La Crisis Humanitaria Silenciosa: El Abuso Médico en Centros de Detención Migratoria en EE.UU.
Un informe del Senado revela negligencia médica, condiciones insalubres y denuncias de abuso en centros de detención migratoria en Estados Unidos
Un informe que pone al descubierto un sistema roto
Más de 80 denuncias documentadas de negligencia médica, escasa alimentación, agua contaminada y una preocupante falta de supervisión en los centros de detención migratoria en Estados Unidos. Estos hallazgos no son producto de una campaña mediática, sino el resultado de una exhaustiva investigación del Senado estadounidense, liderada por el senador demócrata Jon Ossoff, que ha reunido más de 500 informes de abuso y negligencia entre enero y agosto de 2025.
Los datos presentados en esta segunda parte de la investigación legislativa revelan una crisis humanitaria silenciosa. Detrás de las rejas y los muros de los centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), se reportan situaciones que incluso ponen en riesgo la vida de los detenidos.
Casos de negligencia médica: Entre la vida y la muerte
Un detenido, por ejemplo, sufrió un ataque cardíaco tras haber sido ignorado durante días pese a sus reiteradas quejas por dolores en el pecho. Otro no recibió atención médica urgente para su diabetes durante 48 horas, al punto de quedar delirante antes de ser asistido.
“Cada ser humano merece dignidad y trato humano”, afirmó Ossoff. “Esto no es cuestión de ideologías. Los estadounidenses apoyan fronteras seguras, pero rechazan el abuso y la negligencia de cualquier persona bajo custodia estadounidense”.
Según el informe, hay casos en los que inhaladores para el asma fueron retenidos, recetas médicas se tardaron semanas en surtirse y pacientes con síntomas graves no pudieron acceder a médicos ni a urgencias. En los centros, no hay personal médico suficiente, y se reportó que “las ambulancias acuden casi todos los días”.
La brutalidad del abandono: el caso del recluso con parálisis
Uno de los testimonios más devastadores fue compartido por Stephanie Alvarez-Jones, abogada regional de la National Immigration Project. Contó el caso de un señor de 60 años que presentó síntomas similares a un derrame cerebral, fue hospitalizado y regresó al centro con un andador prescrito por los médicos. El dispositivo fue confiscado y fue confinado en una celda de aislamiento.
“A pesar de que aún tenía parálisis parcial y no podía hacerse cargo de su higiene personal ni alimentarse, lo obligaron a acostarse en sábanas sucias porque no podía levantarse”, explicó Alvarez-Jones. “El personal del centro insinuó que él fingía”.
Hambres invisibles: comida insuficiente y agua contaminada
Además de la negligencia médica, la comida y el agua ofrecidas a los detenidos también presentan deficiencias alarmantes. En muchos centros, los alimentos son escasos, insalubres y carentes de valor nutritivo. Se reportó leche caducada, agua con olor fétido y escasez de envases de agua potable.
En un centro en Texas, incluso niños y adultos se vieron obligados a competir por las pocas botellas de agua disponibles. Algunas comidas consistían únicamente en barras energéticas, pan seco o, en el mejor de los casos, arroz y frijoles incompletos como parte de raciones militares.
El caso de Baltimore: sin médicos ni proveedor de alimentos
El centro de detención temporal en Baltimore también fue blanco de críticas en una demanda federal. Amelia Dagen, abogada del Amica Center for Immigrant Rights, denunció que en este centro, originalmente diseñado para 12 horas de retención, los detenidos estaban siendo alojados durante una semana entera sin acceso regular a personal médico ni a comida adecuada.
“No hay proveedor de alimentos contratado para ofrecer tres comidas al día y tampoco hay personal médico en el lugar”, afirmó Dagen. “En algunos casos, pasaban días alimentándose con raciones mínimas o sin acceso constante a agua potable. Las autoridades sostienen que pueden beber del lavabo del inodoro —¡el mismo usado como baño!—, pero los detenidos reportan que el agua tiene un sabor extraño”.
Una supervisión federal ausente
El informe del Senado es incisivo en determinar que estos problemas no son eventos aislados. Por el contrario, son evidencia de un fallo sistémico en la supervisión federal, que permite que centros operados por contratistas privados o agencias locales pasen por alto normas básicas de derechos humanos.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) ha negado las acusaciones, calificándolas de “falsas” e insinuando que el senador Ossoff busca obtener beneficios políticos. Sin embargo, el informe se sustenta no solo en testimonios de migrantes, sino también en reportes internos, empleados federales, abogados, defensores de derechos y medios.
¿Humanismo o números? Una política migratoria en crisis
Desde principios de 2025, el esfuerzo por aumentar detenciones migratorias ha generado una sobrepoblación en centros ya mal equipados. Además, se han minimizado los mecanismos de liberación o alternativas a la detención como los programas con supervisión electrónica.
“Están intentando detener a una cantidad de personas para la que no tienen capacidad, sabiendo que los centros no pueden albergarlas correctamente”, señaló Dagen. “Ellos mismos están creando esta crisis”.
El sistema ha perdido de vista a personas reales, seres humanos con necesidades médicas, dignidad y derechos básicos.
Mientras EE.UU. busca controlar su frontera, la realidad en el terreno sugiere que también debe controlar su conciencia.
