Trump, Prabowo e Indonesia: ¿Una paz en Gaza cimentada en intereses compartidos?

El papel diplomático estratégico de Indonesia en el conflicto Israel-Hamas y su posible inclusión en los Acuerdos de Abraham abre una nueva dimensión geopolítica en Asia-Pacífico

Una paz en Gaza con sabor asiático

En octubre de 2025, un hecho poco común ocurrió en la política internacional: el presidente estadounidense Donald Trump, en su gira por Asia, elogió abiertamente al líder de una nación históricamente reservada en su diplomacia con Occidente: Prabowo Subianto, presidente de Indonesia. “Quiero agradecer a Malasia, Brunei y a mi amigo, el presidente Prabowo de Indonesia, por su increíble apoyo”, declaró Trump durante la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Más allá de las declaraciones de cortesía, lo que está en juego es un ambicioso intento de Trump por dejar como su legado político un acuerdo de paz permanente entre Israel y Palestina, y alinear nuevos actores internacionales en ese objetivo.

Indonesia, una nación con la población musulmana más grande del mundo y una historia de defensa apasionada por la causa palestina, ha emergido sorpresivamente como un socio potencial clave para los Estados Unidos en el establecimiento de una paz duradera en Medio Oriente.

El telón de fondo: Acuerdos de Abraham y la oportunidad para expandirlos

Los conocidos Acuerdos de Abraham —firmados en 2020 entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos durante el primer mandato de Trump— abrieron la puerta para una diplomacia radical en la región, permitiendo normalizar relaciones entre Israel y países con los que no tenía relaciones formales. La inclusión de Indonesia sería un paso colosal: no solo por su tamaño e influencia, sino por su arraigado apoyo a Palestina.

La Casa Blanca cree que una paz duradera en Gaza podría crear las condiciones para que Indonesia —e incluso Arabia Saudita— estén dispuestas a normalizar relaciones con Israel. Lo que antes era impensable podría ser factible si se maneja con precisión política y suficientes incentivos.

Realpolitik y diplomacia transaccional

Según Daniel Shapiro, exdiplomático estadounidense involucrado en las conversaciones de normalización bajo la administración Biden, “el estilo de negociación transaccional de Trump abre posibilidades que de otro modo no existirían”. Y esas posibilidades incluyen:

  • Acceso privilegiado de Indonesia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
  • Inversiones estadounidenses en los recursos minerales estratégicos de Indonesia, especialmente el níquel.
  • Apoyo político en organismos multilaterales.

El compromiso de Trump con la diplomacia como un negocio ha sido criticado por muchos, pero también ha sido eficaz. Al proponer intercambios claros entre inversiones, seguridad y diplomacia, su equipo espera que Yakarta esté dispuesta a abrir un nuevo capítulo en su política exterior.

¿Un giro diplomático en Prabowo?

Prabowo Subianto, quien históricamente ha mantenido posturas tradicionales sobre Palestina, parece demostrar pragmatismo. En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas antes del acuerdo de alto al fuego, Prabowo prometió 20,000 tropas indonesias para una misión de paz de la ONU en Gaza. Al mismo tiempo, fue categórico: “Apoyamos un Estado palestino, pero también debemos garantizar la seguridad de Israel”.

Rabinos como Marc Schneier, presidente de la Foundation for Ethnic Understanding, interpretan estas palabras como una señal de apertura: “Esa afirmación evidencia que no busca destruir al Estado judío, sino coexistir”.

Las cartas bajo la manga de Trump

En las conversaciones privadas durante la cumbre de Malasia, Prabowo solicitó directamente una reunión con Eric Trump para discutir negocios con la Trump Organization, que actualmente tiene dos proyectos inmobiliarios en Indonesia. Esta solicitud revela una intersección entre diplomacia y negocios familiares sobre la cual la administración Trump podría capitalizar.

Del lado de Indonesia, existe un interés urgente por atraer inversión extranjera, especialmente en proyectos relacionados con energías renovables. La nación es responsable del 50% del suministro global de níquel, mineral crucial para las baterías de vehículos eléctricos. Dicha posición geoeconómica convierte a Indonesia en un socio estratégico vital para los Estados Unidos.

¿Qué dice el pueblo indonesio?

Pese a los gestos diplomáticos, Prabowo enfrenta un reto interno: una población históricamente solidaria con Palestina. Como recuerda la académica Dina Sulaeman, Indonesia ha cultivado por décadas una imagen como bastión contra el colonialismo, desde su independencia de los Países Bajos hasta su respaldo inquebrantable por la causa palestina. “Unirse a los Acuerdos de Abraham podría colapsar la imagen positiva que Indonesia ha construido durante décadas”, advierte.

En 2023, las aspiraciones de normalización bajo la administración Biden se frustraron luego de los ataques de Hamas el 7 de octubre. Sin embargo, ahora parece haber una ventana de oportunidad nuevamente, según coinciden voces tanto de Trump como de Shapiro.

Una paz condicionada, no absoluta

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Indonesia, Yvonne Mewengkang, subrayó: “Cualquier visión relacionada con Israel debe comenzar con el reconocimiento de la independencia y la soberanía palestinas”. Es decir, cualquier paso que dé Prabowo debe ser percibido como coherente con esta narrativa histórica.

En este sentido, Trump necesita ofrecer garantías concretas —ya sea en forma de ayuda económica, asistencia militar o soporte en foros multilaterales— para que la jugada tenga éxito sin causar una implosión política interna en Indonesia.

¿Qué podría pasar después?

Si se mantiene el alto al fuego en Gaza, y si las palabras de Prabowo se convierten en acciones, podríamos estar frente a una nueva ficha clave en el ajedrez geopolítico de Medio Oriente. La entrada de Indonesia en los Acuerdos de Abraham representaría una victoria significativa para Estados Unidos, pero especialmente para Trump, quien capitalizaría políticamente de forma inmediata este logro.

Pero no es solo una cuestión de acuerdos bilaterales o intereses de campaña. Indonesia sentaría un precedente para el mundo musulmán al demostrar que apoyar a Palestina y dialogar con Israel no son objetivos excluyentes. Y en el camino, afirmaría su lugar como potencia regional con voz en uno de los conflictos más complejos del planeta.

Desde Washington hasta Yakarta, pasando por Gaza, los próximos meses podrían definir el futuro de la diplomacia global. Parte del rompecabezas ya está sobre la mesa; queda por ver cómo se mueven las piezas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press