Isla de la Guardia Costera: De Proyecto Jobs a las Redadas de Trump — Una Historia de Deportaciones Masivas
Cómo una pequeña isla en el Estuario de Oakland se convirtió en símbolo de décadas de políticas migratorias agresivas en Estados Unidos
Un lugar, muchas historias
La Isla de la Guardia Costera, también conocida en el pasado como Government Island, está ubicada en el Estuario de Oakland, entre Oakland y Alameda, California. Esta base, a simple vista una instalación militar funcional, oculta en su historia episodios claves que revelan una de las prácticas más controversiales del gobierno de los Estados Unidos: las deportaciones masivas.
Desde los años 80 hasta la actualidad, esta isla ha sido epicentro de operaciones federales dirigidas a detener y deportar a inmigrantes, con métodos que muchas veces han suscitado comparaciones con regímenes autoritarios. A través de este análisis histórico y contextual, exploraremos cómo los gobiernos —desde Reagan hasta Trump— han utilizado esta infraestructura para reforzar políticas migratorias que, según muchos expertos y activistas, violan principios fundamentales de derechos humanos y justicia.
De Reagan a Trump: Las raíces de la “Máquina de Deportación”
En 1982, durante una recesión nacional y con tasas de desempleo que rondaban el 9.7%, el presidente Ronald Reagan lanzó una campaña llamada Project Jobs, ejecutada por el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS por sus siglas en inglés). Esta operación tenía como objetivo expulsar a inmigrantes sin documentos que, según la administración, estaban "ocupando" empleos que deberían pertenecer a ciudadanos estadounidenses.
Más de 5,400 personas fueron arrestadas en ciudades como Oakland, Chicago y Detroit, atacando particularmente fábricas, campos agrícolas y plantas industriales. Muchos de ellos fueron trasladados a la Isla de la Guardia Costera, donde esperaban ser transportados en autobuses hacia la frontera sur.
Los métodos empleados fueron severamente criticados: detenciones sin causa probable, aritmética racial, acoso para que los detenidos renunciaran a sus derechos legales, y condiciones inhumanas mientras esperaban su destino. Según un estudio citado por el profesor Donald L. Huddle de la Universidad Rice, alrededor del 25% de los deportados habían regresado al país en menos de un mes.
Operación Wetback: La prehistoria de las políticas migratorias modernas
Project Jobs no fue una novedad. Ya en 1954, la Operación Wetback del presidente Dwight D. Eisenhower resultó en la expulsión de más de 1.1 millones de personas, incluidos ciudadanos estadounidenses. Este operativo, cruelmente bautizado con un epíteto racista, marcó el inicio de la práctica sistemática de usar el miedo como herramienta de control migratorio.
Bajo el liderazgo de Reagan, incluso antes del Project Jobs, se intentó otorgar al Ejecutivo poderes extraordinarios: declarar emergencias migratorias, cerrar puertos, confiscar embarcaciones y restringir el poder judicial. Aunque parte de esos intentos fracasaron, el tono represivo quedó instaurado y ha perdurado en múltiples administraciones.
El giro inesperado de Reagan: Ley de Amnistía de 1986
Paradójicamente, el mismo presidente que encabezó redadas masivas aprobó en 1986 una histórica ley de amnistía que legalizó a casi 3 millones de inmigrantes que habían llegado antes de 1982. Esta ley también introdujo por primera vez la ilegalidad de contratar a trabajadores sin documentos y estableció un sistema de verificación laboral.
Aunque fue vista como un cambio de tono hacia una política más compasiva, muchos críticos argumentan que fue una medida cosmética, ya que las prácticas represivas continuaron, sólo que con una apariencia más burocrática.
Trump y la resurrección del miedo
El 23 de octubre de 2025, la Isla de la Guardia Costera volvió a cobrar protagonismo cuando caravanas de agentes federales con máscaras, pertenecientes a CBP (Customs and Border Protection), llegaron para intensificar las operaciones de detención y deportación bajo la presidencia de Donald Trump.
La noticia desató la indignación en la Bahía de San Francisco. Más de 150 personas se manifestaron en el puente que conecta la isla con Oakland, gritando "¡vergüenza!" y exigiendo el retiro de las tropas. Algunos manifestantes fueron heridos en enfrentamientos con los agentes, incluyendo un pastor que recibió en el rostro sustancias químicas lanzadas por las autoridades.
Esa misma noche, un hombre fue disparado en el estómago tras presuntamente embestir una barrera con un camión de alquiler. Otro transeúnte resultó herido por fragmentos.
Prisiones como Alligator Alcatraz y deportaciones express
Bajo el discurso de combatir el crimen, la administración Trump endureció aún más las condiciones de detención. Las personas detenidas sin antecedentes penales, muchas veces trabajadoras y padres de familia, eran enviadas a lugares como Alligator Alcatraz, un centro de detención improvisado en los Everglades de Florida conocido por sus condiciones inhumanas.
Otros fueron deportados a países con regímenes represivos. Venezuela, por ejemplo, fue receptor de cientos de personas con presuntos lazos con pandillas, redirigidas a la prisión de máxima seguridad de El Salvador (CECOT). Las denuncias por falta de agua, papel higiénico y asistencia médica eran comunes.
Datos que contradicen el discurso oficial
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que 1.5 millones de personas se auto-deportaron en 2025, y otras 527,000 fueron formalmente deportadas. Sin embargo, expertos como Adam Goodman, autor del libro The Deportation Machine, aseguran que la mayoría de las expulsiones se deben a ambientes hostiles que fuerzan una salida "voluntaria".
De hecho, un estudio de Deportation Data Project de UC Berkeley indica que solo entre 8-10% de los arrestados tienen antecedentes por delitos violentos. El resto, aproximadamente 70%, no posee antecedentes penales.
Avances judiciales y retrocesos democráticos
Si bien algunas cortes han declarado inconstitucionales las redadas por violar la Cuarta Enmienda sobre búsquedas y detenciones ilegales, la Corte Suprema de EE.UU. ha avalado muchas de estas acciones. Un fallo reciente permite detener personas basándose en su color de piel, idioma o vestimenta, sin necesidad de causa probable.
El juez Brett Kavanaugh expresó: “Si los oficiales descubren que el individuo detenido es ciudadano estadounidense o está legalmente en el país, lo liberan de inmediato”. Sin embargo, ProPublica reveló que al menos 200 ciudadanos estadounidenses fueron detenidos por ICE este año, algunos incluso torturados o electrocutados durante su detención.
La dignidad humana en juego
Para residentes como Bill Urban de East Oakland, la cuestión va más allá de la política. “Vinieron a privar a las personas de sus derechos humanos y a aterrorizar a nuestra comunidad”, afirmó frente a la protesta en la Isla de la Guardia Costera, acompañado de su perro Rosie.
Desde Jerry Brown hasta Dianne Feinstein y diversos líderes religiosos y comunitarios, las redadas han sido calificadas como racistas, ineficaces y crueles. Algunos medios, como el Berkeley Gazette, llegaron a compararlas con operaciones de la Gestapo nazi.
La historia parece repetirse. Lo que cambia son los nombres y las justificaciones, pero la estructura —la máquina de deportación— permanece intacta. La Isla de la Guardia Costera no solo es una base militar: es testigo de una política migratoria que, generación tras generación, sigue poniendo en jaque los derechos fundamentales de millones de personas.
¿Hasta cuándo?
