Chalamet, clones y comunidad: cómo un concurso extravagante inspiró amistad, fama y un fenómeno cultural
Lo que comenzó como una parodia de redes sociales se convirtió en una hermandad improbable, oportunidades actorales y un nuevo mapa para descubrir talento entre la multitud
En octubre de 2024, uno de los eventos más surrealistas y encantadores del año ocurrió en pleno corazón de Nueva York: un concurso de dobles de Timothée Chalamet en Washington Square Park. Lo que podría parecer una simple broma viral, terminó siendo el inicio de un fenómeno cultural entrelazado con celebridades, oportunidades en la industria del entretenimiento y una sensación genuina de comunidad entre desconocidos.
El nacimiento de los “Brothers Chalamet”
Todo comenzó como una convocatoria informal. Anthony Po, un creador de contenido y productor neoyorquino, lanzó un concurso espontáneo para encontrar al mayor doble de Timothée Chalamet. Lo que no esperaba era que llegaran cientos de jóvenes con peinados alborotados, rasgos finos y mucho carisma, ni que Chalamet apareciera brevemente en persona.
Entre los participantes estaban Miles Mitchell y Zander Dueve, quienes fueron coronados como los dobles ganadores del evento, seguidos por otros como Christian Conti, Spencer Delorenzo, David Arkay y Vincent Panetta. Eventualmente, estos jóvenes formarían una comunidad digital bajo el nombre “Brothers Chalamet”, una hermandad cimentada en un parecido más emocional que físico, y en una experiencia fuera de lo común.
De la coincidencia callejera a las alfombras rojas
Como en un guion de Hollywood, la fama efímera de los “hermanos” se extendió más allá de aquel día otoñal. Mitchell revivió su disfraz de Wonka en “The Drew Barrymore Show”, posó junto al verdadero Chalamet en los Golden Globes y protagonizó campañas con Impossible Foods. Dueve, por otro lado, apareció en sketches con referencias a Bob Dylan (otro papel reciente de Chalamet en la película A Complete Unknown), e incluso participó en un video promocional para Saturday Night Live.
Uno de los momentos más curiosos ocurrió cuando el estilista de celebridades Sergio Slavnov, asiduo a peinar a estrellas como Elton John, llevó a Mitchell y Dueve a Los Ángeles para promocionar su línea de productos capilares. ¿La razón? Nada vende mejor que unas ondas al estilo Chalamet. Aunque, en un giro irónico, el actor se había rapado recientemente.
“Es un efecto Doppler”: cómo el fenómeno persiste
El fotógrafo Jonathan Hollingsworth también sintió la urgencia de capturar el momento y publicó meses después un libro titulado “Call Me Timothée”, una especie de ensayo visual de lo que él llamó “trastadas culturales accesibles con un toque de exuberancia estética”. Según él, este tipo de eventos despiertan una “alegría sin pretensiones” que no se puede planear intencionalmente.
Desde el desfile de retratos hasta el anuncio digital, se podría pensar que el evento perdió vigencia. Pero incluso hoy, más de un año después, el grupo de Instagram “Brothers Chalamet” sigue activo. Allí comparten oportunidades, novedades culturales y fechas de conciertos de quienes han intentado lanzarse al mundo del entretenimiento o simplemente desean mantenerse conectados.
Un retrato de juventud e identidad post-milenial
Lejos de ser un simple acto de vanidad, el concurso de dobles fue una suerte de espejo para una generación fuertemente influenciada por el internet, el humor meta y el deseo de comunidad. Decenas de participantes no buscaban parecerse al actor de “Dune” por fama, sino más bien, encontraban en esa imagen una forma compartida de belleza, sensibilidad y rareza.
“Es una conexión, no tanto física, sino emocional”, reflexiona Dueve. “Chalamet representa esa mezcla entre vulnerabilidad y talento que muchos sentimos pero que rara vez vemos reflejada en alguien tan conocido.”
Chalamet: ídolo fashion, indie y digital
Desde su destacado papel en “Call Me By Your Name” (2017), Chalamet ha sabido mantener una presencia transversal: talento cinematográfico para el circuito del Oscar, rostro de marcas de lujo, pareja de celebridades (incluido su actual vínculo con Kylie Jenner), y objeto de memes infinitos gracias a su video rapeando “Statistics” en la adolescencia.
No es para menos que, cuando se anuncia una película suya, los grupos en línea ya estén formulando parodias, homenajes o imitaciones. En este sentido, su influencia trasciende la actuación; es un símbolo cultural, especialmente entre jóvenes que anhelan estéticas sin masculinidad tóxica y con más libertad de género.
De las redes sociales al contacto real
Anthony Po, el creador del concurso, resume así su motivación: “Venía haciendo videos que alcanzaban millones de vistas, pero nada se comparó con el impacto de reunir personas reales en un espacio común para celebrar algo absurdo pero hermoso”.
Po ha sido invitado numerosas veces a repetir la fórmula, y ya existen eventos similares honrando a famosos como Dev Patel, Zendaya o Glen Powell. En un eco espontáneo, incluso aparecieron Dobles de Stephen Colbert realizando una manifestación estilo rally tras la cancelación de su programa.
“La tecnología nos conectó digitalmente, pero hacía falta algo que nos uniera físicamente de nuevo”, apunta Po. “Y si eso tiene que ser por parecerse a un famoso adorable, que así sea.”
Impulsando carreras desde un parecido pasajero
Lo más inaudito del fenómeno es que varios “Chalamets” encontraron vocaciones nuevas en el arte, la moda e incluso la actuación. Delorenzo, por ejemplo, ahora trabaja en un cine y planea vestirse de Chalamet en el estreno de su próximo filme “Marty Supreme”. Bobbitt, otro participante, consiguió presentarse en conciertos y usar su parecido como disparador artístico.
“Si algún día llego a ser actor exitoso —dice Mitchell—, voy a contar que todo comenzó porque un YouTuber organizó un concurso de dobles de otro actor. Y alguien, en diez años, organizará un look-alike contest de mí. Y así sigue la rueda.”
Más allá de la caricatura superficial, lo que nació como una ocurrencia viral permitió generar un mapa de oportunidades inesperadas, amistades sólidas y nuevas formas de concebir la presencia colectiva en la era de las redes.
Si el siglo XXI está redefiniendo lo que significa ser una celebridad, tal vez también redefinamos lo que significa ser comunidad.