje de devoción, arte y perseverancia. La primera piedra del templo fue colocada en 1882, y tras la incorporación de Gaudí al proyecto un año después, la construcción dio un giro radical. Gaudí dedicó los últimos 15 años de su vida exclusivamente a esta obra, hasta su fallecimiento en 1926, momento en el cual solo una torre había sido completada.
Pese al lento avance inicial, impulsado por donaciones privadas e interrupciones debido a guerras y crisis económicas, la basílica ha ido creciendo sin pausa en las últimas décadas, impulsada ahora por el turismo masivo y la tecnología de construcción moderna.
Un nuevo récord: 162,91 metros de altura
Con la incorporación de una parte de la “Torre de Jesucristo”, el templo alcanza ahora los 162,91 metros, superando por 1,38 metros al Ulmer Münster, una catedral luterana gótica situada en Ulm, Alemania, que ostentaba el récord de 161,53 metros desde su finalización en 1890.
Este logro, que pone nuevamente a Barcelona en el centro del mapa arquitectónico mundial, no es solo simbólico. Representa el avance continuo hacia la visión final de Gaudí, quien concibió la Sagrada Familia con un total de 18 torres de distintas alturas, representando a los doce apóstoles, la Virgen María, los cuatro evangelistas y Jesucristo.
La Torre de Jesucristo: un símbolo central
La torre central, dedicada a Jesucristo, no solo es la más alta arquitectónicamente, sino también espiritualmente: estará coronada por una cruz que elevará su altura total a 172 metros, prevista a completarse durante los próximos meses. Una cifra cuidadosamente pensada por Gaudí, quien decidió que el templo no debía superar los 180 metros, la altura de la montaña Montjuïc, por respeto a la obra de Dios.
Un homenaje perpetuo a Gaudí
El año 2026 marcará el centenario del fallecimiento de Gaudí, y la iglesia se encuentra en plena planificación de eventos conmemorativos. El arquitecto, beatificado en 2003 por el Papa Juan Pablo II y en proceso de canonización, dejó una huella indeleble en el modernismo catalán y en la identidad de Barcelona.
El templo es, sin duda, su obra más trascendental, una fusión entre fe católica, simbolismo naturalista e innovación arquitectónica. Sus formas orgánicas, inspiradas en la naturaleza, le han valido reconocimiento mundial, siendo declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005.
Un gigante en crecimiento: turismo, financiación y futuro
Uno de los grandes motores de la Sagrada Familia en la actualidad es el turismo. En 2024, el templo recibió 4,9 millones de visitantes, de los cuales un 15% provenía de Estados Unidos. La financiación para las obras proviene en gran parte de las entradas que pagan los turistas, generando más de 100 millones de euros anuales.
Con estos fondos, se han acelerado múltiples fases de construcción, incluyendo las fachadas y la decoración interior, considerando que el templo aún no está terminado, y se espera su finalización total entre 2032 y 2035, si todo avanza según lo planeado.
Una obra viva: más que una iglesia, un testamento espiritual
La Sagrada Familia no es una simple iglesia. Es un espacio vivo, en constante transformación, que inspira tanto a creyentes como a amantes del arte y la arquitectura. Gaudí decía: “Mi maestro es la naturaleza”, y esta filosofía se observa en cada rincón del templo: columnas como árboles, bóvedas como cielos estrellados, vidrieras que filtran la luz como hojas filtrando el sol.
La obra de Gaudí ha servido como referente para generaciones de arquitectos, artistas y pensadores. Su enfoque integrador —donde ingeniería, naturaleza, religión y simbolismo conviven— marca una de las cumbres creativas del hombre moderno.
Impacto cultural y social en Barcelona
Además del impacto turístico y artístico, la Sagrada Familia es parte vital de la identidad barcelonesa. No es raro ver cómo los vecinos defienden la obra con orgullo, a pesar de algunos conflictos urbanísticos por su construcción que ha ido “comiendo” espacio a la ciudad en distintos momentos.
Hoy, la Sagrada Familia se ha convertido en un símbolo cultural, espiritual y económico, que coloca a España en el epicentro de la arquitectura religiosa global.
¿Qué sigue ahora?
Mientras se trabaja en completar la torre central y en dotar de mayor detalle a las fachadas del Nacimiento, Pasión y Gloria, también se desarrollan tareas de restauración, iluminación y accesibilidad. La intención es que el templo no solo sea un legado del pasado, sino también una estructura funcional, moderna y sostenible.
La Sagrada Familia ha demostrado que el arte, cuando se hace con fe y visión, trasciende generaciones. Su altura física, ahora reconocida, está a la par de su enorme espíritu: una catedral que toca el cielo en lo literal y lo simbólico.










