Transfobia institucional en el Pentágono: el retroceso silencioso en derechos de militares transgénero

Una nueva política del Departamento de Defensa de EE.UU. impone obstáculos draconianos a soldados trans, ignorando su historial, méritos y dignidad

Una política que socava décadas de avances

En octubre, el Departamento de Defensa de Estados Unidos emitió un memorando que confirma lo que muchas organizaciones de derechos humanos temían: la intención sistemática de la administración Trump de excluir de las Fuerzas Armadas a las personas transgénero. Esta nueva norma permite a los comandantes anular las decisiones de los consejos de separación militar —órganos semilegales encargados de decidir si un miembro debe permanecer en la fuerza— especialmente cuando se trata de personas trans.

Históricamente, los consejos de separación constituyen el último recurso para militares que enfrentan ser dados de baja. Basan sus decisiones en méritos, desempeño, conducta y necesidad operativa. La nueva medida cambia radicalmente esa tradición al minar su independencia e imponer criterios discriminatorios.

Implicaciones legales y éticas

La abogada militar Priya Rashid, que ha defendido a cientos de soldados ante estos consejos, comentó que “esto priva de derechos procesales a miembros acusados solamente por su identidad de género, mientras que se brindan mejores oportunidades a quienes enfrentan cargos por violencia o abuso sexual”.

Esto levanta serias preocupaciones legales. Aunque la Corte Suprema ha permitido que la prohibición se mantenga mientras avanzan litigios, muchas organizaciones afirman que estas políticas violan los derechos constitucionales de igualdad ante la ley y debido proceso.

Obstáculos logísticos y humillantes

Según el memo del Pentágono emitido el 8 de octubre, cualquier militar transgénero que se presente ante un consejo de separación deberá hacerlo uniformado según su sexo asignado al nacer, no su identidad de género. En caso de no cumplir con esta regla, su ausencia podrá ser usada en su contra como evidencia negativa durante el procedimiento.

La organización defensora SPARTA Pride, a través de su vocera Emily Starbuck Gerson, afirmó que eso impone una barrera inhumana. “Están obligando a personas con una carrera impecable a enfrentar procesos viciados, con reglas que vulneran su dignidad desde el primer momento”.

Muchos soldados trans no poseen uniformes de su sexo asignado al nacer, ya que llevan años sirviendo como su género identificado. Comprar dicho uniforme sería no solo innecesario, sino también una forma de violencia simbólica.

El caso de Logan Ireland: 15 años de lealtad ignorados

Un ejemplo que visibiliza esta situación es el de Logan Ireland, sargento en jefe de la Fuerza Aérea de EE.UU. con 15 años de servicio. Ha sido reconocido durante más de una década como hombre por sus superiores y pares.

“Ser obligado a presentarme con una falda sería como usar un disfraz. No representa quién soy ni lo que he defendido cada día con orgullo” — Logan Ireland

Actualmente está en licencia administrativa, como cientos de compañeros trans. Por orden médica, lleva barba; una imagen cotidiana que colisiona con la imposición de uniformarse como mujer.

Retórica de inclusión vs. realidad de marginación

La administración de Donald Trump afirmó que su objetivo era lograr una fuerza letal, cohesionada y libre de distracciones. Sin embargo, las cifras no sustentan que los militares trans sean una carga. De acuerdo con RAND Corporation, apenas un 0,6% del total de soldados se identifican como transgénero, lo que equivale a entre 1.320 y 6.630 miembros estimados de un total de 1.3 millones.

Un informe de 2016 de RAND también concluyó que el impacto del servicio transgénero sobre la preparación operativa es mínimo y que los costos médicos son insignificantes en comparación con otras asignaciones del presupuesto militar.

Un retroceso en inclusión y equidad

En 2016, bajo la presidencia de Barack Obama, el Pentágono autorizó por primera vez el servicio abierto de personas trans. En 2017, Trump revocó esa medida mediante un tuit, seguido por políticas formales. Tras años de debate, una nueva política lanzada en 2019 permitió el servicio si los soldados se mantenían en su género de nacimiento o no manifestaban disforia de género.

Ahora, con esta actual decisión del Pentágono, los pocos resquicios para defender derecho a continuar sirviendo son cada vez más estrechos. Muchos soldados del colectivo LGBTQ+ lo califican como una limpieza institucional pasiva.

Precedentes de decisiones sorprendentes

Los consejos de separación podrían ser la última esperanza para muchos soldados trans. En el pasado demostraron imparcialidad: en 2019, el comandante del USS John S. McCain no fue separado del cargo tras un choque naval que dejó 10 muertos. Y más recientemente, tres marines activos que participaron en el asalto al Capitolio en 2021 fueron retenidos en la institución.

¿Cómo es posible que en estos casos se haya otorgado una segunda oportunidad, mientras que soldados altamente capacitados, sin ningún tipo de falta, son apartados por haber sido sinceros sobre su identidad?

La doble moral de la meritocracia militar

Peter Hegseth, secretario de Defensa, ha defendido que sus medidas buscan “eficacia operativa” al eliminar lo que él llama políticas identitarias. Pero, ¿acaso dar de baja a un piloto experto, con cientos de misiones cumplidas con éxito, por su identidad de género es una decisión meritocrática?

Gerson, de SPARTA, subraya que “estas políticas no consideran logros, historial, entrenamiento, ni lo vital que puede ser este miembro para su unidad”. El mensaje es claro: tu valía se decide por lo que hay en tu expediente médico, no por lo que aportas en el campo.

¿Una oportunidad para revertir la historia?

Con una nueva administración en la Casa Blanca y más presión social a favor de los derechos LGBTQ+, aún hay esperanzas. Sin embargo, los daños ya ocurrieron. Decenas de soldados fueron forzados a dejar sus carreras o vivir bajo estrés administrativo permanente.

Mientras tanto, organizaciones como Lambda Legal y Human Rights Campaign continúan su lucha en tribunales para que los derechos de servicio sean restaurados y protegidos de forma permanente.

Logan Ireland refleja el sentimiento de muchos cuando dice: “Nos prometieron dignidad y respeto. Y ahora, lo estamos perdiendo todo sin haber hecho nada mal”.

Así es como, en pleno siglo XXI, y dentro de la institución que dice defender la libertad mundial, los derechos pueden ser revocados por una directiva administrativa.

Porque servir no debería depender de tu identidad. Debería depender de tu compromiso con tu país.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press