El alto costo humano del conflicto Israel-Hamas: restos, intercambios y la lucha por la verdad

Mientras continúa el cese al fuego, la recuperación de restos de rehenes e intercambio de cuerpos revela la crudeza del conflicto en Gaza y las profundas heridas humanas que deja tras de sí

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El intercambio de restos: una política deshumanizada con rostro humano

En medio del frágil cese al fuego entre Israel y Hamas iniciado el 10 de octubre, el conflicto sigue revelando su rostro más doloroso: la recuperación e intercambio de cuerpos sin vida. El reciente anuncio de la devolución por parte de Hamas de tres cadáveres encontrados en un túnel en el sur de Gaza vuelve a colocar el foco en la dimensión humana de este prolongado conflicto.

Desde el comienzo del alto al fuego, y según cifras oficiales, se han liberado restos de 17 rehenes, mientras aún quedan 11 por recuperar. Por su parte, Israel ha devuelto los cuerpos de 15 palestinos como parte del acuerdo. Este proceso, si bien acordado, está atenazado por desconfianza mutua, logística caótica y un contexto de destrucción masiva que dificulta la identificación de las víctimas.

El drama de las familias: esperar entre el duelo y la incertidumbre

Israel ha subrayado que la identificación formal de los restos será confirmada a las familias antes de cualquier comunicación pública. Una sensibilidad básica. No obstante, la dolorosa lentitud del proceso ha sido denunciada por organizaciones civiles, especialmente por los grupos de familiares de los rehenes, quienes se movilizan con frecuencia en ciudades como Tel Aviv exigiendo respuestas claras y celeridad.

“La espera es una tortura”, afirma Miriam Dagan, madre de uno de los rehenes presuntamente aún en Gaza. “Queremos saber si están vivos, y si no, al menos recuperar sus cuerpos para enterrarlos como corresponde”.

¿Qué cuerpos son entregados?

Una de las principales controversias es determinar el origen de los restos. No está claro si los cuerpos de palestinos devueltos por Israel corresponden a personas fallecidas durante el ataque del 7 de octubre —la incursión de Hamas que mató a unas 1.200 personas y dejó 251 rehenes en el sur de Israel— o si murieron luego como detenidos o en enfrentamientos durante la ofensiva israelí.

Gaza enfrenta también el reto de identificar los restos. Según el Ministerio de Salud gazatí, de las 225 personas devueltas desde el cese al fuego, solo 75 han sido identificadas. El desafío radica en la carencia de insumos básicos como kits de ADN. En respuesta, el ministerio, bajo la administración de Hamas, ha publicado imágenes de los cuerpos esperando que algún familiar los reconozca.

La magnitud de la devastación: miles de muertos y el dilema humanitario

La guerra entre Israel y Hamas, desatada tras el ataque del 7 de octubre, ha sido la más destructiva en la historia de ambos actores. Hasta ahora, más de 68.600 palestinos han muerto según cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud de Gaza. Israel ha cuestionado estas cifras, pero sin ofrecer datos alternativos.

Aunque el ministerio gazatí está dirigido por autoridades de Hamas, la comunidad internacional y expertos independientes consideran en general sus cifras como fuentes confiables debido a la precisión de sus registros. Aun así, existe controversia sobre cuántos de los muertos son civiles y cuántos combatientes.

La dimensión geopolítica: un cese al fuego con múltiples capas

El intercambio de cadáveres forma parte del plan de 20 puntos negociado con mediación estadounidense. Este acuerdo incluye la formación de una fuerza internacional de estabilización compuesta por naciones árabes y otros actores aliados, cuyo objetivo es preservar la tregua y asegurar las fronteras de Gaza en colaboración con Egipto y Jordania.

Sin embargo, los interrogantes son muchos: ¿cómo y cuándo se logrará el desarme de Hamas? ¿Qué régimen gobernará Gaza después del conflicto? Y, tal vez más urgente, ¿cómo se incrementará la ayuda humanitaria sobre el terreno?

Netanyahu: el discurso de la eliminación total

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reiterado que no cesarán sus operaciones hasta eliminar los últimos bastiones de Hamas. Durante una reunión de gabinete el domingo, mencionó específicamente las zonas de Rafah y Khan Younis como enclaves aún activos. Entre tanto, nuevos cuerpos salen de los escombros.

Genocidio, crímenes de guerra y el escrutinio internacional

Israel ha rechazado las acusaciones de genocidio presentadas por una comisión investigadora de Naciones Unidas, calificándolas de infundadas. Sin embargo, la presión internacional aumenta. Diversas ONG y líderes mundiales piden transparencia en la ejecución de operaciones ofensivas y mayor protección para civiles.

Como parte del debate, es importante resaltar el uso de armamentos en zonas urbanas densamente pobladas, la destrucción de infraestructura civil y los cortes prolongados de electricidad, agua potable y suministro médico, lo que ha sido duramente criticado por organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

El rostro de la esperanza: familias que aún esperan

En medio del horror, algunos todavía tienen esperanza. Desde que inició el alto al fuego, han sido liberadas vivas varias personas, lo que alimenta la ilusión en cientos de hogares en Israel. No obstante, cada día que pasa sin noticias, sin un nombre oficialmente recuperado, sin una pizca de certeza, el dolor se amplifica.

En Gaza, miles de familias no solo han perdido seres queridos: tampoco tienen cuerpos, respuestas o justicia. Para ellas, identificar a un hijo entre cientos de cadáveres mediante fotos pixeladas es la única vía para reencontrarse, al menos simbólicamente.

¿La muerte como moneda de negociación?

Lo que antes eran intercambios de prisioneros vivos ahora son intercambios de cadáveres. La muerte ha transformado el plano diplomático y estratégico. Hamas y el Estado israelí negocian sobre restos, sobre reconocimiento, sobre legitimidad. Y en medio de este juego geopolítico, miles de personas siguen perdiéndose en la tierra yerma y arrasada de Gaza.

Una guerra sin final visible, pero con heridas irreversibles

El futuro de Gaza, las posibilidades de paz permanente y la reconfiguración del poder en la región son debates fundamentales, pero mientras los cuerpos sigan siendo el principal contenido de la tregua, el precio a pagar es demasiado alto.

Mientras tanto, las familias —tanto palestinas como israelíes— esperan. Esperan saber si su ser querido está vivo, si yace bajo los escombros, si tendrá un entierro digno. Y es precisamente este drama humano, esta espera angustiosa de certezas en el caos, lo que da rostro y alma a este conflicto de décadas.

“No se trata solo de geopolítica, estrategias o armas. Se trata de personas desaparecidas, de padres que no logran enterrar a sus hijos, de hijos que nunca sabrán cómo murieron sus madres”, concluye Ronit Lavi, activista israelí por los derechos de los familiares de rehenes.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press