La caída de Carlos Mazón: cuando el desastre natural se convierte en crisis política

El líder de la Comunidad Valenciana dimite tras una tormenta de críticas por su gestión negligente de las trágicas inundaciones de 2024

La renuncia de Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, ha sacudido el panorama político español. Su dimisión, anunciada el lunes, representa no solo la culminación de una crisis política prolongada, sino también un reflejo del impacto devastador que un desastre natural mal gestionado puede tener en la gobernabilidad regional de un país ya fragmentado políticamente como España.

Las inundaciones de 2024: una tragedia sin precedentes

El 29 de octubre de 2024, lluvias torrenciales azotaron la Comunidad Valenciana provocando una de las inundaciones más mortales de Europa en las últimas décadas. En pocas horas, 229 personas perdieron la vida, miles de viviendas fueron destruidas y los daños materiales ascendieron a más de 4.500 millones de euros, según fuentes del Ministerio del Interior.

Suburbios completos de Valencia capital y ciudades como Torrent, Xàtiva y Alzira quedaron bajo el agua. Vecinos reportaron que el agua subió más de un metro en quince minutos, arrasando con coches, negocios y vidas.

La mala gestión: alertas tardías, ausencias y excusas

La gestión de la crisis por parte del gobierno de Mazón fue tildada desde el primer día como ineficiente, tardía e insensible. Durante las horas críticas del 29 de octubre, mientras los equipos de emergencia se encontraban reunidos montando un centro de crisis, el presidente regional se hallaba comiendo en un restaurante con un periodista de un medio afín. Esa comida se ha convertido en símbolo del despilfarro y la desconexión política con las necesidades ciudadanas en momentos de emergencia.

La alerta de emergencia enviada a móviles de los ciudadanos fue emitida horas después de que ya se produjera la crecida del río Turia y sus afluentes. Para entonces, el agua ya había cubierto autopistas como la V-30 y arrastrado a decenas de vehículos con personas dentro.

Una dimisión anunciada

Aunque las críticas llegaron de todos los frentes —oposición, prensa, asociaciones de víctimas e incluso desde sectores de su propio partido, el Partido Popular (PP)—, Mazón resistió un año completo en el cargo. Lo hizo echando balones fuera y culpando al gobierno central, incluso cuando las competencias de protección civil están claramente transferidas a las comunidades autónomas en el marco autonómico español.

Finalmente, bajo una creciente presión social —que estalló en forma de protestas masivas en las calles de Valencia antes y después del aniversario del desastre—, el dirigente anunció su renuncia diciendo:

“Sé que cometí errores. Los reconozco, y viviré con ellos el resto de mi vida. Me he disculpado y vuelvo a hacerlo hoy”.

La política de la catástrofe: ¿por qué falló el sistema?

Lo ocurrido en Valencia no es únicamente responsabilidad de un dirigente. Esta tragedia expone fallos sistémicos en los mecanismos de prevención, coordinación y respuesta ante desastres naturales en España. A pesar de contar con herramientas tecnológicas, alertas meteorológicas avanzadas y una cadena de mando clara, se falló estrepitosamente en la gestión.

Según un informe elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia, el 67% de los sistemas de alerta física situados en la cuenca del río Júcar estaban inactivos o mal calibrados al momento del desastre. Además, estudios independientes mostraron deficiencias en planes de emergencia locales y escaso entrenamiento en simulacros coordinados.

Reacción ciudadana: entre la indignación y la organización

La indignación ciudadana fue inmediata. Familias de las víctimas y sobrevivientes se organizaron bajo la plataforma "Ni una víctima más", que lideró protestas, denuncias judiciales y visualizaciones públicas del dolor colectivo.

  • Más de 55.000 personas marcharon el 26 de octubre en Valencia, exigiendo justicia y dimisiones.
  • La plataforma presentó una denuncia ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana contra Mazón y tres consejeros por “omisión del deber de socorro”.
  • Redes sociales amplificaron vídeos de ciudadanos atrapados en azoteas clamando ayuda en directo mientras las autoridades permanecían en silencio.

Un legado de cicatrices políticas

La dimisión de Carlos Mazón podría tener efectos de largo alcance. El PP regional ha quedado, en palabras del analista político Joan Navarro, "en estado de coma electoral". Se estima que en las últimas encuestas publicadas por el CIS valenciano, el reparto de escaños dejaría al bloque progresista con una clara mayoría.

Por otro lado, la imagen del PP a nivel nacional también podría verse erosionada, especialmente al entrar en un ciclo de campañas municipales en 2026. La izquierda ha capitalizado la gestión fallida de Mazón como ejemplo de los peligros de una gobernanza ineficiente centrada en la propaganda.

¿Y ahora qué?: la incógnita del ‘día después’

En su comparecencia, Mazón no dejó claro si abandonará su escaño en las Cortes Valencianas ni si propondrá a un sucesor interino. Tampoco convocó elecciones anticipadas, algo que muchos partidos, como Compromís o PSPV-PSOE, han exigido para “dar voz real a la ciudadanía en un momento crítico”.

Aún más grave, la asignación de fondos de recuperación posdesastre continúa paralizada. Apenas un tercio de las ayudas prometidas por el gobierno regional han sido desembolsadas y muchas familias siguen sin hogar estable ni acceso a servicios básicos.

En palabras del sociólogo Ignasi Gomà, “estamos ante una oportunidad para repensar profundamente no solo la gestión de riesgos, sino la forma en que la clase política rinde cuentas ante eventos que no pueden controlar, pero sí prever y mitigar”.

Las consecuencias humanas de un error político

Más allá de la política hay familias. Como la de María López, quien perdió a su madre en el barrio de Benicalap:

“Mi madre quedó atrapada en el sótano. Llamamos al 112 una y otra vez. Nos dijeron que esperaban la orden del presidente para desplegar refuerzos. Esa orden nunca llegó. Mi madre murió esperando esa llamada”.

Historias como la de María se repiten por cientos. Mazón ha dimitido, pero ¿quién asumirá la responsabilidad futura de reconstruir no solo infraestructuras, sino la confianza colectiva?

Uno de los lemas más repetidos en las protestas fue: “En la tragedia, te vimos. En el poder, no te vimos más”. Una frase que sintetiza el sentimiento de abandono que cundió entre los afectados.

La dimisión del presidente valenciano no es solo un cierre de ciclo, sino el inicio de una necesaria autocrítica institucional y de una revisión profunda en la protección frente a catástrofes naturales en un mundo marcado por el cambio climático.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press