Clayton Kershaw y la despedida dorada: el último gran out de una leyenda de los Dodgers
El mítico lanzador culmina su carrera con una victoria épica en la Serie Mundial y entra entre los grandes inmortales del béisbol
Una carrera de película
Clayton Kershaw, uno de los lanzadores más dominantes en la historia moderna de las Grandes Ligas, cerró su legendaria carrera con una hazaña digna de Hollywood. El zurdo de los Los Angeles Dodgers terminó su trayectoria de 18 temporadas ganando su tercer anillo de Serie Mundial, en un séptimo juego infartante contra los Toronto Blue Jays, convirtiéndose en el primero en 25 años en lograr un campeonato consecutivo con su equipo.
El último juego: cuando los héroes aún no saben que ya lo son
La escena fue surrealista. Mientras Alejandro Kirk conectaba para una doble matanza que cerraba el juego, Kershaw calentaba en el bullpen sin saber que la hazaña ya se había consumado. “Pensé que el partido estaba empatado. Yo creía que me tocaba lanzar contra el siguiente bateador”, dijo más tarde entre risas. Fue el receptor de bullpen Josh Bard quien le aclaró: “Acabamos de ganar la Serie Mundial”.
Una salida por la puerta grande
Con 37 años y múltiples lesiones superadas, Kershaw había anunciado previamente que esta sería su última temporada. Con lágrimas en los ojos, definió su sensación tras la última victoria: “No es tristeza. Es emoción. ¿Cómo no estar agradecido de terminar así?”. Agregó que no podía haber escrito un final mejor. “Ganar el Juego 7 de la Serie Mundial en el último partido que jugué jamás... eso es más de lo que uno puede soñar”.
Un legado de grandeza
Desde su debut en 2008, Kershaw se transformó no solo en la cara de los Dodgers, sino en uno de los rostros más respetados de las Grandes Ligas. Durante su mejor época, entre 2010 y 2015, fue simplemente inigualable:
- 5 veces líder de efectividad en la Liga Nacional.
 - 3 veces líder de ponches.
 - 2 veces líder de victorias.
 - Ganador del Premio Cy Young en tres ocasiones (2011, 2013, 2014).
 - Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 2014.
 
En 2014 firmó una de las temporadas más asombrosas en la historia reciente del béisbol: récord de 21-3, 1.77 de ERA y 233 ponches. Una campaña digna de museo.
Resistencia, longevidad y liderazgo
En un mundo donde las carreras suelen verse truncadas por lesiones o declives prematuros, la consistencia de Kershaw es aún más notable. Terminó su carrera con:
- 222 victorias, 96 derrotas y una efectividad vitalicia de 2.54.
 - 15 blanqueadas, la cifra más alta entre pitchers activos.
 - 1 no-hitter, lanzado el 18 de junio de 2014.
 - 11 veces All-Star.
 
Su efectividad es la más baja en la llamada era de la bola viva (desde 1920) y posee el mejor porcentaje de victorias entre los lanzadores con más de 200 triunfos desde el año 1900.
Estilo inconfundible: arte sobre el montículo
A diferencia de muchos lanzadores que confían únicamente en la velocidad, Kershaw forjó su camino con inteligencia, control quirúrgico y cambios de ritmo magistrales. Su mecánica —inspirada en su ídolo de infancia Roger Clemens— era casi imposible de descifrar, con una curva de 12-6 letal.
“Es como enfrentar a una pesadilla viviente cuando está en su punto”, dijo en más de una ocasión Buster Posey, antiguo receptor de los Giants. Incluso Fernando Valenzuela le entregó el Cy Young de forma simbólica en 2012, cerrando un ciclo de leyendas de los Dodgers.
Los Dodgers y Kershaw: una historia de amor verdadero
Lo de Kershaw no fue una simple estadía larga en un equipo. Fue una conexión emocional con una franquicia histórica. Jugó las 18 temporadas de su carrera con los Dodgers, una rareza en la era moderna del béisbol.
Compartió récord de temporadas jugadas como Dodger junto a leyendas como Zack Wheat y Bill Russell. Su huella se une a nombres como Sandy Koufax, Don Drysdale y el propio Valenzuela como uno de los mejores en usar el uniforme azul de Los Ángeles.
Ganó anillos en 2020, 2024 y ahora en 2025, dejando una marca imborrable como piedra angular de una dinastía moderna.
El valor de la humildad incluso en la cima
Lo más admirable de Kershaw no fueron solo sus números, sino su humanidad. Jamás tuvo controversias, fue un líder caballeroso en el vestidor y también fuera del campo. Con frecuencia trabajó en fundaciones caritativas como Kershaw's Challenge, que él y su esposa Ellen fundaron para apoyar a niños en situaciones vulnerables.
Y aunque su retiro es inminente, el propio Andrew Friedman, presidente de operaciones de béisbol de los Dodgers, le ofreció un empleo para que siga vinculado al club. “No sé qué significa ‘simplemente pasar el rato’, pero estar aquí siempre será especial”, dijo Kershaw con una sonrisa.
Héroes que se despiden como llegaron: en silencio y con grandeza
En una época donde la fama rápida y las redes sociales marcan tendencias, la historia de Clayton Kershaw es una lección en constancia, humildad y excelencia. Su retiro no deja un vacío, sino un legado brillante e inquebrantable.
“Estoy agradecido. No lo cambiaría por nada”, fueron sus últimas palabras en el vestuario tras la Serie Mundial.
Y así, sin grandes ceremonias ni griteríos —pero con un tercer título en su mochila— se despide uno de los más grandes.