El escándalo que sacude a Israel: entre la justicia, la política y el silencio sobre el abuso

La renuncia de la jefa legal del ejército israelí destapa fracturas internas, acusa encubrimientos y reabre el debate sobre los límites del poder militar

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Un escándalo con rostro y nombre: Yifat Tomer-Yerushalmi

La renuncia abrupta y la posterior desaparición de la hasta hace poco jefa legal del ejército israelí, la Mayor General Yifat Tomer-Yerushalmi, han desatado una tormenta política, judicial y mediática en Israel. Lo que empezó como un intento por exponer una verdad dolorosa —la existencia de un video que muestra a soldados israelíes abusando sexualmente de un prisionero palestino— terminó convirtiéndose en un escándalo nacional que involucra filtraciones, persecución política, intentos de encubrimiento y una peligrosa polarización social.

El video que lo cambió todo

En julio de 2024 se reportó un grave caso de abuso en la prisión militar de Sde Teiman. Soldados israelíes estaban siendo investigados por agredir sexualmente y sodomizar con un cuchillo a un prisionero palestino. El video, captado por cámaras de vigilancia, fue ocultado durante meses. Tomer-Yerushalmi, en su cargo como asesora legal militar, aprobó su filtración a medios con el propósito declarado de asegurar que se tomaran en serio las denuncias.

Según su carta de renuncia, “el creciente peligro que supone la idea de que las fuerzas armadas están siendo perseguidas por investigar sus propias acciones, me llevó a mostrar la evidencia del abuso”. Sin embargo, la decisión despertó la furia de los sectores más radicales del gobierno.

Una desaparición rodeada de sospechas

El escándalo escaló cuando Tomer-Yerushalmi desapareció brevemente. Su auto fue encontrado cerca de una playa en Tel Aviv junto a una nota críptica dirigida a su familia. Esto generó un operativo de búsqueda intensa con drones militares y generó especulaciones de un intento de suicidio. Horas más tarde fue hallada con vida, pero sin uno de sus teléfonos, lo que provocó nuevas acusaciones.

La derecha política la acusó de orquestar una falsa desaparición para destruir evidencia. “Podemos reanudar el linchamiento”, dijo con burla el comentarista de televisión de derecha Yinon Magal. El incidente refleja el clima de división social extremo que atraviesa el país.

Implicaciones legales: ¿infractora o protectora de la ley?

Tomer-Yerushalmi se encuentra detenida bajo sospechas de fraude, abuso de confianza y obstrucción a la justicia. En paralelo, también ha sido arrestado el exfiscal militar Matan Solomesh, acusado de tener vínculos con la filtración. Actualmente, ambas investigaciones están en desarrollo y ponen bajo tela de juicio la independencia del aparato judicial militar en Israel.

Pero muchos expertos consideran que la reacción contra Tomer-Yerushalmi no es proporcional al daño real causado, y más bien revela un intento de desviar la atención del contenido escandaloso del video filtrado.

El caso Sde Teiman: una herida abierta

La prisión de Sde Teiman ha estado en el centro de múltiples denuncias sobre abusos desde hace años. Sin embargo, este caso ha sido descrito por personal médico como uno de los más brutales:

  • El prisionero palestino sufrió trauma abdominal y torácico severo.
  • Tuvo fracturas de costillas y una perforación rectal que requirió cirugía.
  • Fue devuelto a la prisión días después, a pesar de su estado.

El médico que atendió el caso, bajo anonimato por temor a represalias, declaró: “Jamás había visto un caso de tortura en esas condiciones físicas. Es inhumano.”

La politización de la justicia militar

Yohanan Plesner, presidente del Israel Democracy Institute, ha señalado que el caso muestra un deterioro alarmante en el tejido institucional del país. Separó el caso en tres niveles interconectados:

  1. ¿Hubo tortura por parte de soldados contra detenidos?
  2. ¿Interfirieron civiles y políticos en la investigación, incluso entrando a la base militar?
  3. ¿Cometió delitos la asesora legal militar para proteger o exponer esta información?

Cada una de estas preguntas representa un desafío para el sistema democrático israelí, pero hasta ahora, la respuesta institucional ha sido la sobreexposición de Tomer-Yerushalmi y no de los soldados implicados ni de sus posibles encubridores.

Netanyahu y sus leales: una purga silenciosa

Desde octubre de 2023, tras el ataque de Hamas que dio inicio a la guerra, las instituciones israelíes han entrado en un proceso de reconfiguración. Muchos miembros de alto rango en seguridad han sido reemplazados por figuras afines al primer ministro Benjamín Netanyahu y su coalición de ultraderecha.

El caso de Tomer-Yerushalmi se suma a esta tendencia. Su salida no es sólo profesional; es simbólica. Representa el silenciamiento de voces que defienden principios constitucionales frente a la presión política. “La independencia judicial está bajo ataque”, afirman analistas del Times of Israel.

El contexto internacional: ¿una estrategia de distracción?

Durante el mismo periodo del escándalo, otros hechos importantes pasaban casi desapercibidos:

  • Un intercambio de prisioneros donde el palestino abusado fue devuelto a Gaza.
  • La conmemoración del 30 aniversario del asesinato de Yitzhak Rabin, un símbolo de división interna.
  • Crecientes informes sobre protestas contra la politización del sistema judicial.

Es inevitable preguntarse si todo el enfoque sobre la figura de Tomer-Yerushalmi ha servido para desviar la atención pública sobre abusos concretos, fisuras democráticas y una profunda insatisfacción con el estado actual del gobierno.

¿Qué futuro le espera a la democracia israelí?

En palabras de Plesner: “Hay una forma de debatir nuestras diferencias en una sociedad democrática. Pero cuando la polarización personaliza todos los debates, como ocurrió aquí, se convierte en violencia institucional.”

El caso no está cerrado, ni legalmente ni moralmente. Mientras Israel atraviesa una guerra, reconfigura sus instituciones y enfrenta escándalos como este, su ciudadanía queda atrapada entre el deber de exigir justicia y el miedo a represalias, incluso de su propio gobierno.

Yifat Tomer-Yerushalmi se convirtió —por decisión propia o por culpa del sistema— en el rostro de esa lucha. Y su historia apenas comienza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press