El gran golpe del Louvre: las sombras tras uno de los robos más audaces de Europa

Un equipo bien organizado, joyas reales valoradas en más de 100 millones de dólares y la pregunta que aún queda sin respuesta: ¿quién está detrás del robo al museo más famoso del mundo?

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El 19 de octubre de 2025, el mundo del arte y la cultura despertó en estado de shock: el Museo del Louvre había sido violado en su seguridad más preciada. La Galería Apolo, hogar de algunas de las joyas más importantes de la corona francesa, había sido asaltada y saqueada en un operativo que recuerda más a un thriller cinematográfico que a los anales de la historia criminal. Con una ejecución que duró menos de 10 minutos, un comando se llevó piezas estimadas en más de 102 millones de dólares. A continuación, desglosamos lo que se sabe del caso hasta ahora, quiénes están involucrados y por qué este golpe podría ser apenas la punta del iceberg.

Un robo quirúrgico: cómo se llevó a cabo el asalto

La madrugada del 19 de octubre, cuatro individuos llegaron al museo en un camión elevador, simulando ser trabajadores de renovación. Esta maniobra les permitió posicionarse justo junto a uno de los accesos laterales menos vigilados del Louvre. Utilizando cortadoras radiales, accedieron a la Galería Apolo —hogar del diamante Regent y piezas únicas del siglo XVII—, realizaron los cortes a las vitrinas blindadas previamente identificadas, y en solo minutos, escaparon en dos scooters rumbo al este de París.

Según informó la fiscal de París, Laure Beccuau, fue un ataque con niveles de preparación inusuales, ejecutado por personas que conocían extremadamente bien los horarios y lapsos de vigilancia del museo. De hecho, ha trascendido que hubo fallos significativos en los sistemas de seguridad del Louvre, lo que obliga a preguntarse: ¿fallo humano o complicidad interna?

Los arrestos: perfiles de los detenidos

Diez días después del atraco, las autoridades habían arrestado a tres de los supuestos miembros del comando, y a una mujer que habría facilitado la operación. Todas las detenciones ocurrieron en el norte de París, en suburbios conocidos por ser focos de marginalidad y economía informal.

  • Sospechoso 1: Un argelino de 34 años, residente en Aubervilliers desde 2010. Fue detenido en el aeropuerto de Charles de Gaulle seis días después del robo. Tenía pasaje de ida a Argel y su ADN coincidía con el de un scooter usado en la fuga. Había trabajado como recolector de basura y repartidor.
  • Sospechoso 2: Un francés de 39 años con múltiples antecedentes por robo. Su ADN fue hallado en una de las vitrinas violentadas. También vive en Aubervilliers y operaba como taxista ilegal.
  • Sospechoso 3: Hombre de 37 años, arrestado 10 días después. Su ADN fue hallado dentro del brazo articulado del camión elevador. Su récord incluye 11 condenas anteriores, 10 por robo. Fue condenado junto al Sospechoso 2 en un caso similar en 2015.
  • Sospechosa 4: Mujer de 38 años, pareja del Sospechoso 3 y con hijos en común. Su ADN fue encontrado en una superficie del elevador, aunque podría tratarse —según la fiscal— de "transferencia indirecta." Niega toda participación.

Según Beccuau, los tres hombres dieron respuestas "minimalistas" y solo habían "admitido parcialmente" su participación. Esto ha generado dudas entre los investigadores respecto a los autores intelectuales.

¿Quién planificó el robo? El cerebro aún en las sombras

El gobierno francés y la fiscalía reconocen que la planificación técnica y logística del robo sugiere la intervención de alguien más: un autor intelectual o financista externo. Como señaló el propio ministro del Interior, Laurent Nuñez: “Estamos ahora buscando a quien haya podido ordenar este crimen: el patrón detrás del golpe.

La hipótesis principal apunta a un mercado negro internacional del arte, posiblemente con conexiones en Oriente Medio o Europa del Este. Ya en otros casos, como el del famoso robo a la Galería Nacional de Oslo en los 90, se determinó que las mafias del este europeo habían financiado distintos asaltos para luego intercambiar las obras por armas, drogas o favores financieros.

¿Qué se robaron del Louvre?

El botín del robo ha sido estimado en más de 102 millones de dólares, aunque expertos aseguran que su valor histórico —y simbólico— es incalculable. Entre las piezas sustraídas estaban:

  • La corona de María Antonieta, incrustada de diamantes raros cortados a mano.
  • Un camafeo de oro del siglo XVII perteneciente a Luis XIV.
  • Varias piezas en esmalte y rubíes de la colección de Napoleón III.

Curiosamente, no fue robado el diamante Regent, considerado una de las joyas más valiosas del Louvre. Esto ha despertado teorías de que el robo habría sido incluso advertido por alguien desde dentro, y se limitó a piezas "transportables" o ya seleccionadas de antemano por algún comprador clandestino.

Museo bajo escrutinio: fallas sistémicas en seguridad

El Louvre recibe aproximadamente 10 millones de visitantes al año y cuenta con un presupuesto de seguridad que se estima en más de 20 millones de euros anuales. Sin embargo, tras el robo, una auditoría interna reveló serias fallas en los dispositivos contra intrusiones y puntos ciegos críticos.

El informe publicado días después del asalto llevó al Ministro de Cultura a anunciar un refuerzo inmediato de las medidas de vigilancia, además de un cambio en la directiva de seguridad del museo. “No se trata solo de recuperar lo robado, se trata de restaurar la confianza en nuestra institución más emblemática”, declaró el funcionario.

Una joya que puede tumbar gobiernos

La opinión pública francesa se ha mostrado indignada, no solo por el golpe en sí, sino por la aparente impunidad de los criminales hasta el momento. Políticamente, el gobierno de Macron ha quedado severamente cuestionado en su gestión de la seguridad nacional, incluso en espacios icónicos como el Louvre. Algunos diputados han exigido que se cree una comisión investigadora parlamentaria.

En redes sociales, el caso ha generado una mezcla de furia e intriga, con miles comparando el golpe al estilo Netflix de "Lupin" o "La Casa de Papel". No son pocos los que ironizan con que bastó un disfraz de trabajador para vulnerar el sistema de seguridad de uno de los museos más vigilados del planeta.

¿Y ahora qué?

Los tres hombres y la mujer se encuentran formalmente acusados de "robo en banda organizada" y "asociación criminal". Las autoridades continúan tras la pista del cuarto implicado, aún prófugo. Sin embargo, se teme que —a menos que aparezca una pista concreta— las joyas hayan sido desmontadas, exportadas o incluso destruidas para evitar su rastreo.

París se enfrenta hoy no sólo a la pérdida material de estas joyas, sino al golpe moral de saber que aún no hay justicia ni recuperación. Por ahora, la única certeza es que el caso ha marcado un antes y un después en la narración del crimen organizado europeo, elevando el listón de lo que se creía posible ante nuestras propias narices.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press