Serbia en Marcha: Jóvenes, Memoria y Lucha Contra la Corrupción
A un año de la tragedia ferroviaria que costó 16 vidas, miles de estudiantes emprenden una caminata con un mensaje: justicia, responsabilidad y un nuevo futuro para Serbia
Una tragedia que marcó a una generación
El 1 de noviembre de 2024, una tragedia sacudió Serbia. Un accidente ferroviario en una estación recientemente renovada dejó un saldo de 16 muertos y decenas de heridos. Lo que al principio parecía una catástrofe fortuita, rápidamente se convirtió en el símbolo de un reclamo nacional cuando se supo que la renovación de la estación había estado plagada de irregularidades y corrupción.
Desde entonces, Serbia ha visto crecer un movimiento ciudadano liderado, principalmente, por jóvenes y estudiantes, que exige justicia para las víctimas y un cambio profundo en la forma de hacer política en el país. Hoy, ese movimiento ha cobrado fuerza con una marcha que atraviesa el corazón de Serbia, desde Belgrado hasta Novi Sad, en la que miles de personas caminarán durante dos días para unirse a una gran manifestación conmemorativa.
La marcha de la dignidad y la esperanza
Cientos de estudiantes, acompañados por activistas y ciudadanos comunes, se han lanzado a las calles en una marcha que no es solo simbólica, sino profundamente política. “No estamos caminando solo por los que murieron, sino por el país que queremos construir”, dijo una joven participante proveniente de Novi Pazar.
El recorrido desde Belgrado a Novi Sad es de aproximadamente 100 kilómetros. Para muchos, esta caminata representa un acto de resistencia pacífica, un llamado a la reflexión y una oportunidad para conectar con otras personas que comparten la misma causa.
Durante el camino, los manifestantes han sido acogidos por pobladores locales con agua, banderas y vítores. En localidades como Indjija, Nova Pazova y Stara Pazova, se han organizado puntos de descanso, música y hasta debates espontáneos sobre el futuro político del país.
¿Qué pasó en la estación?
La estación donde ocurrió el desastre fue remodelada por una compañía con vínculos estrechos al gobierno del presidente Aleksandar Vučić. Investigaciones independientes y denuncias de periodistas locales apuntaron a que el proyecto fue ejecutado con materiales de baja calidad y que hubo negligencia técnica en el sistema de señales.
El informe de la ONG Transparencia Serbia reveló que el presupuesto de la obra fue inflado hasta en un 50%. A pesar de las demandas ciudadanas, nadie en posiciones altas del gobierno ha asumido responsabilidad directa hasta ahora, lo que ha agudizado el malestar general.
Una generación contra el silencio
Esta protesta tiene una característica clave: ha sido orquestada mayoritariamente por jóvenes. La llamada Generación de la Estación reclama un país menos corrupto, más transparente y, sobre todo, más justo. Varios de ellos nacieron durante los conflictos yugoslavos o justo después, y han crecido en un entorno de desconfianza institucional.
En palabras de Jovana R., estudiante de ciencias políticas: “No queremos ser otra generación que huye del país o que acepta cobrar favores políticos para sobrevivir. Queremos normalidad, justicia y verdad.”
Una protesta multisectorial
Lo que comenzó como un movimiento estudiantil se ha convertido en un frente multisectorial. Comités de familiares de víctimas, organizaciones de derechos humanos, sindicatos de profesores y trabajadores ferroviarios han unido fuerzas para demandar lo siguiente:
- Una investigación independiente y criminal sobre la tragedia.
- La renuncia de funcionarios públicos involucrados en el proyecto de la estación.
- Elecciones parlamentarias anticipadas.
- Un paquete de reformas estructurales que garantice la seguridad en infraestructuras públicas.
Vučić bajo presión
El presidente Aleksandar Vučić, en el poder desde 2012 y conocido por su estilo autoritario, ha enfrentado protestas antes, pero pocas han sido tan masivas y simbólicamente poderosas. Aunque ha intentado minimizar el movimiento, las imágenes de miles de personas caminando pacíficamente por el país son difíciles de ignorar, incluso para sus simpatizantes.
En respuestas ofrecidas por televisión nacional, Vučić insistió en que “los detalles técnicos del accidente están siendo investigados” y que “no hay elementos para responsabilizar al gobierno”. Sin embargo, estas palabras no han sido suficientes para calmar la indignación, sobre todo porque ningún funcionario ha sido destituido.
La Serbia rural también se une
Un aspecto interesante del movimiento es su alcance territorial. A diferencia de otras protestas urbanas concentradas en Belgrado, esta marcha ha integrado a pueblos rurales y regiones más alejadas del centro político del país.
En ciudades como Novi Pazar, muchas veces ignoradas por las políticas estatales, los estudiantes se han movilizado con una eficacia notable. Incluso pequeñas localidades organizaron sus propios recorridos para unirse simbólicamente a Novi Sad.
¿Una primavera serbia?
Para muchos analistas políticos, esta movilización recuerda a las revoluciones pacíficas de otros países post-socialistas. “Podrían estar sembrando lo que en unos años llamaremos la Primavera Serbia”, dijo el sociólogo Dražen Mirković en una columna reciente para el diario Danas.
No es casualidad que los manifestantes porten pancartas con lemas como „Dosta je bilo“ (Ya es suficiente) o „Ne zaboravljamo“ (No olvidamos). Buscan no solo recordar a las víctimas, sino capitalizar la indignación para convertirse en un nuevo actor político dentro del país.
La dimensión internacional
La Unión Europea, en proceso de evaluación de la posible adhesión de Serbia al bloque, ha seguido de cerca estos acontecimientos. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han pugando por una mayor presión internacional contra la corrupción endémica que ha dominado gobiernos anteriores en el país balcánico.
Incluso se han registrado acciones de solidaridad en universidades europeas, como la Universidad Carolina en Praga y la Universidad de Ámsterdam, donde jóvenes serbios expatriados organizaron vigilias en honor a las víctimas del accidente ferroviario.
El poder de caminar juntos
Mientras el frío del otoño se cierne sobre Serbia, el calor humano de esta marcha simboliza algo más profundo: el renacer de un espíritu ciudadano. Lo que sucede en estas calles no se limita a un recuerdo; es una lucha por que la historia no se repita.
En la noche, los caminantes alumbran su camino con linternas y cantos. Algunas canciones, como “Tamo daleko”, tradicionales y melancólicas, tiñen la marcha de un sentimiento patrio, pero también de profunda determinación. Al llegar al sitio donde ocurrió el accidente, se espera un gran acto de homenaje con flores, cruces, discursos y, sobre todo, silencios difíciles de soportar.
Una generación alzó la voz. Y está en marcha. Literalmente.
