Trump y Xi Jinping: ¿Paz comercial o teatro geopolítico?

Un análisis a fondo de la reunión entre los líderes de EE.UU. y China en el marco del APEC y sus implicaciones globales

El breve y mediático encuentro entre titanes

En un contexto de crecientes tensiones comerciales y estratégicas a nivel global, el encuentro bilateral entre Donald Trump y Xi Jinping generó una avalancha de titulares, aún cuando la reunión duró solo una hora y cuarenta minutos. Este cara a cara se dio en el marco de las reuniones de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur, pero los ecos geopolíticos del diálogo resonaron mucho más allá.

Acuerdos económicos: ¿reales promesas o retórica habitual?

Donald Trump calificó la reunión como “increíble”, presumiendo de haber alcanzado acuerdos fundamentales. Entre ellos, destacó que China se comprometió a comprar grandes cantidades de productos agrícolas estadounidenses (soya, sorgo) y a garantizar el suministro constante de tierras raras, minerales esenciales usados en industrias de alta tecnología como la automotriz y la aeroespacial. Además, China no incrementará sus controles sobre estos materiales durante al menos un año.

“Los agricultores deben ir de inmediato a comprar más tierras y tractores más grandes,” publicó Trump eufóricamente en Truth Social, en alusión a las supuestas compras chinas. Sin embargo, como es costumbre, Pekín no hizo públicos los detalles concretos de estos compromisos, algo que deja espacio para la duda.

Reducción de aranceles: ¿una tregua temporal?

Trump anunció una reducción parcial en sus propias tarifas: del 20% al 10% en ciertos productos chinos asociados a la producción de fentanilo. A cambio, China reducirá el promedio de sus tarifas sobre bienes estadounidenses del 57% al 47%. Pero otros aranceles proteccionistas siguen vigentes.

Este gesto no resuelve el conflicto comercial, pero plantea una moratoria limitada a nuevas escaladas mientras las partes trabajan en un nuevo marco de entendimiento. Es importante recordar que en administraciones anteriores, este tipo de treguas se han roto rápidamente.

La batalla por los microchips: tecnología bajo llave

Uno de los puntos más sensibles fue la venta de chips de inteligencia artificial. Trump señaló que China podrá negociar con Nvidia, uno de los líderes globales del sector, para adquirir algunos modelos, aunque aclaró que no será el chip Blackwell de próxima generación.

“Nvidia es el líder. Hacemos excelentes chips”, dijo Trump en el Air Force One.

Aunque suene positivo, esta apertura selectiva no representa un cambio sustancial en las restricciones tecnológicas impuestas por EE.UU. durante las clases de Trump y Biden. Este sigue siendo un terreno minado.

¿TikTok respirará?

Ante el posible veto de TikTok en EE.UU., China habría expresado su disposición a “trabajar con la administración Trump” para resolver problemas relacionados con la plataforma, sin proporcionar mayor detalle. Es otro punto pendiente cuyo destino podría depender de compromisos más amplios o cambios en el clima político bilateral.

El ajedrez del petróleo, el gas y las tarifas portuarias

Una de las sorpresas del encuentro fue el compromiso, aún en estudio, de que China adquiera gas y petróleo de Alaska. Adicionalmente, ambas partes acordaron no aumentar las tarifas portuarias en sus rutas comerciales. Esto sugiere un enfoque más pragmático en las relaciones energéticas y logísticas, luego de múltiples roces anteriores.

Ausente en APEC: el juego de Trump

Tras terminar su encuentro con Xi, Trump decidió regresar a Washington antes de que iniciara el foro principal de APEC. Esta actitud es coherente con su conocida aversión a foros multilaterales, en los cuales prefiere delegar o simplemente ignorar. A diferencia, Xi Jinping permaneció en Corea del Sur participando activamente.

Desde su perspectiva estratégica, Trump apuesta por acuerdos bilaterales llamativos en lugar de una diplomacia institucionalizada. Sin embargo, los analistas advierten que esto podría aislar a EE.UU. de futuros pactos regionales. Según Michael Green, exasesor de seguridad de Bush y actual director del United States Studies Centre: “Trump no parece querer que su estrategia esté atada a una disciplina coherente”.

¿Está EE.UU. dejando espacio vacío en Asia?

La ausencia prominente de Trump en foros como APEC puede interpretarse como una retirada simbólica del liderazgo estadounidense en Asia-Pacífico. Mientras tanto, Xi Jinping aprovechó el contexto para posicionar a China como un defensor del comercio libre y como opción económica confiable.

“El mundo se prepara para una era post-EE.UU.”, afirmó Wang Yiwei, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Renmin de China.

Incluso medios estatales chinos como Global Times afirmaron que “la sabiduría china y sus soluciones” están en el centro de la atención este año dentro del foro APEC.

Un enfoque utilitario versus visión global

Xi, en cambio, pidió mirar a largo plazo: “Ambas partes deben tener en cuenta el beneficio de la cooperación y evitar un ciclo vicioso de represalias”. Su discurso fue conciliador pero profundamente pragmático. Propuso áreas de cooperación más allá de lo comercial: inmigración ilegal, fraude online, inteligencia artificial, enfermedades infecciosas y más.

En contraste, el estilo de Trump, más orientado al espectáculo que al multilateralismo metodológico, deja preguntas sobre la sostenibilidad de los acuerdos que firma. ¿Será suficiente una reunión efectiva para reconstruir una relación tan tensada?

El telón que aún no cae

El mundo observa atentamente cómo evoluciona la relación entre las dos mayores economías globales. Por ahora, lo más tangible parece ser una tregua comercial parcial, anuncios de compras posiblemente inflados y un intento mutuo por evitar una caída libre en las relaciones bilaterales.

El trasfondo sugiere que ambas potencias se necesitan, pero sus visiones de lo que debe ser el orden global siguen marcadamente distintas. China busca estabilidad estratégica y proyección internacional; Trump busca tratar los asuntos de Estado como transacciones corporativas.

Lo cierto es que esta reunión no resolvió los problemas estructurales: el dominio tecnológico, los intereses en Asia-Pacífico, la cuestión de Taiwán, los derechos humanos o el futuro de plataformas como TikTok apenas fueron tratados o directamente omitidos. Por tanto, más que un acuerdo histórico, la cita en Busan suena como otra jugada táctica dentro de un juego de ajedrez geopolítico sin fin.

“Ambos lados deben centrarse en obtener resultados beneficiosos tanto para Estados Unidos, China y el mundo”, expresó Xi Jinping, en un tono que recuerda que, al menos desde su vereda, la cooperación sigue siendo una narrativa clave.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press