Día de los Muertos: Entre la tradición, el Instagram y la comercialización

Una mirada profunda a cómo la celebración ancestral mexicana se transforma en el contexto moderno de Estados Unidos

Un puente entre la vida y la muerte

Durante el primer fin de semana de noviembre, cientos de miles de familias mexicano-americanas se reúnen en Estados Unidos para celebrar el Día de los Muertos, una tradición que remonta a la época prehispánica y que honra a los difuntos con ofrendas, comida, música y flores. Pero en las últimas décadas, el carácter íntimo y espiritual de esta conmemoración ha empezado a cambiar, impulsado por la globalización, las redes sociales y la comercialización de la cultura.

¿Qué implicaciones tiene esta evolución? ¿Corre el Día de los Muertos el riesgo de perder su esencia o está simplemente adaptándose para sobrevivir entre las nuevas generaciones? Este artículo ofrece un análisis profundo sobre los cambios culturales del Día de los Muertos en Estados Unidos y lo que estos significan tanto para la comunidad mexicana como para quienes la observan desde fuera.

La raíz de la celebración: orígenes prehispánicos y mestizaje espiritual

El Día de los Muertos se basa en rituales realizados por antiguas civilizaciones mesoamericanas como los mexicas, zapotecas y mayas, quienes celebraban el regreso cíclico de las almas. Al llegar los españoles, esta tradición confluyó con el catolicismo, dando origen a una festividad híbrida que coincide con el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).

Las ofrendas (ofrendas) se vuelven el centro espiritual del ritual: se les coloca papel picado, velas, fotografías, flores de cempasúchil, comida favorita del difunto (como mole, tortillas o calaveritas de azúcar) e incluso elementos personales como cigarros o mezcal. La muerte, lejos de ser vista como el final, es comprendida como una parte más del ciclo natural, tan vital como el nacimiento.

La explosión cultural tras “Coco”

En 2017, el estreno de la película animada de Disney-Pixar “Coco” trajo una visibilidad sin precedentes al Día de los Muertos en Estados Unidos y el mundo. Para Cesáreo Moreno, curador del National Museum of Mexican Art en Chicago, esta cinta cumplió un doble propósito: por un lado, sensibilizó y educó a nuevas audiencias sobre una festividad profundamente significativa; pero también la posicionó dentro de una maquinaria de consumo masivo.

“Con ‘Coco’, el Día de los Muertos entró al mainstream cultural estadounidense, pero también se volvió más comercial”, afirmó Moreno.

Disney incluso intentó registrar la marca “Día de los Muertos”, lo cual causó un enorme rechazo. Como resultado, la conversación sobre apropiación cultural resurgió con fuerza en la comunidad latina y en los espacios académicos.

El altar sin alma: la estética sobre el significado

Las plataformas como Instagram o TikTok han potenciado una visión estilizada del altar que, para algunos, desvirtúa el propósito original. Hoy, muchas personas —dentro y fuera de la comunidad latina— optan por ofrendas minimalistas: arreglos monocromáticos, sin flores tradicionales ni papel picado, pero con estética de diseño y tonos sobrios para lograr una fotografía impecable.

“Creo que puedes poner lo que quieras en tu altar, si te conecta con tus seres queridos”, comentó Ana Cecy Lerma, una mexicana-americana que vive en Texas. “Pero si solo lo haces porque se ve bonito en redes, entonces estás perdiendo el verdadero sentido de crear una ofrenda.”

La línea entre apreciación y apropiación cultural

El avance del Día de los Muertos en la cultura popular estadounidense no está exento de tensión. Grandes cadenas como Walmart o Target ahora venden kits prefabricados para “crear tu propia ofrenda”, una estrategia de marketing que para muchos actores culturales como Sehila Mota Casper, directora de Latinos in Heritage Conservation, es un intento de “convertir lo sagrado en mercancía”.

“Es el mismo patrón que siguieron con el Cinco de Mayo”, indicó Mota Casper. “Primero se pierde la historia, luego el significado, y al final, se transforma en un decorado para vender más productos.”

Esto no significa que no pueda haber celebración fuera de los hogares mexicanos. Beth McRae, quien no es latina, ha vivido en Arizona y California por décadas y organiza una fiesta del Día de los Muertos desde 1994. Asegura que lo hace con respeto, usando solo artículos mexicanos y enfocándose en los seres queridos que ha perdido.

“Este es el mejor tipo de celebración. Estás invitando a tus seres queridos muertos a volver, aunque sea una noche”, dice McRae.

¿Puede la tradición evolucionar sin morir en el intento?

Para muchos miembros de la comunidad mexicano-americana, el dilema no es si la tradición debe mantenerse igual, sino cómo puede adaptarse sin perder su esencia.

Salvador Ordorica, residente en Los Ángeles e hijo de inmigrantes, cree que la clave está en encontrar un equilibrio generacional entre las raíces y la innovación cultural: “Yo creo que está bien que las tradiciones cambien. Es la única forma de mantenerlas vivas, sobre todo para que los jóvenes se interesen.”

Este proceso también es reflejo de las dificultades emocionales de muchas comunidades para procesar el duelo. Moreno destaca que el Día de los Muertos es, en muchos casos, una fuente de sanación colectiva e individual. “Es una forma saludable de enfrentar pérdidas profundas. Tiene un rol importante en nuestro bienestar emocional.”

Entre la muerte y el capitalismo: ¿qué sigue?

El futuro del Día de los Muertos plantea varias interrogantes. ¿Existe un punto en que la comercialización supere al acto ritual? ¿Puede convivir el respeto cultural con la difusión y la transformación estética?

La respuesta quizás no sea única. Como señala el antropólogo cultural Alejandro Lugo, “la cultura no está congelada, se mueve, muta, resiste y se redefine constantemente. Pero es responsabilidad de quienes heredan la tradición asegurarse de que el corazón de la misma no se vacíe.”

En última instancia, el Día de los Muertos sigue siendo una de las celebraciones culturales más impactantes del continente. Su permanencia dependerá de nuestra capacidad colectiva para honrar a nuestros muertos sin olvidar los símbolos —visibles e invisibles— que nos conectan con ellos más allá del tiempo.

¿Cómo puedes ser parte de esta tradición con respeto?

  • Infórmate sobre el verdadero significado del Día de los Muertos y sus orígenes.
  • Si haces una ofrenda, incluye elementos con significado personal, no solo estéticos.
  • Adquiere productos de artesanos y comerciantes mexicanos o latinoamericanos.
  • Participa en celebraciones comunitarias organizadas por centros culturales latinos.
  • Evita los disfraces de calavera si no comprendes el fondo cultural detrás de ellos.

Honor y tradición no están reñidos con creatividad y adaptación. Pero como todo en la vida —y la muerte— requieren consciencia y respeto.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press