Shohei Ohtani: El fenómeno cultural que trasciende el béisbol en Japón y conquista a los Dodgers

Ídolo deportivo, imagen publicitaria y símbolo nacional: cómo la estrella japonesa se convirtió en más que un jugador en MLB

El rostro de una nación: Ohtani domina Japón y Estados Unidos

Si caminas por las calles de Tokio o cualquier ciudad japonesa, es probable que te encuentres con el rostro de Shohei Ohtani en al menos una valla publicitaria antes de llegar a tu destino. Su imagen está vinculada a bebidas, relojes, seguros, cremas solares y hasta onigiris (bolas de arroz). Pero el fenómeno va mucho más allá de la publicidad: Ohtani es el modelo de excelencia deportiva y humana que muchos en Japón admiran apasionadamente.

Desde que se unió a Los Angeles Dodgers, su status como súper estrella ha explotado en todo el mundo, pero especialmente en su tierra natal, donde su seguimiento bordea lo espiritual. "Es el mejor," dice Hideyuki Kamimura, un dentista japonés con una inusual colección: tiene tres cascos utilizados por Ohtani, incluyendo uno que compró por 10 millones de dólares en una subasta.

Un prodigio desde sus orígenes

Nacido en Ōshū, prefectura de Iwate, Ohtani fue desde joven un atleta distinto. Con 193 cm de altura y habilidades tanto de bateo como de pitcheo, rápidamente llamó la atención en las ligas escolares. A los 18 años ya era el centro de atención del draft de la Nippon Professional Baseball (NPB), y los Hokkaido Nippon-Ham Fighters serían su trampolín al estrellato internacional.

Su desarrollo en la NPB fue meticuloso. Allí perfeccionó su técnica como lanzador y bateador designado, una hazaña rara incluso para estándares japoneses. En 2018, la transición a Grandes Ligas con los Angels sentó precedentes: por primera vez en más de cien años, un jugador era titular en ambos roles de forma consistente. Solo Babe Ruth había pisado terrenos similares, y ni siquiera él lo hizo tan simultáneamente como Ohtani.

La era Dodger: una nueva dimensión

Cuando en 2023 firmó con los Dodgers tras seis temporadas con los Angels, la expectativa fue monumental: un contrato de 700 millones de dólares por 10 años, el más grande en la historia del béisbol y posiblemente en cualquier deporte. A esto se le agregan cerca de 100 millones de dólares anuales en patrocinios, según la revista Forbes.

Y no ha defraudado. En la temporada regular conectó 55 jonrones, impulsó 102 carreras y acumuló una línea ofensiva de .282/.412/.603. En una liga donde la especialización es la norma, su capacidad para destacar como lanzador y bateador es una anomalía de proporciones bíblicas.

Popularidad internacional: del loro Cocochan al turista australiano

En Japón, incluso las mascotas son fans. Cocochan Hayakawa, un loro que ha aprendido a decir “Ohtani. Home run. Awesome.”, tiene casi 48,000 seguidores en Instagram. Y mientras turistas como Max Bedding, un químico de Sídney, compran gorras de Ohtani como símbolo de cultura pop, el jugador es objeto de memes entre compañeros de equipo, quienes imitan su gesto al aplicar un protector solar en una publicidad viral.

La omnipresencia de Ohtani no es una exageración: participa en anuncios con leyendas del pasado, incluso protagonizando comerciales digitales con Shigeo Nagashima, un ícono del béisbol japonés que falleció en 2025 a los 89 años. Es un homenaje simultáneo a la historia y al presente del deporte en Japón.

Referente ético y humano

Pero más allá de las estadísticas y contratos multimillonarios, lo que verdaderamente distingue a Ohtani es su personalidad. En Japón se le percibe como una figura humilde, trabajadora y educada. Rara vez habla de sí mismo en términos grandilocuentes y siempre reconoce el trabajo de sus compañeros.

Prensa y aficionados destacan su comportamiento ejemplar: no hay escándalos, ni polémicas, ni salidas de tono. “Él representa lo mejor de nosotros en el mundo,” dijo Hiroshi Mori, comentarista deportivo de NHK, en una reciente entrevista. Esta imagen pulida lo convierte también en el deportista favorito de las marcas.

El peso de llevar a los Dodgers a la gloria

En la presente Serie Mundial contra los Toronto Blue Jays, Ohtani ha brillado pese a que los Dodgers están abajo 3-2 en la serie. Aún así, sus fans esperan una remontada con una fe que bordea la devoción. Tras conectar cinco hits, incluyendo un jonrón crucial en el Juego 2, Ohtani ha sido el motor ofensivo del equipo junto a Teoscar Hernández.

Las probabilidades para el Juego 6 indican una ligera ventaja para los Dodgers (línea de -146 según BetMGM), con Yoshinobu Yamamoto en el montículo ante Kevin Gausman de Toronto. Las estadísticas están parejas, pero la narrativa emocional está dominada por Ohtani y el posible adiós de Clayton Kershaw, otro ícono de los Dodgers que se retira esta temporada.

Impacto cultural: el nuevo embajador japonés

En el mismo país donde el béisbol es religión y las estrellas deportivas son tratadas casi como miembros de la familia real, Ohtani es buena parte mito y otra parte realidad tangible. Para las nuevas generaciones japonesas, es tanto un modelo de vida como una prueba de que la excelencia internacional es posible sin renunciar a los valores tradicionales.

Si el siglo XX tuvo a Ichiro Suzuki como el pionero japonés que conquistó la MLB, el siglo XXI tiene a Shohei Ohtani como su heredero espiritual y perfeccionado. Es, sin duda, el próximo “Samurái del Diamante”, una figura que une dos mundos con el poder de una recta de 100 millas por hora.

No es de extrañarse que hasta los videojuegos, como MLB The Show, lo tengan como el jugador más difícil de enfrentar. Y con razón: encarna el sueño del jugador total, el único capaz de redefinir por sí solo las reglas del juego.

Ohtani ya no es solo un jugador. Es un fenómeno cultural. Y en Japón, eso equivale a ser eterno.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press