El mercenario descarriado: Jordan Goudreau y la crónica del golpe fallido en Venezuela
Entre fracasos, traiciones y teorías conspirativas, el ex Boinas Verdes que planeó invadir Venezuela enfrenta su destino en la justicia estadounidense
El ascenso de un soldado condecorado convertido en mercenario
Jordan Goudreau no siempre fue un personaje polémico a nivel internacional. Antes de fundar Silvercorp USA, una empresa de seguridad privada supuestamente dedicada a proteger actos internacionales y celebraciones diplomáticas, fue un orgulloso miembro de las fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos: los Boinas Verdes.
Condecorado tres veces con la Estrella de Bronce por su servicio en Irak y Afganistán, Goudreau había sido retratado durante años como un guerrero disciplinado y dedicado. Sin embargo, esa imagen comenzó a desmoronarse de forma abrupta con su participación en el plan más descabellado y errático de los últimos años: un intento de invasión a Venezuela en mayo de 2020 con apenas 60 combatientes.
La Operación Gedeón: un fiasco con nombre
Con la excusa de derrocar a Nicolás Maduro e instaurar lo que denominó una “Venezuela libre”, Goudreau organizó una estrafalaria operación militar clandestina desde Colombia. El plan, conocido como la Operación Gedeón, consistía en entrenar deserters del ejército venezolano en campamentos improvisados y lanzar una incursión por mar hacia las costas venezolanas para motivar un levantamiento popular.
La realidad fue un desastre rotundo. Dos días antes del ataque, la noticia fue filtrada, y la incursión fue rápidamente repelida por las tropas de Maduro. Varios mercenarios fueron abatidos, y dos asociados estadounidenses —también ex Boinas Verdes— capturados por el régimen y encarcelados por años.
La audacia del operativo y su catastrófico resultado le valieron el mote satírico de “La Bahía de los Cochinitos” (Bay of Piglets), en referencia al fallido intento de invasión a Cuba en 1961 por parte de exiliados cubanos apoyados por la CIA.
Un documental de redención y traición
Todo este material fue capturado en el controvertido documental “Men of War”, producido por la cineasta Jen Gatien, quien no sólo apoyó a Goudreau durante años, sino que además hipotecó su departamento de USD $2 millones en Manhattan para que pudiera quedar libre bajo fianza tras enfrentar cargos por tráfico ilegal de armas.
En el documental, se presenta a Goudreau como un idealista perseverante, dispuesto a todo para liberar a Venezuela, pero los eventos recientes cuentan otra historia.
El colapso del vínculo entre Gatien y Goudreau
Durante los últimos meses, Gatien cambió el guion mediático: «Fue manipulación emocional, amenazas y promesas vacías», declaró ante la corte.
Según los documentos judiciales, tras la liberación condicional de Goudreau, este mostró conductas abusivas hacia Gatien, incluso enviándole mensajes amenazantes: “No voy a volver a prisión”. Además, incumplió un acuerdo confidencial donde debía ofrecer oro, criptomonedas y efectivo para cubrir la deuda si incumplía el término de la fianza.
Todo estalló cuando no se presentó a la audiencia para decidir si debía revocarse su libertad condicional. El GPS del brazalete de monitoreo seguía activo en la región de Tampa, pero Goudreau había desaparecido.
El juez ordena su arresto
El juez federal Christopher Tuite esperó 30 minutos antes de emitir una orden oficial de arresto. La abogada del ex militar, Marissel Descalzo, indicó: «No he tenido comunicación ni explicaciones de por qué no está acá… estoy sorprendida».
Al parecer, Goudreau se encontraba viviendo en Tampa mientras seguía un programa de terapia asistida por caballos financiado por el Departamento de Asuntos de Veteranos.
Armas, mentiras y Judas
Todo se complica más cuando aparece un nuevo elemento: un matrimonio de Oklahoma, los Woolems, que guardaban en su propiedad pertenencias de Goudreau —incluidas dos armas de asalto— declararon que el militar les exigió firmar falsos testimonios en contra de Gatien. Al negarse, fueron insultados y llamados «Judas».
¿Tenía apoyo del gobierno de Trump?
La teoría más polémica sigue siendo la supuesta connivencia de miembros de la administración Trump con el plan. Aunque el propio Goudreau afirma que la misión fue «saboteada» por actores del “Deep State” —CIA, Departamento de Estado, y otros—, hay indicios de que originalmente sí hubo contactos con representantes del gobierno interino de Juan Guaidó.
De hecho, hubo un contrato firmado entre Silvercorp y el equipo de Guaidó que se filtró, aunque oficialmente luego ambos bandos declararon no haberlo ejecutado.
En entrevistas recientes, Goudreau lanzó acusaciones a diestra y siniestra, despotricando incluso contra el mismo Donald Trump por «fabricar pruebas falsas» sobre las conexiones del gobierno venezolano con el narcotráfico.
De película a prisión
Goudreau no solo enfrenta cargos por planear un golpe de Estado. También es acusado de intentar exportar ilegalmente unas 60 armas tipo AR-15, además de otros equipos tácticos como visores nocturnos y silenciadores.
Según los fiscales, algunos de estos elementos fueron encontrados en Colombia con marcas que los ligan directamente a Silvercorp.
La historia detrás del villano improvisado
Goudreau, nacido en Canadá, afirmó que abrazó la causa venezolana tras trabajar como agente de seguridad en un concierto benéfico en la frontera colombo-venezolana en 2019. Para ese entonces, apenas hablaba español, pero eso no le impidió acercarse a exiliados del entorno de Juan Guaidó.
En su visión, se creía un moderno libertador al estilo Simón Bolívar. Pero este impulso heroico pronto fue opacado por la improvisación, la falta de logística y lo dudoso de aliarse con estructuras internacionales para realizar un ataque armado contra otro país.
¿Y ahora qué?
Mientras Goudreau permanece prófugo, el juicio federal por tráfico de armas podría llevarlo a prisión por más de 20 años. Al mismo tiempo, su figura se debate entre el símbolo de una lucha frustrada por la libertad de un país empobrecido y la caricatura de un mercenario que creyó ser Rambo cuando apenas era un empresario de seguridad privada con delirios de grandeza.
Tal vez la mejor forma de resumirlo sea con las propias palabras de Jen Gatien ante el tribunal: “Todo lo que obtuve fueron promesas rotas durante un año.”
El debate más allá de Goudreau
Este escándalo abre un importante debate: ¿hasta qué punto EE. UU. debe tolerar acciones de ciudadanos que planean operaciones militares privadas en nombre de la democracia? ¿Se puede considerar terrorismo, delito federal o simplemente locura individual?
Mientras tanto, Venezuela sigue bajo el poder de Maduro, y la “invasión” de 2020 será recordada como una mezcla de thriller, comedia negra y drama político.
