La jubilación más tierna del reino animal: Lambert y la isla geriátrica de los pingüinos

El Acuario de Nueva Inglaterra lidera una revolución en el cuidado de animales mayores con una innovadora isla especializada para pingüinos ancianos

Lambert, un pingüino africano de 33 años que ha perdido un ojo y sufre glaucoma en el otro, ha cambiado el curso de cómo los acuarios del mundo piensan en el envejecimiento animal. Tras haber pasado toda su vida en el Acuario de Nueva Inglaterra en Boston, este entrañable ave marina se ha convertido en la inspiración detrás de una iniciativa única: una isla especialmente diseñada para pingüinos ancianos.

¿Por qué una isla geriátrica?

La idea comenzó como una broma. “¿Y si construimos una residencia para pingüinos mayores?”, recuerda Eric Fox, curador asociado de pingüinos del acuario. Pero la realidad es que Lambert y sus compañeros de edad avanzada lo necesitaban con urgencia.

Los pingüinos africanos en cautiverio pueden vivir más del doble del tiempo que sus pares en libertad, gracias al acceso constante a atención médica, alimentación de calidad y un ambiente sin depredadores. Mientras que en la naturaleza suelen vivir entre 10 y 15 años debido a amenazas como contaminación, sobrepesca y depredación, Lambert y otros en el acuario han superado los 30 años—uno de ellos incluso alcanzó los 40.

Un oasis adaptado a sus necesidades

La isla geriátrica se sitúa a la vista del público pero separada del hábitat principal. Aquí, los siete pingüinos mayores del acuario viven lejos de la competencia feroz con los más jóvenes. La topografía es más plana, hay caminos con alfombrado antideslizante y plataformas a nivel del agua para facilitar su acceso.

“Lambert nada más que antes, está más activo y pasa más tiempo con su pareja”, señala Mia Luzietti, entrenadora principal de pingüinos. “Ha mejorado notablemente desde que fue trasladado”.

Una nueva visión del cuidado animal

El caso de Lambert revela una cuestión más amplia que están empezando a enfrentar zoológicos y acuarios a nivel global: ¿cómo cuidar animales que ahora viven más tiempo gracias a los avances en bienestar animal?

Los cuidadores han implementado rutinas especiales para los pingüinos geriátricos, incluyendo controles veterinarios frecuentes, suplementos para la salud ósea y ocular, medicamentos contra el dolor y observación constante vía cámaras. El acuario ha instalado cámaras adicionales alrededor de la isla para monitorear comportamientos sutiles como cojera, pérdida de apetito o menor actividad, posibles signos de dolencias más graves.

Medicina personalizada… para pingüinos

Como seres humanos, los pingüinos mayores también enfrentan enfermedades relacionadas con el paso del tiempo: artritis, pérdida de visión, movilidad reducida. Por eso, los tratamientos se han adaptado para ellos. Lambert, por ejemplo, recibe gotas oftálmicas diarias administradas por su entrenadora, quien incluso lo carga en su regazo para garantizar que esté cómodo mientras lo cuidan.

“Es importante que, al aprender cuánto pueden vivir estos animales en entornos adecuados, nosotros también evolucionemos”, afirma Luzietti.

¿Qué hace tan especial a Lambert?

Este pingüino tiene una historia tan carismática como inspiradora. Con su singular carisma, ha enamorado a generaciones de visitantes del acuario. Aunque perdió un ojo por infecciones y el otro está parcialmente afectado por glaucoma, sigue exhibiendo un fuerte vínculo con su pareja, Dyer III. Juntos, se acicalan mutuamente y se comunican con llamados que recuerdan los rebuznos de un burro.

Lambert es también símbolo de longevidad. Su vida contrasta profundamente con la suerte de sus congéneres en la naturaleza. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga a los pingüinos africanos como especie en peligro crítico, tras sufrir una reducción de población del 60% en tan solo 30 años. Su esperanza de vida en el entorno salvaje rara vez supera los 15 años.

Una atracción educativa y emocional

Más allá del beneficio para los animales, la isla geriátrica se ha convertido en un poderoso recurso educativo. Turistas como Terri Blessman, de 69 años, pueden conectar de inmediato con el mensaje. “Todos los ancianos necesitamos cuidados especiales”, comentó tras observar a Lambert recibiendo su tratamiento diario.

Para muchos visitantes, ver a un pingüino anciano sobrellevar sus limitaciones con una estructura de apoyo entrega una poderosa lección de empatía. Ayuda también a crear conciencia sobre los desafíos a los que se enfrentan las especies en peligro debido a la actividad humana.

Una tendencia en expansión

El éxito del programa geriátrico en el Acuario de Nueva Inglaterra ha captado la atención de otros centros alrededor del mundo. Proyectos similares están siendo evaluados en instituciones zoológicas en Europa, Asia y Sudamérica.

No se trata solamente de construir espacios más seguros, sino de crear ecosistemas que les permitan prosperar emocional, física y socialmente en sus últimos años. Esto incluye diseñar enriquecimientos específicos: rocas más suaves, recorridos accesibles, estaciones de calor para aliviar el dolor crónico y momentos de estimulación con sus cuidadores.

Reflexión sobre el envejecimiento en la vida animal

La historia de Lambert también ofrece una oportunidad de introspección sobre cómo las sociedades humanas tratan la vejez. Enfrentar las limitaciones del cuerpo con dignidad, proporcionar ambientes accesibles y fomentar la conexión social son pilares tanto en el bienestar animal como humano.

En ese sentido, la pequeña isla de Lambert se convierte en un microcosmos de compasión intergeneracional. Para los entrenadores, el ver el brillo en los ojos de un pingüino ya anciano al recibir atención, muestra que el enfoque centrado en el individuo—más allá de la especie—está dando frutos.

¿El futuro de los geriátricos animales?

La idea va más allá de pingüinos. Elefantes, orangutanes, tortugas gigantes e incluso peces koi de larga vida están empezando a mostrar necesidades similares de cuidado especializado. Se están rediseñando hábitats enteros en zoológicos con rampas, suelos blandos, y ambientes multisensoriales para promover la salud cognitiva y física de los individuos de edad avanzada.

La tendencia sugiere que estamos en las primeras etapas de una “gerontología animal aplicada”, una disciplina que podría transformar las prácticas de conservación y exhibición en todo el mundo.

Lambert: símbolo de una nueva ética

Al final, Lambert no es solo un adorable pingüino que nada con elegancia a pesar de su edad. Es un embajador de una ética renovada de respeto, adaptación y gratitud hacia los seres vivos que comparten nuestro planeta. Y su isla, aunque pequeña, puede marcar un gran cambio en la forma en que cuidamos a nuestras criaturas más viejas.

“El paso del tiempo no tiene por qué ser la antesala del deterioro total”, concluye su cuidadora. “Con atención, ciencia y cariño, incluso un pingüino ciego puede seguir explorando las aguas con curiosidad.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press