SNAP en la mira: El futuro incierto del programa de asistencia alimentaria en EE.UU.
Con más de 42 millones de beneficiarios, el programa SNAP enfrenta desafíos legales, políticos y estructurales. ¿Qué se avecina para esta red vital de seguridad social?
¿Qué es SNAP y por qué es vital para millones de estadounidenses?
El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, conocido por sus siglas en inglés como SNAP (antes llamado “Programa de Cupones de Alimentos”), representa uno de los pilares más importantes del sistema de seguridad social en Estados Unidos. Establecido en 1964, cuando el Congreso aprobó la Ley de Ayuda Alimentaria y Nutrición, el programa ha sido una respuesta directa a los niveles persistentes de pobreza y a la inseguridad alimentaria en el país.
Hoy, cerca de 42 millones de personas, o 1 de cada 8 estadounidenses, reciben beneficios de SNAP. Lo sorprendente es que muchos de ellos trabajan, pero sus ingresos simplemente no son suficientes para cubrir los altos costos de vida.
¿Quiénes son los beneficiarios de SNAP?
Contrario a algunos estigmas, la mayoría de las personas que reciben ayuda de SNAP no son desempleadas o dependientes crónicas del gobierno. Según datos del Center on Budget and Policy Priorities, cerca del 39% de los hogares beneficiarios tienen al menos una persona con empleo.
Además:
- Más del 70% de los beneficiarios viven por debajo de la línea federal de pobreza, que se sitúa en alrededor de $32,000 anuales para una familia de cuatro personas.
 - Más de 16 millones de niños recibieron asistencia de SNAP en 2023.
 - 1 de cada 3 hogares incluye a adultos mayores o personas con discapacidades.
 
En esencia, SNAP es una red de apoyo para familias trabajadoras que simplemente no logran llegar a fin de mes, para madres solteras, para adultos mayores que ya no pueden trabajar, y para personas con alguna capacidad limitada.
El impacto económico de SNAP
Lejos de ser una carga estrictamente presupuestaria, SNAP representa una inyección económica directa en cientos de comunidades. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), cada dólar invertido en SNAP genera hasta 1.50 dólares en actividad económica.
Cuando los beneficiarios usan sus tarjetas EBT (Transferencia Electrónica de Beneficios) en supermercados o mercados locales, impulsan el ingreso para productores agrícolas, pequeñas tiendas y comerciantes minoristas. Este efecto multiplicador convierte a SNAP en uno de los programas de asistencia social más efectivos en términos de reactivación económica.
Los beneficios: ¿cuánto y cómo se reciben?
El monto promedio que una familia recibe a través de SNAP es de $350 por hogar al mes, o alrededor de $190 por persona. Estos valores se determinan con base en los ingresos netos del hogar, considerando el principio de que las familias deben usar hasta el 30% de su ingreso disponible en alimentos.
Se pueden recibir beneficios más altos si:
- El hogar paga manutención infantil regularmente.
 - Los gastos médicos mensuales superan los $35.
 - El hogar destina una porción alta de su ingreso al pago de vivienda.
 
Esta asistencia se otorga a través de una tarjeta EBT, que funciona como una tarjeta de débito. Esta tarjeta se utiliza en tiendas autorizadas y sólo puede emplearse para la compra de alimentos y productos específicos.
Lo que se puede (y no se puede) comprar con SNAP
Con SNAP se pueden comprar:
- Frutas, verduras, pan, carne, leche, huevos y otros productos alimenticios básicos.
 - Semillas o plantas para cultivar alimentos en casa.
 
Sin embargo, no se pueden usar los beneficios de SNAP para adquirir:
- Comida caliente preparada (como en restaurantes).
 - Bebidas alcohólicas o productos de tabaco.
 - Vitaminas, suplementos dietéticos o medicamentos.
 - Artículos no alimenticios como pañales, productos de limpieza o alimentos para mascotas.
 
Es importante destacar que las compras hechas con SNAP están exentas de impuestos sobre ventas.
¿Quiénes no califican para SNAP?
Aunque SNAP tiene una cobertura amplia, hay grupos que enfrentan exclusión. No son elegibles:
- Personas sin estatus legal migratorio.
 - Estudiantes universitarios (con ciertas excepciones).
 - Personas con condenas por ciertos delitos relacionados con drogas (dependiendo del estado).
 - Adultos sin discapacidades, entre 18 y 64 años, sin hijos menores de 14 años, que no trabajen ni participen en programas de capacitación laboral.
 
Controversias recientes y desafíos legales
El gobierno federal, específicamente durante la administración de Donald Trump, intentó implementar múltiples restricciones al programa SNAP. En noviembre de 2025, en medio de un cierre parcial del gobierno, se anunció que se congelarían las entregas de SNAP debido a que no se permitiría utilizar un fondo de contingencia de $5 mil millones.
Sin embargo, dos jueces federales dictaminaron que el gobierno debía continuar distribuido pagos de SNAP usando dichos fondos, aunque se anticipa una apelación por parte de la administración.
Además, cambios implementados con la ley de impuestos de Trump de 2017 afectaron a un gran número de adultos jóvenes sin hijos, que ahora deben cumplir rigurosamente con requisitos de trabajo o voluntariado para poder acceder a SNAP.
El futuro: ¿más restricciones de alimentos?
En 2026 se abre otra ventana de controversia: el gobierno federal permitirá a los estados restringir qué alimentos pueden ser comprados con SNAP. Hasta ahora, más de una docena de estados (mayormente de tendencia republicana) han expresado interés en prohibir la compra de gaseosas, dulces y bebidas energéticas con estos beneficios.
Partidarios de estas medidas argumentan que el gobierno no debería subsidiar alimentos ultraprocesados, mientras que los críticos consideran estas políticas como una forma de policía alimentaria de clase, que estigmatiza a las personas con bajos ingresos.
El papel de los estados en la administración de SNAP
Aunque el programa está financiado mayoritariamente por el gobierno federal, los estados son los encargados de su implementación. Esto da lugar a una gran variedad de nombres y enfoques regionales:
- En Wisconsin se llama FoodShare.
 - En California es conocido como CalFresh.
 
Se puede solicitar a través de agencias estatales, servicios sociales del condado o incluso mediante organizaciones sin fines de lucro.
Una red que también sostiene la salud pública
Además de luchar contra el hambre, estudios han demostrado que SNAP mejora significativamente la salud de sus beneficiarios, reduciendo hospitalizaciones infantiles, complicaciones del embarazo y facilitando una mejor nutrición en adultos mayores.
Incluso programas paralelos como WIC (Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños) y TANF (Asistencia Temporal para Familias Necesitadas) utilizan la misma tarjeta EBT y complementan la asistencia recibida por SNAP, ayudando a cubrir aspectos como artículos de higiene o asistencia monetaria directa.
Opinión general: una red esencial en crisis
SNAP no es simplemente un programa de asistencia: es una manifestación directa de las políticas públicas dirigidas a combatir la desigualdad social, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Frente a intentos de recortes, restricciones discriminatorias y desafíos presupuestarios, la pregunta no es si podemos permitirnos mantener SNAP, sino si podemos permitirnos perderlo.
En palabras de la activista y abogada especializada en política alimentaria, Marion Nestle: “La seguridad alimentaria no es un lujo, es un derecho humano”. De cara al futuro, proteger SNAP también significa fortalecer el tejido social y económico de Estados Unidos.
