Caos en Washington: ¿El fin del filibusterismo puede salvar al gobierno de EE.UU.?
Mientras el cierre gubernamental entra en su sexta semana, crecen las presiones políticas, el hambre y el riesgo sistémico. Trump revive viejos fantasmas y propone eliminar el filibusterismo.
¿Qué está pasando en Washington?
Estados Unidos enfrenta uno de los cierres gubernamentales más largos de su historia, con una duración ya de más de 33 días. A pesar de la gravedad de la situación, con consecuencias que van desde retrasos en aeropuertos hasta la suspensión de ayudas alimentarias, los partidos Republicano y Demócrata siguen estancados en negociaciones estériles.
El presidente Donald Trump ha resucitado un debate institucional que parecía enterrado: la eliminación del filibuster o filibusterismo, una regla del Senado que exige el respaldo de 60 senadores para aprobar la mayoría de los actos legislativos, lo que permite que una minoría bloquee iniciativas.
Filibusterismo: ¿herramienta democrática o arma de obstrucción?
El filibusterismo es percibido por muchos como una herramienta vital que obliga a buscar consenso entre partidos y frena impulsos legislativos autoritarios. Pero también ha sido acusado de ser una estrategia de bloqueo sistemático, principalmente en tiempos de polarización extrema. Fue incluso utilizado para detener legislaciones clave en derechos civiles en el pasado.
Como declaró el senador republicano John Thune (R-S.D.), líder de la mayoría en el Senado: “El filibuster protege al Senado de convertirlo en un mero espejo de la Cámara de Representantes. Preserva nuestra identidad como cuerpo deliberativo”.
Trump contra las cuerdas (otra vez)
La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, ha afirmado que el presidente está "presionando con fuerza" a los líderes republicanos para terminar con esta norma y facilitar una reapertura del gobierno. “Los republicanos deben ponerse duros, deben ponerse inteligentes… los estadounidenses necesitan respuestas”, señaló Leavitt.
Donald Trump ya había intentado eliminar el filibustero durante su primer mandato sin éxito. Entonces, como ahora, los líderes republicanos del Senado rechazaron la idea rotundamente. Hoy, en medio de uno de los bloqueos más perturbadores en décadas, el ex presidente cree que esta es la oportunidad para relanzar este cambio institucional bajo el pretexto de una emergencia nacional.
¿Qué está en juego?
- Más de 42 millones de estadounidenses podrían perder o ver suspendidos sus beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP).
- Controladores aéreos y empleados públicos esenciales no han cobrado en más de un mes. Esto ha generado retrasos de hasta tres horas en aeropuertos estratégicos como Newark.
- Las primas de los seguros médicos enmarcados en el Affordable Care Act (Obamacare) están aumentando, y sin acuerdo, la extensión de estos subsidios pende de un hilo.
Además, la paralización gubernamental ha obligado a cientos de miles de trabajadores a tomar decisiones angustiosas. Como resume el secretario de Transporte, Sean Duffy: “¿Pongo comida en la mesa, gasolina en el auto, pago el alquiler o voy a trabajar gratis?”
Un escenario sin precedentes… ¿o tal vez no?
No es la primera vez que Trump actúa de este modo. Durante el cierre de 2018-2019, el más largo registrado hasta ahora con 35 días, también exigió fondos para el muro con México, generando caos institucional similar. Finalmente cedió… pero dejó una cicatriz profunda en la gestión política estadounidense.
Las comparaciones entre ambos escenarios son inevitables. Al igual que en 2019, el presidente exige algo imposible para luego culpar a la oposición del estancamiento. Esta vez, el “villano” para la Casa Blanca no es solo el Partido Demócrata, sino una norma del Senado que ha existido por más de un siglo.
Demócratas cierran filas… por ahora
La oposición, liderada por Hakeem Jeffries y senadores como Tim Kaine y Mark Warner, ha sido clara: el gobierno debe reabrirse antes de hablar de cualquier concesión, especialmente sobre subsidios de salud clave para millones de personas. Aun así, la presión empieza a calar entre algunos moderados del partido.
“Estamos hablando con algunos republicanos sobre un camino que salve la cobertura sanitaria a cambio de votos para reabrir el gobierno”, explicó Kaine. Aun así, las posibilidades de éxito son inciertas, sobre todo mientras Trump continúe dominando la conversación.
El hambre como moneda política
Quizás el punto más sensible de la actual crisis es la amenaza sobre los beneficios alimentarios (SNAP). Jeffries ha acusado a la administración Trump de intentar “armar el hambre de los estadounidenses” como herramienta de negociación. Un juez federal ya ordenó desbloquear fondos para el programa, pero el Ejecutivo sigue retrasando su implementación.
“De algún modo, encuentran dinero para otras prioridades, pero no para alimentar a quienes lo necesitan. Es inaceptable”, enfatizó el demócrata en CNN.
Las elecciones que podrían cambiar el tablero
El martes se celebran las elecciones estatales en Virginia y Nueva Jersey, que muchos ven como un termómetro para medir el hartazgo ciudadano. Los resultados podrían presionar a los legisladores a adoptar posturas más conciliadoras… o radicalizar aún más el ambiente.
¿Una semana decisiva?
Con el Congreso paralizado, la presión pública aumenta. Las encuestas muestran que más del 60% de la población culpa a los republicanos por el cierre.
La opción de eliminar el filibusterismo sigue siendo altamente impopular entre senadores veteranos de ambos partidos. Pero la desesperación —y el deseo de protagonismo político de Trump— parecen no tener límite.
“Su llamado a terminar con el filibusterismo refleja nuestra desesperación colectiva”, admitió el presidente de la Cámara Mike Johnson.
Mientras tanto, millones de familias estadounidenses viven el impacto real de una batalla política que parece no tener fin.
¿Entonces qué viene?
Todo apunta a una prolongación del estancamiento, a menos que cinco demócratas crucen la línea del partido para dar a los republicanos la mayoría necesaria. O que Trump decida ceder como en el pasado.
Pero con el ambiente tan polarizado y las elecciones a la vuelta de la esquina, la moderación podría ser un lujo muy caro, tanto para los políticos como para el país. Todo esto mientras vuelos son cancelados, trabajadores quedan sin salario y la pregunta resuena en cada hogar afectado: ¿por qué juegan con nuestras vidas?