Corea del Sur apuesta por la inteligencia artificial para liderar el futuro tecnológico
El presidente Lee Jae Myung propone triplicar el presupuesto en IA y ampliar el gasto en defensa para reducir la dependencia de Estados Unidos
El momento decisivo de Corea del Sur
En un contexto global marcado por la aceleración tecnológica y la reconfiguración de las alianzas geopolíticas, Corea del Sur da un contundente paso hacia el futuro. En un discurso clave ante la Asamblea Nacional, el presidente surcoreano Lee Jae Myung delineó una ambiciosa hoja de ruta basada en la expansión de la infraestructura de inteligencia artificial (IA), apoyada por un presupuesto sin precedentes. Esta iniciativa se alinea con la estrategia nacional para consolidarse como potencia tecnológica y reducir su dependencia en materia de defensa, particularmente respecto a Estados Unidos.
La autopista surcoreana hacia la era de la IA
“Así como el presidente Park Chung-hee construyó la autopista hacia la industrialización y el presidente Kim Dae-jung pavimentó la ruta hacia la era de la información, nosotros debemos ahora construir la autopista hacia la inteligencia artificial”, enfatizó Lee en una afirmación cargada de simbolismo histórico.
El presupuesto propuesto por el gobierno asciende a 728 billones de wones (aproximadamente 506 mil millones de dólares), con 10.1 billones de wones (6.9 mil millones de dólares) destinados exclusivamente a proyectos relacionados con la IA, lo que triplica el monto del año anterior. Este plan, según Lee, sería el primero orientado específicamente a abrir la era de la inteligencia artificial en el país.
Objetivos estratégicos: manufactura, semiconductores y más
Uno de los pilares de esta transformación digital es la automatización y digitalización de la industria surcoreana, que prioriza sectores clave como los semiconductores, la construcción naval, la robótica y el automóvil. Corea del Sur, siendo uno de los fabricantes de chips más importantes del mundo, busca consolidar esa ventaja y ampliarla a través de la IA.
En una jugada estratégica, Lee anunció un acuerdo con Nvidia para suministrar nada menos que 260,000 GPU que serán distribuidos entre el gobierno y empresas clave como Samsung, SK, Hyundai y Naver. Estas unidades son fundamentales para poder desarrollar centros de cómputo de alto rendimiento que sustentarán el ecosistema nacional de inteligencia artificial.
¿Está asegurado el suministro de chips?
Sin embargo, el entusiasmo también convive con desafíos. Aunque el CEO de Nvidia, Jensen Huang, ratificó el compromiso con Corea del Sur durante una reunión bilateral en el marco de la cumbre APEC, la declaración reciente de Donald Trump ha generado incertidumbre. El expresidente norteamericano afirmó que su país no debería compartir los chips Blackwell, los más avanzados del mercado, con otras naciones: “No entregamos ese chip a otras personas”.
Las palabras de Trump ponen en entredicho la velocidad y viabilidad de estos ambiciosos proyectos, ya que la infraestructura eléctrica y los centros de datos deben estar construidos antes de recibir los chips. Aún no hay una fecha oficial de entrega.
Una política exterior con los ojos en el comercio y la tecnología
Lee aprovechó también para destacar los logros diplomáticos recientes en la cumbre APEC, celebrada en Seúl, donde se reunió con figuras internacionales, incluido el expresidente Trump. Producto de estas gestiones, se logró acordar una reducción de aranceles para productos clave surcoreanos como automóviles y chips, elementos vitales para una economía altamente dependiente del comercio exterior.
Incremento del gasto en defensa: autonomía tecnológica y militar
En una segunda gran arista de su discurso, el presidente Lee propuso elevar el presupuesto militar a 66.3 billones de wones (unos 46 mil millones de dólares) para el próximo año, lo que representa un aumento del 8.2%. Este presupuesto apunta a modernizar los sistemas de armamento mediante el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial aplicada a la defensa.
“Es una cuestión de orgullo nacional: Corea del Sur gasta 1.4 veces más que el PIB anual de Corea del Norte en defensa, pero sigue dependiendo de otros para su seguridad”, señaló Lee, una crítica implícita a la dependencia de los paraguas de seguridad estadounidenses.
Submarinos nucleares: ¿una nueva etapa?
Durante la misma cumbre de seguridad, Lee buscó el apoyo de Estados Unidos para permitir a Corea del Sur adquirir submarinos de propulsión nuclear. Posteriormente, Trump anunció en redes sociales que su administración apoyará a Corea del Sur en este objetivo, incluso construyendo un submarino de este tipo en los astilleros de Filadelfia, propiedad de la empresa surcoreana Hanwha Group.
El movimiento geoestratégico representa un cambio radical en la autonomía militar del país asiático y podría interpretarse como un indicador de que se avecina una nueva etapa en la relación bilateral entre ambos países.
El contexto político enturbia las ambiciones tecnológicas
El discurso de Lee no fue bien recibido por todos. Los miembros del ala conservadora del parlamento boicotearon la sesión debido a una controversia legal en torno al expresidente Yoon Suk Yeol, precisamente sobre su controvertida imposición momentánea de la ley marcial en diciembre pasado.
Este conflicto interno amenaza con obstaculizar la aprobación del nuevo presupuesto, dificultando la puesta en marcha de políticas clave, entre ellas, la expansión tecnológica y armamentista. Paradójicamente, mientras que Corea del Sur se proyecta como un actor tecnológico del futuro, su convulsa política interna podría entorpecer ese avance.
Una nación entre el liderazgo tecnológico y la diplomacia militar
Corea del Sur está posicionándose como mucho más que un jugador regional: aspira a ser líder global en innovación en inteligencia artificial y autónomo en materia de defensa. Esto no solo representa un viraje estratégico nacional, sino un reordenamiento del equilibrio en el noreste asiático, obligando a China, Japón y Estados Unidos a recalibrar sus posiciones.
Con una clara visión anclada en ciencia, comercio y tecnología, Lee Jae Myung intenta establecer una narrativa similar a la de líderes del pasado, como Park y Kim. Pero el éxito dependerá no solo del capital económico o de los acuerdos internacionales, sino de la capacidad interna del país para actuar de forma unida y efectiva.
Todo indica que el camino surcoreano hacia la era de la inteligencia artificial no estará exento de obstáculos, pero si logra sortearlos, su destino de liderazgo digital parece inevitable.
